El EdTech Congress Barcelona lleva diez años siendo un punto de encuentro para la comunidad educativa, las empresas edtech y los representantes de las administraciones públicas en el que aprender sobre las políticas, la investigación y las prácticas educativas. En esta nueva edición, que tendrá lugar del 9 al 11 de abril, se profundizará en la relación entre tecnología y educación, haciendo una doble pregunta: ¿En qué punto nos encontramos? ¿Hacia dónde estamos yendo? Organizado por Edutech Clúster, participarán multitud de expertos procedentes del ámbito de la tecnología educativa, tanto relacionados con las políticas educativas como las prácticas de aula.

Repasamos de la mano de Anna Sansalvadó, Congress & Event Director en Edutech Clúster, la evolución de este congreso, así como su visión sobre el uso actual de la tecnología educativa.

Pregunta: Este año se celebra la 10ª edición del EdTech Congress Barcelona. ¿Qué logros han conseguido durante todos estos años?

Respuesta: Quizá el mayor logro, o al menos en lo que estamos centrados desde hace varios años, tiene que ver con entender y hacer entender lo que significa hacer y hablar de tecnología educativa. Nuestro objetivo es poner en el centro de este sector la palabra educación por encima de la palabra tecnología. El Edutech Clúster no es un conjunto cualquiera de empresas tecnológicas, sino un conjunto de empresas e instituciones del sector de la tecnología educativa, y aquí la palabra educativa es la clave para entender cuál debe ser la brújula que oriente todo lo que hacemos. No vamos a negar la importancia de la viabilidad y la sostenibilidad para nuestros socios, pero nuestra tarea tiene sentido en la medida en la que nuestras empresas, individual y colectivamente, contribuyan a una educación más equitativa, más inclusiva y de mayor calidad. Hacer realmente educativa la tecnología es una parte central de nuestra misión. Y educar la tecnología educativa pasa por incorporar los valores de la educación, sus fines y propósitos, los objetivos y las formas de hacer. Las tecnologías digitales no pueden dar respuesta por sí mismas a los problemas socioeducativos, pero abren oportunidades fascinantes. Esta es la idea que está detrás de esta 10ª edición del Congreso.

P: El lema de esta edición es ‘Dónde estamos y hacia dónde vamos’. ¿Cuál es su visión de la educación actual con relación a estas cuestiones?

R: En este décimo aniversario del EdTech Congress Barcelona creemos necesario hacer un balance de la situación actual de la tecnología educativa. Sabemos que siempre ha habido tecnología en la escuela. Es más, la escuela moderna es en sí misma una tecnología (una escuela graduada por edades; un profesor que enseña lo mismo a muchos simultáneamente; una organización del espacio y tiempo escolar precisa; un currículo bien definido; y por supuesto instrumentos de apoyo, materiales pedagógicos, libros de texto, metodologías…). La historia de la escuela está llena de tecnología, pero también está llena de promesas de mejora y cambio a través de la tecnología que en muchos casos no se han cumplido.

Ahora, tras dos décadas en las que prácticamente todos los ámbitos de la vida, incluido por supuesto la educación, han experimentado cambios muy profundos, motivados por la ubicuidad de la tecnología, creemos que es importante hacer este doble ejercicio retrospectivo (mirar hacia atrás) y prospectivo (mirar hacia delante) para analizar y valorar en qué punto nos encontramos. Creemos que es prioritario analizar qué hemos hecho bien y qué hemos hecho mal; qué deberíamos haber hecho y, sin embargo, no hemos hecho; en qué hemos avanzado y en qué estamos igual; cuáles son las oportunidades disponibles, pero también cuáles son los riesgos y desafíos que genera la tecnología. Desde el Edutech Clúster queremos liderar esta reflexión que creemos fundamental.

Es por eso que hemos elegido como ejes principales del congreso dos temas que aglutinan el desarrollo del sector de la tecnología educativa en los últimos 20 años: los datos y la inteligencia artificial. Y con el objetivo de explorar los desafíos, pero también las oportunidades, queremos inaugurar el Congreso con una de las investigadoras internacionales de referencia en el ámbito de los datos como es Bárbara Wasson y con el responsable del Departamento de Educación del Consejo de Europa, Villano Quiriazi.

P: ¿Cómo cree que va a influir la IA en la educación del futuro? ¿Qué le diría a aquellos que tienen ‘miedo’ de que una inteligencia artificial acabe sustituyendo al docente?

