Tan importante es adaptarse a la situación que estamos viviendo como entenderla. Estos cuentos para descargar o visualizar de forma gratuita ayudan a los niños a conocer la nueva realidad.
Las circunstancias excepcionales en las que nos encontramos debido a la pandemia por la Covid-19, han hecho que nuestra realidad haya cambiado y también nuestras inquietudes. Y aunque los pequeños fueron los primeros en salir a la calle para pasear, jugar y saltar al aire libre, aún pasan muchas horas en casa.
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Los cuentos son recursos esenciales para los niños, pero los adultos también podemos acompañarles en su lectura. Son momentos compartidos de afecto y que transmiten seguridad, sosiego y bienestar.
Las historias sencillas, muchas de ellas acompañadas de ilustraciones, les ayudan a conocer la realidad o a resolver dudas sobre distintos dilemas con explicaciones claras y básicas. Con los personajes pueden verse identificados y reflejados, ya sea porque tienen los mismos problemas o porque se encuentran en situaciones similares a las suyas. Así pues, los cuentos no solo activan el conocimiento y son fuente de aprendizaje, sino que contribuyen a que los pequeños puedan manejar emociones y sentimientos que les abruman, además de regular el miedo, la tristeza o la incertidumbre.
Los siguientes tres cuentos, que se pueden descargar o visualizar de forma gratuita, están dirigidos a que los niños entiendan la situación actual y puedan sobrellevar la nueva realidad.
Este álbum ilustrado está destinado a niños de entre 6 y 11 años y es recomendable que lo lean con un adulto. Ha sido promovido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y creado por el Grupo de Referencia del Comité Permanente entre Organismos sobre Salud Mental y Apoyo Psicosocial en Situación de Emergencias (GRIASC SMAPS), además de la colaboración de diversas entidades sanitarias y ONG especializadas en infancia.
La protagonista, una niña llamada Sara, va acompañada por un dinosaurio naranja y recorren varios países. Siempre, a más de un metro de distancia, interactúan con otros niños y van respondiendo a múltiples preguntas, fruto de la situación actual: ¿Por qué no puedo jugar con mis amigos?; ¿por qué no puedo visitar a los abuelos?; ¿por qué no voy al colegio?...
Con imaginación y fantasía, se repasan las medidas higiénicas, de distancia y seguridad junto a la necesidad de quedarnos en casa. Unas cuestiones que nos convierten en héroes puesto que así nos protegemos a nosotros mismos y, a la vez, protegemos a los demás. Así, se pone énfasis en la máxima: ‘Solo porque no puedas ver a las personas, no significa que no dejes de amarlas’.
También insiste en llevarse bien con los miembros que conforman la familia y a ser más pacientes y comprensivos porque necesitamos apoyarnos mutuamente. Para ello, hay que encontrar formas de diversión y pasar tiempo juntos en casa jugando, cantando, bailando, cocinando, hablando, leyendo…
Para conocer las emociones, se sugieren técnicas de respiración y concentración cuando los niños se encuentren asustados y confusos. Una forma de gestionar los sentimientos que afloran ante una nueva realidad difícil de entender. Así, poco a poco, se van iniciando en la autorregulación emocional.
Teniendo presente que los niños son curiosos por naturaleza, este cuento de Salvador Macip y Emilio Urberuaga, explica de manera amena y pedagógica qué es el coronavirus y por qué es tan importante quedarse en casa y protegerse. A partir de la pregunta inicial que se plantea Alicia, la protagonista: ‘¿Por qué no puedo salir a jugar?’, fruto del aburrimiento de estar encerrada en casa, se explica que el planeta está lleno de microbios que causan enfermedades y de qué forma actúan en nuestro cuerpo. Desde una perspectiva científica, pero con palabras sencillas, claras y adaptadas a los más pequeños, se muestra la crisis sanitaria y la situación actual. Tras la explicación, la pequeña Alicia decide hacer un puzle para concienciarse de la necesidad de quedarse en casa.
Con esta historia de María Coco Hernando, y a través de la imaginación de una niña de siete años, nos hace preguntarnos dónde vive el coronavirus para moverse tan rápido, si luce trajes elegantes o si es rockero.
Además, conciencia sobre cómo ‘superprotegernos’ con originales rutinas de higiene como, por ejemplo, lavándonos las manos entonando nuestra canción favorita. También incide en la idea de ir adquiriendo nuevos hábitos sobre qué hacer en casa para procurar el bienestar de todos: hablar con los vecinos desde las ventanas o balcones, aplaudir con entusiasmo a quienes trabajan por librarnos del virus o comunicarse por videollamadas con los seres queridos de los que estamos distanciados por seguridad. Asimismo, se muestra la importancia de realizar actividades en casa con la ayuda de nuestra familia: cocinar los platos preferidos o leer para transportarnos a otros mundos.
Para finalizar, concluye con el mensaje esperanzador: ‘¡Todo irá bien!’ junto a unas ilustraciones de científicos observando un microscopio y en el que buscan con tesón, día y noche, la cura a la enfermedad.
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