En esta selección de cuentos infantiles de María José Martínez Garrote, maestra de Primaria, las islas y las aventuras que se pueden vivir en ellas son los principales protagonistas.
Cuando pensamos en una isla nos vienen a la mente imágenes de lugares paradisíacos en los que poder disfrutar de calma y sosiego.También las asociamos a la aventura y el reto, unos ingredientes que atraen en mayor medida a los jóvenes lectores. Y es que, a veces, las islas están pobladas por seres sobrenaturales o monstruos horripilantes que ponen a prueba la intrepidez de los más osados; o bien se descubre que sus habitantes son diminutos, como los que encontró Gulliver en Lilliput. En otros casos, la isla es el cuartel general de piratas que no desean ser molestados ya que se afanan por encontrar un inmenso tesoro, como John Silver y sus secuaces.
Los siguientes cuentos infantiles resultan ideales para vivir todo tipo de desafíos en una isla remota. Los lectores necesitarán determinación y reflexión para ponerse en la piel de los protagonistas y valorar si las decisiones que los personajes toman son las más acertadas o plantearse qué habrían hecho ellos en su lugar.
Índice de contenidos
El narrador de esta historia navegaba tranquilamente en su barca cuando, de repente, apareció ante sus ojos una isla muy vistosa. Intrigado y fascinado, sintió la necesidad de acercarse para investigar. Al poner un pie en tierra firme, inmediatamente cayó bajo el hechizo de aquella cautivadora isla, la más fantástica e impresionante del mundo. Cuando se adentra en ella va explorando con detalle, a modo de naturalista y cartógrafo, las singularidades de una isla que resulta tener forma de perro. Además, describe y recoge sus hallazgos tras conocer la fauna, la flora, los paisajes de ensueño, las gentes enigmáticas y las criaturas fantásticas que habitan aquel inusual lugar que el narrador asegura que nadie ha visto antes.
En su recorrido encuentra múltiples maravillas: árboles enladrillados, de nudos, trenzados, chocolateados; palmeras con forma de paraguas; mariposas con rostros; tortugas volcánicas; aves zancudas con botas… ¡Incluso una montaña de historias compuesta por piedras en forma de miles de libros!
Una niña y su padre, que es un caballero, viven en una isla. El hombre, ante la noticia de que una giganta tiene atemorizada a la población porque convierte en piedra a todo aquel que la mira, parte de allí para impedir que la giganta siga con su plan. Como pasan los días y la pequeña no recibe ninguna noticia de su padre, decide ir a rescatarlo. Atraviesa a nado aguas negras, llega a un país desconocido, recorre un sendero y se adentra en un bosque oscuro donde, finalmente, encuentra cobijo en la casa de una vieja costurera de paraguas. La viejecita le proporciona un instrumento decisivo para que la niña lleve a cabo su misión. Pero… ¿será la pequeña capaz de derrotar a la terrible ogra y acabar con su petrificante hechizo?
Este cómic sin palabras está protagonizado por el náufrago Robinsón, que se encuentra aburrido en una isla remota. Está cansado de comer cocos durante años. Además, le acecha y vigila constantemente un tiburón blanco tan hambriento como él. Una mañana aparece en la orilla un croissant delicadamente empaquetado. Su emoción es tan grande que piensa que es una oportunidad única para romper su rutinaria alimentación. Pero rápidamente se abalanza Viernes, el otro habitante de la isla, dispuesto a conseguir también el preciado manjar. ¿Quién se quedará con el croissant? ¿Vencerán la soledad, la codicia y el rencor o brillará el compañerismo, la generosidad y la fraternidad?
Los habitantes de la Isla encuentran a un hombre en la playa. Lo miran fijamente y se sorprenden al comprobar que no es como ellos. Arrastrados por el miedo a lo desconocido, no quieren tener ningún tipo de convivencia con el recién llegado. Lo llevan a un extremo deshabitado de la Isla y lo encierran en un establo de cabras. Una mañana el hombre se presenta en la zona habitada porque lleva días sin comer por lo que le dan algunos restos de comida y lo vuelven a encerrar en el establo. El miedo se extiende entre los habitantes y deciden que aquel extranjero tiene que irse de allí. Lo suben a una balsa y lo empujan hacia las olas. Para mayor seguridad, construyen una elevada muralla alrededor de toda la Isla con torres de vigilancia, una gran fortaleza para que nadie más les encuentre. ¿Conseguirán aislarse así del mundo o será inevitable que sigan llegando personas a sus playas?
Un abuelo vive en una casa que se encuentra en una ciudad donde el mar crece cada vez más. Así, el hombre y el resto de habitantes han ido construyendo nuevos pisos encima de sus casas a medida que el agua ha ido subiendo de nivel, por lo que se han ido convirtiendo en pequeñas islas. No obstante, algunos vecinos han comenzado una nueva vida en otro lado tras quedar sus casas sepultadas bajo el mar, pero el abuelo se niega a abandonar lo que siempre ha sido su hogar. Un día, mientras está construyendo un nuevo piso, el martillo y la sierra caen al mar así que tiene que ir a buscarlos. Se pone su traje de buzo y se sumerge tres casas-cubos más abajo. Los recuerdos comienzan a emerger en su mente ya que allí era la casa donde había vivido con su esposa. Una casa-cubo más abajo, recuerda las celebraciones en familia y con vecinos, la boda de su hija... Otra casa-cubo más abajo, rememora cómo empezaron a vivir juntos, los nacimientos de sus hijos... Sin duda, su presente se sustenta sobre los cimientos de un pasado muy feliz.
El ratón Abel y su esposa, Amanda, disfrutan de un romántico picnic en plena naturaleza para celebrar su primer aniversario de boda. Sin embargo, la felicidad les dura poco cuando una tormenta huracanada arrastra a Abel a una isla desierta y remota. Allí tendrá que aprender a sobrevivir con sus propios recursos. Pero… ¿Cómo? Precisamente Abel, descendiente de una familia antigua y noble; que vivía en una casa acomodada, rodeado de libros, cuadros y objetos de lujo; que vestía con ropa fina y delicada; que se sentaba en su confortable butaca observando cómo trabajaban los demás; que aún no había encontrado vocación alguna a la que dedicarse profesionalmente. No le queda más remedio que poner su ingenio en marcha para construir balsas, tejer hierbas para hacer cuerdas, trepar a los árboles, buscar comida y hacer frente a todo tipo de depredadores. ¿La estancia en la isla le hará descubrir los secretos maravillosos de aquel lugar y también de la vida?
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