El trabajo cooperativo es una de las herramientas educativas en auge en nuestras aulas por diversas razones: es apto para cualquier área o materia, resulta útil para los distintos niveles educativos (desde Infantil a estudios superiores) y es adecuado para todos los alumnos. Así, permite trabajar con los que presentan mayores cualidades o capacidades y con los que tienen necesidades educativas especiales o, simplemente, un ritmo de aprendizaje más lento en comparación con el resto de la clase.

Esto, sumado a que fomenta que los estudiantes aprendan los unos de los otros haciendo valer sus puntos fuertes y colaborando para obtener un resultado final óptimo, nos convenció para comenzar un proyecto durante este curso. Esta experiencia tiene un enfoque multinivel en el que se llevaron a cabo distintos talleres, para el alumnado de 4 y de 5 años del centro.

Creación del proyecto de trabajo cooperativo

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Trabajo Cooperativo Para Educar En Infantil

El proyecto inicial comenzó estableciendo un calendario de diez sesiones en total, repartidas en distintos viernes a lo largo del curso, con una duración de cuarenta y cinco minutos cada una.

Las docentes (cinco tutoras, tres maestras de apoyo, una maestra de Educación Especial y una de Audición y Lenguaje) escogimos diez talleres que nos motivasen a nosotras y a los discentes, teniendo en cuenta el currículo de Infantil, así como la posibilidad de realizar dichas actividades de forma colaborativa.

Cada uno de ellos se ubicó en un espacio distinto, empleando las cinco clases en las que se realizan las tutorías y las aulas de psicomotricidad, de idiomas, de Audición y Lenguaje y de Educación Especial, así como la biblioteca, pues todas ellas disponían de mobiliario adaptado.

Diez talleres, diez habilidades

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Con todo ello, fuimos capaces de crear diez actividades centradas en diez habilidades diferentes; todas ellas necesarias para desarrollar sus habilidades psicomotrices, de expresión y comprensión oral, el pensamiento lógico y la autoconsciencia.

  • Circuito de psicomotricidad. Las sesiones constaban de cuatro juegos distintos a realizar en grandes grupos. Nos ayudamos de pelotas, paracaídas y colchonetas de psicomotricidad.
  • Relajación. Los estudiantes se hicieron masajes entre ellos sentados en círculo en el suelo mientras escuchaban música. Al acabar también pintaron sencillos mandalas.
  • Lectoescritura. Cada grupo tuvo que escribir palabras en bandejas de arroz o sobre bolsas herméticas rellenas de gomina; identificar fonemas; formar palabras con letras siguiendo el modelo o imagen dada; o leer palabras pegadas a una cajita.
  • Pintura. Se pintaron cartulinas negras mediante estampación y técnicas diversas utilizando corchos, esponjas, hojas, canicas, fruta cortada, globos…
  • ‘Elmer, el elefante de colores’. Se trata de un cuento muy conocido que nos ayuda a trabajar la diversidad. Acudió un cuentacuentos para narrar la historia con marionetas que también usó el alumnado. La lectura y representación se acompañó de diversas actividades orales.
  • Juegos matemáticos. Utilizamos diversos puzles, series lógicas, numeración, recuento o clasificación, todos ellos hechos con materiales reciclados.
  • ‘Soy único’. Actividades orales sobre quiénes somos, qué nos caracteriza y hace únicos sirvieron para tratar el autoconcepto. ¡El alumnado incluso marcó con tinta y analizó sus huellas dactilares!
  • Música y danza. A través de diferentes ritmos y estilos musicales los participantes se expresaron en función de la emoción que les hacía sentir lo escuchado.
  • ‘Mariposas voladoras’. Se realizaron experimentos con globos, los cuales se frotaban en la ropa, para luego ver como la electricidad estática levantaba las alas de seda de la mariposa, trozos de confeti o el pelo de otros compañeros.
  • ‘El supermercado’. Creamos un juego de rol donde representaron distintos papeles haciendo uso del lenguaje común y las actividades propias de este contexto: intercambio de dinero, lectura de números, palabras específicas, etc.
Taller Cooperativo Multinivel Lectoescritura

Crecer e innovar

Para organizar los grupos en las distintas sesiones, lo primero que hicimos fue asignar un color a cada taller, haciendo una medalla de dicho color para cada maestra, y diez o doce más para los estudiantes. Se creó una tabla en la que se incluyó, por un lado, el nombre de los miembros de cada grupo y, por otro, las medallas conseguidas por la realización de cada taller. Así, nos asegurábamos de que ninguno repitiera el mismo taller dos veces. A la hora de realizar cada actividad, la tutora al cargo recogía al grupo que tenía las medallas correspondientes y los llevaba hasta el lugar asignado para la celebración del taller.

De cara al próximo año modificaremos todos los talleres. De este modo, evitaremos que el alumnado que pase del curso de 4 a 5 años repita las mismas experiencias. Pero también porque debemos renovarnos, crecer e innovar, lo cual supondrá un nuevo reto para nosotras.

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