R: El miedo a lo desconocido es muy humano. La sensación de asomarnos al abismo nos ha acompañado en otros momentos de la historia. Es bien conocida aquella frase de Marx y Engels que podría ser dicha hoy sin problema: “Todo lo sólido se disuelve en el aire”. Lo que nos hace humanos es precisamente la fragilidad con la que vivimos, la sensación de vulnerabilidad y la incertidumbre. Hasta aquí nada nuevo. Es más, podemos decir que necesitamos educación precisamente porque no sabemos lo que nos va a pasar. A la escuela le pedimos precisamente que nos ayude a entender el mundo y que nos de herramientas para combatir el miedo a lo desconocido. En este sentido, ayudar a enfrentar el miedo que producen las nuevas tecnologías es parte esencial de la tarea de la escuela. Y sabemos que el miedo no se combate negando la realidad, ni mirando para otro lado, ni prohibiendo lo que no comprendemos o nos resulta complejo. Tampoco, es cierto, aceptando sin más la realidad, sin reflexión ni crítica. Lo que necesitamos es poner en el centro de la escuela los desafíos sociotécnicos que tenemos.

También creo que es importante insistir en la idea de que la tecnología no es lo opuesto a lo humano. Que forma parte de nosotros y que nos da forma. Tanto la intervención del filósofo Daniel Innerarity el día 10 de abril, como la apertura del día 11 con Cristóbal Cobo, tienen como objetivo ayudarnos a profundizar en esta pregunta que planteas. De igual manera, la IA forma parte de un profundo y ya largo proceso de transformación de todos los aspectos de nuestras vidas. Hoy lo que nos toca es asumir las responsabilidades que tenemos en el presente tratando de actuar de tal manera que el futuro sea un poco mejor para todos y todas, más justo, más equitativo, más sostenible. Este compromiso es especialmente importante si nos dedicamos al ámbito educativo.

En cuanto al miedo a ser reemplazados por una máquina nos encontramos de nuevo con algo que ha acompañado a los hombres durante siglos. Ya ocurrió en la I Revolución Industrial y ahora, como entonces, el mayor impacto no está tanto probablemente en las máquinas (véase tecnologías) en sí, como en los cambios que se están produciendo en las maneras de relacionarnos, socializar, entender qué es la escuela o cuáles son sus fines. Lo que hemos visto en los últimos años es que los trabajos más difíciles de reemplazar por tecnología no son ni los mejores pagados, ni los más técnicos, ni los más ‘prestigiosos socialmente’, sino aquellos que ponen en el centro los cuidados, los afectos, la atención y las relaciones. Elementos todos claves en la educación y especialmente en la compleja labor que significa ser docente hoy en día.

Edtech Congress Barcelona

P: ¿Y el uso de los datos en la educación? ¿Qué aspectos deben tener en cuenta los equipos docentes a la hora de trabajar con ellos?

R: El tema de los datos es uno de los ejes centrales de esta edición del EdTech Congress Barcelona. Si algo sobresale en el ámbito de la tecnología educativa cuando echamos la mirada hacia atrás son los datos. Podemos afirmar que el aspecto distintivo del profundo proceso de digitalización de la vida, y en particular de la educación, que hemos vivido en las últimas décadas es la datificación, es decir, la capacidad de transformación de todo tipo de objetos, procesos, prácticas, pautas y comportamientos en información digital, almacenable e interpretable.

La datificación extiende sus promesas desde los estudiantes (facilitándoles el aprendizaje mediante una retroalimentación personalizada sobre su progreso, y recomendándoles lo que pueden hacer para mejorar) hasta las administraciones educativas (ayudando a determinar el rendimiento de los sistemas educativos y a generar mejores políticas educativas), pasando por docentes y equipos directivos. Así, para algunos, lejos de ser una amenaza para los docentes, puede ayudarles a ser más eficientes y precisos en sus intervenciones, a revisar y evaluar las formas de enseñar y a apoyarles en los procesos de evaluación. Promete, también, ser una rica fuente de información y orientación en la toma de decisiones de los equipos directivos de los centros. Pero la utilización masiva de datos y el procesamiento a gran escala de éstos supone también desafíos sin precedentes para todos los actores del sistema educativo (desde los estudiantes hasta las empresas tecnológicas). La utilización masiva de datos recopilados durante los procesos de enseñanza y aprendizaje, y la plataformización, nos plantean no pocos desafíos prácticos, éticos y políticos que tenemos que abordar.

