“Los estudios de educación no son de los más difíciles, pero no todo el mundo sirve para ser docente”

Hablamos con Laura Argibay, docente gallega, divulgadora de contenido educativo en redes sociales y autora de ‘Las huellas de la enseñanza’, una obra sobre por qué estudiar educación y de la importancia de contar con docentes que apoyen a su alumnado.
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Laura Arigibay

Cuando Laura Argibay estaba cursando Educación Secundaria, un docente le dijo que no sería capaz de terminar el curso y le aconsejó que se cambiara a Garantía Social (un programa específico destinado al alumnado que no alcancen los objetivos de Secundaria y que es similar a la FP Básica). Aunque su comentario consiguió hacerla dudar de sí misma, terminó Secundaria y después continuó cursando estudios universitarios. Concretamente, decidió estudiar Magisterio en Educación Infantil y se enamoró de la docencia. En 2022 terminó la carrera y actualmente combina clases particulares de psicomotricidad con la divulgación de contenidos educativos a través de sus perfiles de redes sociales (@la_educa). Además, acaba de publicar su primer libro, ‘Las huellas de la enseñanza’ (Sar Alejandría), en el que ofrece consejos, a través de su propia experiencia personal, para aquellos que quieran dar el paso a esta profesión. 

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Pregunta: ¿Qué elementos son imprescindibles en un buen docente?

Respuesta: Debería ser vocacional, ya que sin vocación su labor no será cien por cien eficaz; empático, tanto con el alumnado y familias como con el resto de docentes; alegre, confiado, generoso, atento, motivador y entusiasta, debido a que lo que nosotros mostramos, se lo transmitimos a los niños.

P: ¿Cree que un docente puede influir en el éxito o fracaso escolar de sus estudiantes?

R: Considero que sí. Si un docente le dice a su alumno que no sirve para estudiar, el efecto Pigmalión está servido. Un profesor opinó que yo no sería capaz de acabar la Educación Secundaria e hizo que dudase de mí y de mis capacidades; pero no me afectó tanto como en otros casos, ya que conté con el apoyo de mi familia, la cual no dudó en ningún momento de mí y me animó a seguir hacia delante.

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P: ¿Qué opina de las personas que califican el grado de Magisterio como ‘pinta y colorea’? 

R: Que están muy equivocadas. Los estudios de educación no son de los más difíciles, pero no todo el mundo sirve para ser docente. En toda la carrera no he hecho en ningún momento eso de ‘pinta y colorea’, ni collares de macarrones o actividades similares. A pesar de ello, he recibido muchos comentarios del estilo y la realidad es muy diferente. Como profesora de Educación Infantil, nuestro papel es fundamental, ya que tenemos que poner la base para los futuros aprendizajes. Y aunque lo que enseñamos es sencillo, si no se domina, puede acarrear muchos problemas.

P: ¿Qué fue lo mejor que aprendió cursando este grado? ¿Y lo que menos le gustó?

R: Que había elegido el camino correcto. En los estudios de educación me di cuenta que faltaba mucha didáctica y práctica, ya que he dado mucha teoría para un trabajo que se basa en lo contrario. De hecho, lo que más me ha gustado del grado han sido las prácticas: es dónde más he aprendido; y lo que menos la poca competencia de algunos docentes o su metodología al impartir los contenidos.

P: ¿Qué cambios principales ha visto en las aulas al pasar de ser alumna a profesora? ¿Cree que los docentes empatizan lo suficiente con sus estudiantes?

R: Las metodologías y herramientas utilizadas han cambiado: ahora disponen de tablets, robótica, pantallas interactivas… Y se parte del juego para enseñar, al contrario que antes, que todo se basaba en las fichas. Considero que hay tantos tipos de docentes como colores existen, pero en general sí que empatizan con sus alumnos.

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P: ¿Y al revés? ¿Empatizan los estudiantes con sus docentes?

R: He observado que el respeto hacia los docentes, sobre todo en edades más adolescentes, es mínimo. Cuando yo era alumna le teníamos más respeto que ahora. Aun así, en Infantil y Primaria, etapas de las que soy docente, considero que en general sí que empatizan.

P: ¿Qué ‘huella’ deja en sus estudiantes? 
R: Lo que le quiero transmitir a ‘mis niños’ es la alegría, las ganas de divertirse a pesar de perder o ganar, dar lo mejor de cada uno y seguir aportando huellas en la vida de diferentes personas. La metáfora de ‘Las huellas de la enseñanza’ se debe a todos los pasos que he hecho hasta conseguir encontrar mi vocación: la enseñanza. Y cómo todo lo que he vivido, me ha servido de una forma u otra para llegar a hoy en día y ser lo que soy.

1 comentario
  • Si. Embargo, es la teoría la que permite ser un referente para saber desde qué postura, desde qué perspectiva se asumen los niños, niñas, estudiantes, y se propone o desarrolla una clase.
    Eso permite no solo hacer, sino mayor claridad de lo que se hace, por qué, para qué, cómo, etc. No sé trata de instrumentalizar la pedagogía sino de ayudar a construir pensamientos amplios, abiertos, incluyentes,…

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