“Colocar el teatro como extraescolar ahonda en la idea de que las artes no son tan importantes como otras disciplinas”

El mundo de la cultura demandaba desde hacía años una ley que equiparara las enseñanzas artísticas al resto de las materias. El director de la RESAD, Pablo Iglesias, espera que con la reciente aprobación de la Ley de Enseñanzas Artísticas se coloque esta disciplina en el lugar que le corresponde.
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Pablo Iglesias Simón

El pasado mes de mayo el Congreso de los Diputados aprobó, de manera definitiva, la Ley de Enseñanzas Artísticas; una norma que la comunidad educativa llevaba años exigiendo. Con ella, se homologan las enseñanzas artísticas superiores al Espacio Europeo de la Educación Superior, lo que significa que se equiparan a las carreras universitarias. A su vez, las enseñanzas artísticas profesionales se sitúan al mismo nivel que el nuevo sistema de Formación Profesional. Gracias a esto, se introduce la modalidad dual por lo que podrán realizar parte de su formación como prácticas en empresas e instituciones y cotizarán a la Seguridad Social. Además, los estudiantes tendrán mayor facilidad para realizar parte de sus estudios en otro país europeo si así lo desean. Hemos analizado lo que supone esta ley junto a Pablo Iglesias Simón, director de la Real Escuela Superior de Arte Dramático y presidente de la Asociación Española de Centros Superiores de Enseñanzas Artísticas. 

Pregunta: El Congreso acaba de aprobar por mayoría la nueva Ley de Enseñanzas Artísticas Superiores. ¿Cómo valora el entorno cultural los cambios que traerá consigo? 

Respuesta: Veníamos demandándola desde hace muchísimo tiempo y su aprobación supone una nueva etapa para las enseñanzas artísticas regladas en nuestro país, que tienen 194 años de historia. Esperamos que sirva para colocarlas en el lugar que les corresponde en nuestro sistema educativo, e incorporar otras nuevas disciplinas como el audiovisual, los videojuegos, el circo o la escritura creativa… 

También para que los estudiantes asuman el protagonismo que deben tener, para potenciar la autonomía de los centros y su capacidad para ofrecer titulaciones oficiales que respondan a los retos de la sociedad actual…. Por otro lado, ayudará a establecer aún más lazos con el ámbito universitario y a articular doctorados propios de nuestras disciplinas, así como a facilitar y reconocer la labor de nuestro profesorado y que pueda desarrollar, además de la docente, una carrera investigadora y artística fértil… 

P: Con respecto a la aprobación de esta ley, ¿crees que con ella en algunos círculos del ámbito académico se dejará de considerar la enseñanza artística como una formación de ‘segunda’?

R: Creo que hoy en día está más que superada esta división clasista entre las ciencias y las letras, que consideraba a estas últimas unas enseñanzas de segunda y a las artes en un escalafón todavía menor. Por ese prejuicio, cuando yo estaba en el colegio, como era muy buen estudiante, me orientaron hacia las ciencias puras aunque estaba claro que no era mi vocación, como descubrí posteriormente cuando me enteré de que existía la RESAD. Dejé la Ingeniería Superior de Telecomunicaciones y me presenté a sus pruebas de ingreso para estudiar Dirección de Escena. En el caso de la práctica artística, además, esta no se puede entender sin su componente tecnológico ni su sustrato humanístico.

P: Normalmente en los niveles educativos obligatorios la enseñanza artística se centra únicamente en asignaturas como Música y Plástica. ¿Cree que este tipo de formación debería tener más peso en los currículos escolares? 

R: Creo que se deberían incluir en el currículo de la enseñanza obligatoria otras disciplinas artísticas, ya que cada una nos sirve para crecer y formarnos en diferentes terrenos. Además de Música y Plástica, que es estupendo que estén, debería haber en la enseñanza obligatoria asignaturas de teatro, fundamentales para practicar dinámicas de trabajo en equipo, incrementar la creatividad desde diferentes perspectivas, fortalecer los vínculos y las herramientas de socialización, desarrollar la capacidad para expresarse en público o entender el uso y el sentido de los espacios que transitamos. O asignaturas de danza, imprescindibles para el autoconocimiento del cuerpo y para favorecer la expresividad corporal. También resultaría interesante incluir más opciones de audiovisual para brindar herramientas para poder analizarlo críticamente y poder desenvolverse en ese medio tan presente en la actualidad. Y, por supuesto, de escritura creativa, que es quizás el mejor territorio para descubrir la infinidad de posibilidades que encierra el uso de nuestro lenguaje.

Enseñanzas Artísticas

P: Los expertos en neurociencia afirman que el arte en sus múltiples variantes potencia la plasticidad cerebral. ¿Debería introducirse de manera transversal en el ámbito educativo? 

R: Las disciplinas artísticas fomentan, además de la creatividad, otras herramientas que son fundamentales para formarnos como personas en sociedad: la imaginación, la colaboración y el trabajo en equipo, la confianza en uno mismo, la expresión oral, corporal, gráfica o escrita, la empatía y la inteligencia emocional, la capacidad analítica y de crítica y un largo etcétera. Si hemos llegado tan lejos como especie creo que se debe a nuestra capacidad para imaginar y a nuestro talento para cooperar, no en la competitividad, y creo que las artes nos pueden ayudar mucho en este sentido.

P: El teatro suele asociarse con una actividad extraescolar. ¿Cómo podría introducirse en horario lectivo? 

R: Es esencial que en la enseñanza saquemos a las artes del terreno de lo extraordinario, del tiempo externo y posterior al colegio, y las incorporemos a la normalidad, al tiempo lectivo curricular. Las experiencias culturales y artísticas empapan completamente nuestra vida cotidiana y la enseñanza obligatoria no debería excluirlas. Colocar a disciplinas como el teatro en el terreno de lo extraescolar ahonda en esta idea de que las artes no son tan importantes como otras disciplinas, como las Matemáticas o la Lengua. Además, hace que el acceso a la cultura y al arte, tanto a su conocimiento como a su práctica, sea más fácil para aquellas personas que puedan permitirse pagar o dedicarle tiempo a esas clases extraescolares. La cultura y el arte no debería ser algo exclusivo y excluyente que solo puedan disfrutar o ejercitar aquellas personas que puedan permitírselo económicamente. Incluir las diferentes artes en la enseñanza obligatoria, por tanto, no sólo tiene un efecto crucial en que los jóvenes desarrollen capacidades imprescindibles, como las que señalaba en la anterior pregunta, sino que también tiene que ver con cómo democratizamos el acceso a determinadas destrezas y fomentamos la igualdad en nuestra sociedad.

P: ¿Cree que en un futuro la educación artística tendrá el valor que merece? 

R: Estoy seguro que sí. La Ley tiene un enorme valor no sólo para poner en orden las enseñanzas artísticas sino sobre todo para colocarnos en igualdad de condiciones con otros estudios del mismo nivel académico. Está diciendo a nuestra sociedad que las enseñanzas artísticas son iguales al resto. Ni más ni menos. Las artísticas han sido recluidas durante mucho tiempo en el ‘cajón de sastre’ de las enseñanzas de régimen especial y creo que la mejor noticia que podemos tener es que se incorporen a las enseñanzas, digamos, ‘normales’. Vivimos afortunadamente en una sociedad donde se ha ensanchado el concepto de normalidad y, lejos de ser excluyente y uniformizador, ahora se construye en base a realidades muy ricas y diversas. Creo que, en este sentido, la formación artística, si la colocamos en el lugar que le corresponde junto con el resto de la formación reglada oficial, puede ayudarnos mucho a ser una sociedad mejor y más plural.

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