Se acercan las vacaciones estivales y con ellas regresa la misma pregunta año tras año: deberes en verano, ¿sí o no? Como en prácticamente cualquier debate, no hay una respuesta única. Mientras que algunos argumentan que los deberes ayudan a mantener el cerebro activo y reforzar lo aprendido, otros destacan la importancia del descanso y del tiempo libre. Y es que los niños y niñas, al igual que los adultos, se merecen y necesitan un periodo de descanso después de un año escolar exigente: el estrés de los deberes puede afectar negativamente tanto a su tiempo libre como a su desarrollo y relaciones sociales con otros menores.

Además, ¿os imagináis que nos dijeran que nos llevemos trabajo en vacaciones porque de no hacerlo a la vuelta se nos habrá olvidado hacerlo o nos costará más volver a la rutina? Nadie vería esto normal ni nos gustaría que nos impusieran esa obligación en nuestros días de descanso; con los menores pasa lo mismo, necesitan parar, desconectar, olvidarse de las obligaciones, divertirse y disfrutar. 

Deberes en verano sí o no

Ideas para un verano sin deberes… pero con propósito

Existen muchas opciones para que gestionen su tiempo de relax y a la vez continúen fomentando su aprendizaje sin tener que recurrir a los deberes tradicionales. Por un lado, se encuentran las alternativas al aprendizaje formal, como las actividades al aire libre, los proyectos creativos y las experiencias sociales, que pueden ser igualmente enriquecedoras: campamentos, escuelas de verano, excursiones, clubes de lectura, voluntariado y talleres y cursos (manualidades, robótica, arte, teatro, música, natación…). Esta oferta es amplia y no solo aprenden a través de sus intereses, sino que además disfrutan con lo que realizan.

Por otro lado, el día a día se encuentra lleno de maravillosos momentos de aprendizaje que facilitan conectar con sus motivaciones, gustos o preferencias, llamando su atención. Algunas de estas propuestas son las siguientes:

  • Explorar la naturaleza. Realizar actividades de jardinería, cultivar una planta, visitar un huerto…
  • Realizar experimentos científicos sencillos 
  • Hacer la compra y cocinar una receta en familia 
  • Responsabilizarse de las tareas domésticas 
  • Crear un álbum de fotos donde desarrollen una especie de historia a través de la escritura creativa   
  • Investigar sobre algo que les haya llamado la atención como, por ejemplo, las conchas de la playa o el sonido de los grillos por las noches. 
  • Enviar una postal a un amigo o un familiar desde el lugar de vacaciones
  • Observar el amanecer, una puesta de sol, las estrellas por la noche… dando respuesta a posibles curiosidades sobre el espacio.
  • Disfrazarse en familia e inventar una sencilla obra de teatro o un cuento. 
  • Juegos de mesa. Los hay para todas las edades y permiten trabajar la memoria, la atención o el control inhibitorio, la agilidad mental, la cooperación y el trabajo en equipo, la expresión verbal, el creatividad o el razonamiento, junto a la tolerancia a la frustración, la toma de decisiones y la velocidad de procesamiento.
  • Realizar actividades al aire libre. Las actividades al aire libre poseen grandes beneficios para el desarrollo cognitivo, personal, emocional y social de los niños, facilitando la integración de los aprendizajes motores e intelectuales de forma coherente en su manera de actuar. Algunos ejemplos de estas actividades son los deportes como montar en bicicleta, hacer senderismo (incluso rutas nocturnas), practicar natación…; juegos de escape, gymkhanas, búsqueda del tesoro; y juegos tradicionales. 
  • Asociar la lectura a actividades divertidas. Después de que lean un libro sobre una temática que les interese, se les puede proponer una actividad relacionada. Por ejemplo, si han leído un libro sobre animales, se puede organizar una visita para que los vean en persona.
Deberes en verano sí o no

Momentos para el aburrimiento 

No nos olvidemos de dejar espacios vacíos donde decidan qué hacer, a qué jugar y cómo usar parte de su tiempo libre. Si hay momentos de aburrimiento, puede ser una herramienta poderosa para el aprendizaje y el desarrollo. Cuando nos aburrimos, nuestro cerebro busca nuevas formas de estimulación, lo que lleva a la exploración, la creatividad y la resolución de problemas.