Tenemos mucho trabajo por delante. El contexto y la regulación europea nos deben ayudar a definir el campo de actuación, garantizando los derechos fundamentales de todas las personas, pero sobre todo de los menores. Tenemos que ser capaces, como decíamos, de incorporar lo educativo en nuestras propuestas y tenemos que ser capaces de integrar en el diseño y puesta en marcha de estas tecnologías todas las voces y todos los agentes implicados, empezando por los estudiantes y los docentes. Y este es un papel fundamental de nuestro Clúster, incorporando a todos los agentes del ecosistema educativo en el centro de la reflexión y para el bien común.

En el Congreso, además de la ponencia de Barbara Wasson que ya hemos mencionado, hemos programado también actividades para ayudar a los equipos directivos a reflexionar sobre cómo integrar los datos y la IA en sus centros, como por ejemplo el taller a cargo de Marta García-Matos y Núria Vives de Fundació La Caixa. También hemos dado prioridad en la agenda a reflexionar sobre el buen uso de la tecnología en educación. Tanto la mesa redonda sobre competencia digital con Mar Camacho (Universitat Rovira i Virgili) y Francesc Esteve (Universitat Jaume I) el día 10 de abril, como la ponencia de Albano de Alonso (Director del IES San Benito de la Laguna) y el posterior panel sobre bienestar digital, equidad e inclusión con José María Ruiz Palomo (Director del IES Cártima) y Montse Jiménez (Directora pedagógica en Vedruna-Prats de la Carrera de Palafrugell) van en esta línea.

"La cuestión no es si tecnología sí o no en la escuela, sino qué tecnología, diseñada y producida por quién, para qué queremos esa tecnología y cómo queremos utilizarla en educación. Las preguntas a responder tienen que ver con el qué, el por qué y el cómo"

Anna Sansalvadó, Congress & Event Director en Edutech Clúster

P: ¿Cree que la tecnología ha contribuido a mejorar la educación en los últimos años? ¿De qué manera?

R: La respuesta a esta pregunta es una de las grandes cuestiones de la investigación educativa de las últimas décadas. Y no hay una respuesta única. En un informe publicado el verano pasado, la UNESCO afirmaba que la adopción de la tecnología digital ha provocado muchos cambios en la educación pero que es discutible que la tecnología haya transformado la educación como muchos afirman. La aplicación de la tecnología digital varía según la comunidad y el nivel socioeconómico, la disposición y preparación del profesorado, el nivel educativo y la renta del país. Es decir, la pregunta sólo tiene sentido si está contextualizada. El mismo informe alertaba que si la inversión en educación solo se hace en tecnología educativa desatendiendo otras infraestructuras básicas o una mayor inversión en el profesorado y en su formación puede alejarnos de las metas educativas de la Agenda 2030, pero en el mismo párrafo UNESCO también afirmaba que es “más que dudoso que la educación de estos niños, niñas y adolescentes sea igual de pertinente sin la tecnología digital”. Es decir, la cuestión no es si tecnología sí o no en la escuela, sino qué tecnología, diseñada y producida por quién, para qué queremos esa tecnología y cómo queremos utilizarla en educación. Las preguntas a responder tienen que ver con el qué, el por qué y el cómo.

P: Edutech Clúster lleva más de 10 años trabajando con el objetivo de fomentar la mejora educativa a través de la innovación ¿Qué balance hace? ¿Cuál cree que ha sido su principal éxito? ¿Cómo ha evolucionado su labor y trabajo a lo largo de este tiempo?

R: Edutech Clúster es la agrupación de empresas e instituciones de tecnología educativa que colaboran para impulsar la innovación en los procesos de enseñanza y aprendizaje. El clúster está formado por más de 80 empresas e instituciones educativas que trabajan para que el sistema educativo español disponga de herramientas que hagan posible una ciudadanía más formada y mejor preparada profesionalmente.

Edutech Clúster agrupa a todos los actores involucrados en el sistema educativo. La entidad promueve medidas para implementar un marco de educación y tecnología, reforzar la competitividad de las empresas que forman parte, y hacer tangible la competitividad digital de los centros educativos y universidades en todas las etapas educativas. Además, pretende canalizar la interlocución entre el sector de innovación educativa y la Administración Pública, favorecer alianzas entre instituciones para la creación de nuevos productos o servicios e impulsar la transformación educativa con impacto positivo y real en el aprendizaje de los alumnos.

