Javier Tourón: “Tratar a todos los alumnos del mismo modo es una tragedia”

Por Ana Ayala
5 min. de lectura
Entrevista Javier Tourón

Javier Tourón, experto en innovación opina sobre los alumnos con altas capacidades y el desarrollo del talento. También sobre cómo ‘matar’ la motivación puede conducir al fracaso, la importancia de la evaluación o cómo compaginar las diferentes velocidades de aprendizaje en el aula.

Vicerrector de Innovación y Desarrollo Educativo en la Universidad Internacional de La Rioja-UNIR, Javier Tourón es uno de los principales expertos en innovación y desarrollo educativo. Ha publicado más de 150 trabajos de investigación y es autor/coautor de unos 30 libros, muchos de ellos dedicados al desarrollo del talento, así como a la evaluación de sistemas educativos.

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Es habitual utilizar indistintamente los términos ‘alta capacidad’ o ‘superdotado’, pero no son sinónimos, ¿cuál es la diferencia?

Javier Tourón

El término ‘superdotado’ es una mala traducción del inglés Gifted, que significa dotado y ni siquiera existe super-gifted, pero todavía hay más inconvenientes en esta traducción. Se trata de una voz pasiva, lo que significa que unos ‘son’ y otros ‘no son’ siguiendo las posturas sobre inteligencia de principios del siglo pasado. Cuando hablamos de dotación nos referimos a capacidad en algún ámbito: intelectual, afectivo, social, artístico… y casi de modo inmediato nos preguntamos ¿cuánta?, pero no hay ningún modo científico para establecer un punto de corte que indique a partir de dónde se es o no. Más bien diría que todos estamos en proceso de ser, de desplegar —si se dan las oportunas condiciones— nuestras aptitudes. Por tanto, prefiero usar el término capacidad, porque ¿alguien ha visto alguna vez un cambio de estado o condición en alguna persona por tener un cociente intelectual de 125, 130 o 150, como si se tratase del punto de ebullición de una sustancia?

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¿Qué es el talento?

Siguiendo al profesor Françoys Gagné, es la aplicación de la capacidad en determinado ámbito de forma que nuestras potencialidades se transforman en competencias, es decir, en conocimientos y destrezas. El talento está después de la educación, ya que nadie nace concertista de piano o ganador de un grand slam, nadie nace matemático o literato. Pero hay personas que en un ambiente adecuado, con unas medidas educativas oportunas, quizá puedan llegar a logros extraordinarios que a otros, menos capaces, nos están vedados.
Esto no debería llevarnos a ver la alta capacidad y su atención educativa como un proceso que segrega o beneficia a unos en detrimento de otros. El objetivo es que los sistemas educativos logren que los alumnos desarrollen óptimamente su potencial y, es obvio, no todos tenemos el mismo, ni todos estarán dispuestos a poner la energía necesaria en desarrollarlo.

Afirma que el talento que no se cultiva, se pierde. ¿Lo propician las escuelas españolas o lo marginan?

Es evidente que sin trabajo no hay éxito. El que quiera ser concertista sabe lo que cuesta, lo mismo bailarina o investigador. Vladimir Horowitz, uno de los pianistas más eminentes de todos los tiempos, decía: “Cuando no ensayo un día lo noto; cuando no ensayo dos días, lo nota mi mujer; cuando no ensayo tres días, lo nota el público”. Esto es bien expresivo de las distancias que hay entre las capacidades y el talento. Éste, y su desarrollo hasta el nivel que sea posible en cada caso, depende del trabajo duro, la práctica, el esfuerzo, la tenacidad… que ahora se llaman soft skills y que representan la dimensión psicosocial y maleable del talento.
Lamentablemente, una escuela centrada en el alumno medio, ‘obsesionada’ por la igualdad o que niega de manera práctica las diferencias entre las personas no favorece el desarrollo del talento de los escolares. Como comentaba en uno de mis post, con un título intencionadamente provocativo, ‘¿Es tu escuela una máquina de destruir talento?’, creo en esta idea porque en muchos centros el tratamiento educativo es indiferenciado y, sobre todo, porque no se ocupan de conocer cuál es la capacidad para el aprendizaje de cada alumno.

Esto es un pequeño extracto de la entrevista publicada en el Número 23 de la Revista EDUCACIÓN 3.0 impresa, correspondiente a otoño 2015. Para poder leerla completa es preciso suscribirse: podéis hacerlo como centro o como particular llamando por teléfono (91 547 00 95) o a través de la página web. 

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5 Comentarios
  • Me parecen muy esclarecedores y movilizadores los conceptos expuestos. Ahora bien, hubiera preferido leer en lugar de «bailarina, investigador», «bailarín, investigadora».

    • la obsesión lleva a hilar tan fino y ver lo que no hay. Siento decirte que el sistema educación está machacando a los hombres y no nos podemos permitir desperdiciar talento, de ambos sexos, ni somos nadie para poner etiquetas de género a los demás. Acabo de oir en las noticias que «los hombres estamos cambiando el clima», seguro que nadie se ha quejado …

      • Seguro que eres un bot misógino. El mundo está gobernado por grupos de poder formados todos por hombres donde no permiten la inclusión de mujeres. Lo que dice tu comentario aparte de ser ridículo es completamente falso.

        Se suele usar «hombres» como sinónimo de «humanos», no le veo sentido y tiene tufo machista pero que los hombres se pongan a llorar por eso creyendo que le están echando la «culpa» es tan ridículo y victimista jajajaja lo dicho, seguro que es un bot

  • El valor a los educandos con altas capacidades debe ser tomado en cuenta como un renglón de la Educación Especial. Son especiales los talentosos, los de alto rendimiento, los superdotados, muy pocas veces identificados y mucho menos reconocidos u apoyados.

  • En los centros publicos de la Comunidad de Madrid los profesores afrontamos en solitario la formacion de alumnos de alumnos de altas capacidades en las aulas ordinarias sin formacion ni recursos y mayores exigencias de las familias.

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