Durante el segundo trimestre de este curso escolar, el primer ciclo de Primaria del CEIP Nuestra Señora del Carmen (Torre de la Reina, Sevilla), y con motivo del Centenario del descubrimiento de la mítica tumba de Tutankamón en el Valle de los Reyes (1922-2022), determinamos llevar a cabo un enriquecedor y ambicioso proyecto sobre el Antiguo Egipto. En ‘Tocando la historia con el Faraón Niño’ no solo cubrimos aspectos puramente curriculares (objetivos y competencias básicas) en todas las áreas de aprendizaje, sino que también vivenciamos las huellas del tiempo, poniendo en valor la historia de Egipto entre nuestros jóvenes.  

Un proyecto basado en la ‘pedagogía de sociedad’

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Es interesante y enriquecedor el conocimiento del Tesoro Egipcio, el cual se encuentra repartido por todo el mundo como parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad, cuna de sabiduría e iluminación de civilizaciones. Esta propuesta responde a un modelo de enseñanza basada en el desarrollo de competencias clave, destrezas, conocimientos de una manera global, algo indispensable para que nuestro alumnado alcance ese progreso personal, social y profesional. Fomentar el conocimiento de la civilización faraónica desde los centros educativos y en edades tempranas es la mejor receta para estimular la investigación y el conocimiento de las sociedades actuales y del pasado.

Antiguo Egipto

El proyecto se desarrolla de una manera global implicando a gran parte de las distintas áreas curriculares. Los contenidos son muy variados, teniendo como eje principal a Tutankamón y todo lo relacionado con aspectos del Antiguo Egipto y otros contenidos que puedan resultar llamativos y vinculados con el currículo de Primaria. 

Este nuevo proyecto siempre ha pretendido poner en práctica una ‘pedagogía de sociedad’, por su alto grado de significatividad en cuanto al aprendizaje se refiere. La iniciativa de la ‘bandera viajera’ en el contexto del proyecto es una forma de conectar nuestro colegio con el exterior y decirle al mundo que queremos ser protagonistas de lo que está sucediendo a nuestro alrededor, adquiriendo las herramientas básicas para ese pleno desarrollo personal, social y profesional. 

Una bandera viajera para conocer el arte y la cultura egipcios

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La ‘bandera viajera’ se trata de una propuesta que consideramos pionera y al mismo tiempo delicada a nivel coordinativo y burocrático. Consistía en hacer llegar una bandera, tanto física como digital (esta última para abrir la participación a museos del resto del mundo), a nivel nacional como internacional a las distintas pinacotecas más representativas de España y Europa que contienen entre sus colecciones piezas significativas del Antiguo Egipto (Momia de Tutankamón-Piedra Rosetta-El Escribano Sentado-Senenmut…). Para ello, los estudiantes escribieron una carta entre todos, en la que se dirigen a los responsables de los museos. Nos pareció una iniciativa fabulosa para motivar de un modo especial a los alumnos sobre la importancia de conocer la Historia Antigua, el Arte y el Patrimonio histórico cultural de la humanidad.

Bandera Viajera

Lo peculiar de nuestra ‘bandera viajera’ es que está confeccionada con las huellas dactilares del alumnado. El objetivo es ponerla junto a una escultura destacada del Antiguo Egipto, con el beneplácito y el apoyo del personal del museo. Asimismo, para dar credibilidad, nos harían llegar una foto de confirmación y un acta de oficialidad. Posteriormente, el museo se encargaría de dar curso a la siguiente parada del recorrido en el caso de la bandera física. Sería como una visita o presencia simbólica de nuestra llegada y una forma de que los menores sientan más cercana la historia que rodea al personaje o escultura y una forma distinta de conocer el arte y la cultura.

El objetivo es, con motivo del centenario del descubrimiento de la Tumba de Tutankamón (1922 -2022), unir bajo una misma bandera y las huellas contemporáneas de un puñado de jóvenes andaluces teniendo como telón de fondo el impresionante rompecabezas de tesoros del Antiguo Egipto, diseminados por medio mundo y expuestos en un sinfín de museos. Sería maravilloso que gran parte de los símbolos de una de las culturas más influyentes, tuviera como nexo de unión nuestro colegio, a través de este humilde proyecto y con un inmenso potencial inspirador.

Sin duda, todos los que participamos en esta propuesta artística/pedagógica y cultural, coincidimos que puede servir de inspiración para otros colegios y realizar proyectos de movilidad social, teniendo los museos como epicentro de aprendizaje y formación. Además, cubrimos lo que nos dice el currículo, que el alumnado aprecie y disfrute con la contemplación de obras artísticas de manera lúdica y divertida, y reconocer la finalidad y el papel de los museos.

La curiosidad como elemento de aprendizaje

La ‘bandera viajera’ puede ser un estímulo inolvidable para valorar y conservar las manifestaciones artísticas. Haciéndoles ver que la historia puede ser divertida y despertar la curiosidad como elemento primordial del aprendizaje, en el que el conocimiento del pasado te puede dar pistas para entender el presente. Igualmente, contribuye al enriquecimiento desde la interculturalidad y puede servir de acicate para el desarrollo de futuras profesiones ligadas a la arqueología. Asimismo, es poner en valor y ensalzar entre los estudiantes que los Museos pueden ser lugares divertidos y espacios con un potencial de aprendizaje muy enriquecedor y auténticos transmisores de conocimiento del pasado, presente y futuro.

Otra actividad que se desprende dentro del proyecto ‘Tocando la historia con el faraón niño’, es que hemos enviado el nombre de Tutankamón a la próxima misión de la NASA a Marte. Parece algo de ciencia ficción, sin embargo, es real, ya que es una nueva campaña publicitaria de la Administración Americana Espacial para hacer partícipe a toda la ciudadanía de las misiones espaciales al planeta rojo. 

Todos los nombres se imprimirán en un chip con líneas de texto menores a una milésima parte del ancho de un cabello humano, es decir, aproximadamente 75 nanómetros. La NASA estima que podrán escribir más de un millón de nombres en un solo microchip, que tendrá el tamaño de una moneda de diez céntimos estadounidenses. El chip se colocará sobre el chasis del rover y estarán protegidos bajo una cubierta de cristal.

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