El proyecto Conecta2 nos impulsó a iniciar esta experiencia que tenía un objetivo claro: mejorar la convivencia en el centro educativo. Queríamos compartir nuestras historias y proyectos para retroalimentarnos, y aprender de los éxitos pero también de los errores. Para ello, quisimos ampliar nuestro conocimiento sobre prácticas restaurativas y mediación consultando el libro ‘Convivencia restaurativa' de Juan de Vicente Abad que trabaja actualmente como orientador del IES Miguel Catalán en Coslada (Madrid). Decidimos, a su vez, visitar este centro para que el autor nos contase de primera mano la aplicación de las medidas abordadas en su obra.

Los círculos de diálogos para mejorar la convivencia

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Una de las propuestas de este escritor y docente son los círculos de diálogo. Se definen como diálogos grupales en los que una persona ejerce como facilitador (por lo general será el docente, aunque también podría ser el propio alumnado) haciendo una pequeña introducción del tema que se va a tratar: presentaciones para conocerse, establecimiento de normas o convivencia en el aula… Mientras, el resto de participantes se coloca alrededor en círculo para mantener una conversación en torno a la temática elegida y las cuestiones planteadas.

Círculos De Diálogo Para Mejorar La Convivencia

Primer paso: el profesorado

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Antes de proponer esta experiencia a los estudiantes, la desarrollamos entre los propios docentes. Esto supuso un gran reto porque se podía presuponer que los adultos (en particular el profesorado) tiene una mayor habilidad para hablar en público. Aunque este ejercicio concreto no es habitual entre nosotros, quisimos experimentarlo en primera persona para quitarnos la presión a la hora de implementarlo en el aula. 

Segundo paso: el alumnado

Como lo habitual es que los estudiantes se sienten cerca de los compañeros con los que tienen más afinidad, establecimos un mezclador para cambiar la posición de ellos aleatoriamente. A cada uno le asignamos dos o tres tipos de frutas para cambiar su sitio al azar, incluso en varias ocasiones les pedimos que lo hicieran todos a la vez si decíamos ‘macedonia’. Una vez se mezcló el grupo, comenzamos con la primera pregunta. Tenía que ser sencilla pero a la vez que despertara su interés y les impulsara a participar: ¿Un lugar donde hayas sido feliz?, ¿qué sientes cuando escuchas un insulto en clase?, ¿qué te ha hecho reír en este trimestre? o ¿qué crees que puedes hacer para mejorar el ambiente de clase? son algunos ejemplos.

El facilitador escogió, a su vez, un objeto al que llamamos tótem (en nuestro caso era un estuche) y tras lanzar la pregunta inicial lo pasaba al alumno de su derecha o izquierda. Todos fueron respondiendo (aunque se permitía no hacerlo) en orden consecutivo hasta que el tótem volvió a su punto de partida. Después se fueron lanzando las siguientes preguntas siguiendo la misma dinámica y finalizamos con una pequeña reflexión analizando lo comentado. La única norma establecida era que mientras alguien tenía su turno de palabra el resto debía permanecer escuchando.

Círculos De Diálogo Para Mejorar La Convivencia

Conclusiones

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La experiencia nos resultó muy positiva y gratificante aunque es cierto que implicó una gran preparación por parte de los docentes. Era importante seleccionar bien los temas y las preguntas ya que no todas estimulaban por igual; también tener en cuenta el tiempo de que se disponía y el nivel de madurez de los estudiantes. Algunas dificultades a las que nos hemos enfrentado son los ratios de alumnado por clase porque con grupos de 27 se hacía complejo; como los tiempos de espera eran elevados, el interés decrecía. El espacio también ha sido fundamental, siendo necesario un lugar en el que hacer un círculo con sillas sin nada en el centro y donde todos se pudieran ver. 

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