Después de muchos años leyendo libros e intentando buscar el verdadero secreto de la educación, comprendí que lo había tenido siempre delante de mis ojos: mis estudiantes. Gracias a ellos he aprendido muchas cosas y me han ido modelando para aprender a superarme hasta convertirme en el docente que soy hoy en día. Conforme aprendía de ellos, en mi cabeza se iba formando un nuevo concepto: ‘Proyectos Felices’, una metodología que se basa en el uso de la felicidad como oportunidad de aprendizaje. Si hay algo que he aprendido en todo el tiempo que llevo en la docencia es que el hecho de tener estudiantes felices dentro de las aulas, nos asegura una mejor enseñanza ya que la motivación es la herramienta base para aprender cualquier cosa de manera correcta y sencilla. Por ello, siempre he considerado que tener un alumnado feliz, es una inversión a largo plazo en lo que a educación se refiere.

Valorando al estudiante

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Esta nueva metodología valora al estudiante como persona en todas sus dimensiones; no de forma cartesiana, sino como ser completo que tiene su propia entidad multidimensional. Por ello nosotros somos herramientas de compensación de desigualdades, pues muchos de nuestros alumnos, algunos conscientes y otros inconscientes de ello, necesitan ser felices y sentirse queridos, aunque solo sea por unas horas. Además, motivación y optimismo, dos de los fuertes de la felicidad, se incluyen tanto en la figura del estudiante como en la del docente.

Proyectos Felices

Saber que la felicidad se consigue con voluntad, tal y como afirman los estudios de las bases cerebrales, nos abre un gran camino al saber. El conocimiento que pone en marcha estos circuitos permitirá activarla en nuestro beneficio. La cantidad de estructuras involucradas con las sensaciones placenteras pone de manifiesto la complejidad del circuito neuronal responsable de este tipo de emoción.

Tres pilares para lograr la felicidad

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Como toda metodología, también requiere de una planificación para poder ponerla en práctica dentro del aula. En ella prima, sobretodo, que el docente esté seguro de cada paso y de todo lo que tiene que hacer. Por ello, está pensada también para todos los profesores que se enfrentan por primera vez al camino de la enseñanza. Planificar de forma adecuada, significa asegurarse un trabajo bien hecho y la tranquilidad del docente, ya que a través de la planificación que se ofrece, podrá controlarlo todo y estar seguro de su actuación. La misma se secuencia teniendo en cuenta tres grandes partes: diseño del proyecto; programación curricular del proyecto; y parte práctica del proyecto, en la que se incluyen las actividades propuestas.

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