Uno de los desafíos a los que nos enfrentamos hoy como padres es ayudar a nuestros hijos a convertirse en ciudadanos digitales responsables. Esto no es tan simple como parece, porque los adultos todavía estamos aprendiendo. ¡La revolución tecnológica no tiene precedentes para todos nosotros! El teléfono móvil (un smartphone, no un simple teléfono móvil) es como un ordenador en nuestro bolsillo. En edades más tempranas, cuando dejamos que los niños usen un dispositivo con acceso a Internet, podemos colocarlo en lugares como la cocina o la sala de estar, para supervisarlos discretamente. Pero, cuando crezcan y adquieran un teléfono primer móvil, ¿cómo podemos asegurarnos de que permanezcan protegidos y seguros? Tenemos tres opciones: 

1. Educación

La primera opción es educar adecuadamente a nuestros hijos, desde una edad temprana y no solo antes de que obtengan su primer móvil (u ordenador). Es necesario haberles enseñado previamente a pensar, y esto se consigue sentándose con ellos durante varias horas y ver decenas de páginas web juntos, contarles lo que nos ha pasado y compartir con ellos las lecciones que hemos aprendido. Por otro lado, antes de entregarles un dispositivo de este tipo, es necesario haber puesto límites y haber definido un marco de comportamiento; unas reglas por las que se harán las cosas en nuestro hogar. Los niños necesitan límites tanto en la vida como en la tecnología y deben aprender a autorregular su comportamiento. Esto solo sucederá si han desarrollado un pensamiento crítico y han aprendido qué es correcto y qué no.

2. Herramientas de protección

Una Chica Joven Utiliza Su Primer Móvil Para Acceder A Las Redes Sociales Y Diferentes Aplicaciones

La segunda opción es aprovechar la tecnología y utilizar las herramientas de protección adecuadas. Instale servicios de control parental que protejan a los niños del acceso a sitios web con contenido obsceno y peligroso y brinden una personalización completa según sea necesario. Cuanto más pequeño es el menor, más necesario es el uso de estos servicios. A medida que crecen, ya no los necesitarán.

Si lo ven como una vigilancia, encontrarán la manera de evitarlo. Tampoco deberían sentir que queremos espiarlos. La razón es aprender desde una edad temprana que existen herramientas que ayudan a protegerles y que, tarde o temprano, podrán moverse sin ellas. Es similar a cuando les enseñamos a nadar en el mar: saben que en algún momento echarán los brazos y nadarán solos, pero entienden que al principio es importante que usen manguitos por su propio bien. ¡Es la misma filosofía!

 3. ¿Prohibición?

Podemos prohibir a nuestros hijos el uso de dispositivos y el acceso a Internet pero esta no es una solución. El niño encontrará la manera de acceder a Internet incluso si se lo prohibimos en casa, y si vive en una prohibición no podrá adquirir los conocimientos y los suministros para protegerse cuando esté solo. Como padres, debemos adaptarnos a la nueva era y no retroceder. 

Aunque cada familia es diferente y tiene que definir su propio contexto, los padres deben establecer reglas desde el principio: para el menor es importante saber que el dispositivo pertenece a los padres, ya que son ellos quien lo pagaron y si en algún momento sienten que su comportamiento va en contra de los valores de la familia, pueden quitárselo. 

Horarios de usos con el móvil

Los dispositivos se encienden y se apagan a una hora específica (con un horario diferente entre semana con respecto a los fines de semana). ¿Permitiremos el uso diario? ¿Y con qué fines? Muchas familias permiten su uso solo para el trabajo escolar.

Pero incluso los fines de semana, es importante tener un horario específico. En nuestra casa, por ejemplo, los dispositivos se encienden los fines de semana después de las 10 de la mañana. Esto se hace para reponer el sueño y despertar de forma natural y no antes de su tiempo de ansiedad por conectarse o jugar en línea.

Piensa antes de subir

Vista Desde Arriba Primer Móvil

Enseñamos a nuestros hijos que todo lo que comparten nunca desaparece, incluso si lo quitas. También si subes algo para que solo tus amigos puedan verlo, alguien puede decidir tomar una captura de pantalla y finalmente todos pueden verlo.

Hay por lo tanto que enseñarles a no dar información personal sin nuestro permiso (apellido, nombre, edad, dirección, teléfono, ingresos familiares, horario escolar, nombres de amigos, etc.), a no compartir contraseñas, a no subir fotos o información de otros a menos que hayan solicitado primero su permiso.

Todo comienza con nosotros

Nos convertimos en el mejor modelo a seguir para nuestros hijos. Y eso significa que también prestamos atención a nuestro comportamiento en línea. Internet y la tecnología son uno de los lenguajes de comunicación de los niños. ¡Es otra forma de comunicarse mejor! Por eso queremos aprender a hablar bien este idioma.

Sin duda, si queremos ser un buen ejemplo, debemos ponernos límites. 

Entonces, cuando hablemos con nuestros hijos, démosles toda nuestra atención. ¡Dejemos el móvil y miremos a los ojos!

Por otro lado, llegarán momentos en los que todos estaremos juntos en el mismo espacio y todos estaremos frente a la pantalla. De vez en cuando sucede esto y esto también tiene su alegría…

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