Motivar a un estudiante con naturaleza perezosa puede llegar a ser una tarea compleja para un docente o un familiar. Con un alumno que muestra falta de interés o que no está dispuesto a emplear energía en alguna actividad de forma voluntaria, hay que tomar ciertas medidas para estimularle. El método Kaizen es la solución más popular en Japón.

Método Kaizen o ‘regla del minuto’

También conocido como ‘regla del minuto’, este método desarrollado por el japonés Masaaki Imai consiste lograr un cambio de comportamiento, de forma escalonada y sin gran esfuerzo, con el objetivo de adaptarse a algo que nos cueste realizar, como una tarea o actividad. De acuerdo con el significado de su nombre (Kai significa cambio y Zen significa sabiduría) es una ‘sabiduría para cambiar’, una técnica para acabar con la desgana y convertirse en una estudiante más perseverante (aunque puede aplicarse a todos los ámbitos de la vida).

¿En qué consiste el Método Kaizen?

Método Kaizen

Su funcionamiento es realmente sencillo y llevadero: consiste en dedicar un sólo minuto a la tarea o actividad que tanto cuesta realizar, con la condición de que se realice siempre a la misma hora. Por ejemplo, si a un alumno le da especial pereza estudiar alguna asignatura en particular como Matemáticas, debe dedicar únicamente un minuto a diario a repasar algún concepto. El pequeño paso que supone estudiar todos los días, a la misma hora y la misma materia durante 60 segundos puede parecer insignificante, pero sus efectos comenzarán a notarse con el paso del tiempo.

El verdadero logro de esta metodología es que consigue que llegue el día en que el estudiante en cuestión, cuando es la hora establecida para estudiar, lo hace de forma automática sin necesidad de indicárselo. Entonces, es el momento adecuado para aumentar ese minuto a cinco, unas semanas después a diez, y así progresivamente hasta que el alumno interiorice esta rutina y no le dé importancia al tiempo que emplea en esta tarea.

La creación de rutinas es uno de los principales elementos para combatir la desidia que caracteriza a muchos jóvenes, y este método es precisamente el indicado para desarrollar hábitos progresivamente de forma que no supongan un gran impacto en su día a día. En los más pequeños puede plantearse en forma de retos o desafíos, tales como ‘¿a que no eres capaz de recoger tu habitación en un minuto?’.

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