Más de cinco sistemas corporales, veinte músculos y diferentes nervios craneales tienen que coordinarse para que un simple sonido como el de la letra ‘a’ salga por la boca. Y por muy automatizado que esté este gesto, eso no implica que esté exento de riesgos. De hecho, cuanto más se usa la voz, más probabilidad hay de sufrir una patología vocal. Y, por su labor diaria en el aula, los docentes son más propensos a padecerlas: según los datos de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello, el 82% del profesorado sufre disfonía; una cifra que podría disminuir si existiera una mayor consciencia al respecto. 

Y es que emplean su voz durante al menos 20 horas a la semana; tiempo en el que además deben estar pendientes de otros factores externos como el contenido de la clase que imparten, el nivel de atención y ritmo del alumnado, los imprevistos que surjan… Y en las clases suele haber mucho ruido ambiente –sobre todo en Infantil y Primaria– y deben hablar alto para hacerse escuchar. 

La consecuencia es que llega un momento en el que el descanso no siempre es suficiente para evitar problemas en la voz. Por eso, es recomendable tomar una serie de medidas y evitar el sobreesfuerzo que podría derivar en patologías vocales más serias.

Problemas Voz Docentes

Recomendaciones para cuidar la voz

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  • Descansar. No solo dormir las ocho horas recomendadas, también hacer descansos vocales a lo largo del día.
  • Hidratación. Además de beber bastante agua, también son importantes los vahos y evitar el consumo de alcohol, la cafeína y el tabaco que producen el efecto contrario: la deshidratación. A su vez, se recomienda optimizar los momentos en los que se bebe agua e, incluso, enriquecerla con algún mineral para que se absorba mejor.
  • Preparación. La voz evoluciona a lo largo de la vida y en cada etapa va a requerir unos cuidados específicos. Es aconsejable calentarla entre 10 y 20 minutos antes de empezar a usarla con unos sencillos ejercicios mientras, por ejemplo, se realizan otras actividades cotidianas.
  • Visita al otorrino. No hay que tener miedo de consultar con un especialista, ya que los docentes son profesionales de la voz y tienen que cuidar su mejor herramienta pedagógica. Es necesario que acudan a un profesional cuando la voz no ‘llega’ a los miércoles, no se recupera durante el fin de semana, duele al hablar o se prefiere permanecer en silencio. Lo recomendable es visitar al otorrino para averiguar si existe algún tipo de lesión. En el caso del profesorado, lo más habitual son las disfonías por tensión muscular, nódulos, edemas y pólipo; todas estas alteraciones se corrigen con sesiones de logopedia sin necesidad de pasar por el quirófano.