No creo que debamos hablar de un éxito en concreto, sino de la suma de esfuerzos que hacemos con todos los socios, sumando con los agentes del sector y la Administración Pública para impulsar proyectos colaborativos como el de diseño y desarrollo de los estándares de interoperabilidad (LTI) que estamos ahora mismo liderando o el mismo hecho de llegar este año a la décima edición del Congreso propiciando este encuentro entre las políticas, la investigación y las prácticas.

Edutech Congress Barcelona

P: ¿Cuáles son los tres principales beneficios que aporta la tecnología educativa?

R: Es todo lo que tiene que ver con la gestión de lo educativo, tanto a nivel de las administraciones educativas, como a nivel de gestión de la escuela. Hay mucho por hacer y por mejorar, pero desde luego la transformación que en este ámbito ha supuesto las tecnologías es diferencial. En el ámbito de la gestión, queda por ver si seremos capaces de orientar y poner la tecnología al servicio de las personas, para descargar de burocracia en unos casos, para asegurar una mejor atención a alumnado y a las familias en términos de atención educativa, escolarización, flexibilización y trayectorias educativas, en otros.

El segundo ámbito de incidencia, el que sí ocupa de vez en cuando las portadas, y en el que muchas veces la brecha entre promesas, expectativas y realidad nos ha provocado desilusión, desencanto e incluso rechazo es el que tiene que ver con el educar con tecnología, enseñar y aprender con tecnología. Este campo es fundamental. No podemos renunciar a él. Y es donde es imprescindible poner lo educativo por encima de lo tecnológico. El cambio en esta última década va en esta línea. Y en esto estamos trabajando desde Edutech Clúster.

Por último, y ya no es tanto un beneficio como una obligación, no podemos seguir ignorando la importancia de educar en tecnología educativa. Trabajar la competencia digital del alumnado es un imperativo para la escuela de hoy. Una competencia que no es fija. Que evoluciona con el tiempo (en este Congreso abordaremos la capacidad de los marcos de competencias para adaptarse a los nuevos requerimientos que supone por ejemplo la IA). Y que tiene más que ver con desarrollar capacidades reflexivas y críticas hacia la propia tecnología que con la capacitación (que también) de aspectos funcionales. Es más urgente trabajar las capacidades de comprensión y de criticidad de los estudiantes hacia la tecnología que las habilidades más técnicas y vinculadas al uso.

Creemos que a la hora de hacernos preguntas sobre los beneficios es imprescindible escuchar las voces de todos los implicados. De ahí que en el Congreso hayamos hecho un especial esfuerzo en incorporar la voz por ejemplo de los estudiantes que no solo protagonizarán un panel de discusión, sino que serán los encargados de hacer la relatoría de todo el Congreso.

"Educar para la vida es la misión de la escuela y la que tenemos, nos guste más o menos, es una vida con tecnología con sus luces y sombras. Ignorarla no es una opción, pero adoptarla sin espíritu crítico tampoco".

Anna Sansalvadó, Congress & Event Director en Edutech Clúster

P: ¿Qué opina de aquellos ‘negacionistas digitales’ que quieren dejar fuera del aula cualquier elemento relacionado con la tecnología educativa? ¿A qué cree que se debe este discurso?

R: La tecnología, como acabamos de decir, es parte de nuestras vidas, la ensancha y al mismo tiempo genera sus propias complejidades. Educar para la vida es la misión de la escuela y la que tenemos, nos guste más o menos, es una vida con tecnología con sus luces y sombras. Ignorarla no es una opción, pero adoptarla sin espíritu crítico tampoco.

Es verdad que el debate sobre tecnología educativa se ha planteado históricamente en torno a dos posturas enfrentadas: por un lado, una mirada tecnoutópica y, por otro, un fuerte rechazo que podríamos calificar como ludismo tecnológico. Esto se ha amplificado muchísimo en los últimos meses y es importante que, como Clúster de tecnología educativa, tratemos de entender las razones de esta oposición, entender qué está detrás de estas posturas, el porqué de estas reacciones. Y asumir también la parte de responsabilidad que podamos tener.

Pero creemos firmemente que es imprescindible superar esta polarización estéril y que para superarlo no basta con promover la tecnología sin más, sino hacer de la tecnología un objeto de indagación, problematizando tanto su aceptación y uso, como su rechazo e ignorancia. Como dice Linda Castañeda, que fue ponente la edición pasada, es hora de ir “más allá del optimismo posibilista, la ingenuidad solucionista o el pesimismo ilustrado”. Lo que necesitamos es calmar el debate sobre la tecnología y la educación. Un debate especialmente polarizado en los últimos meses; superar la manera generalmente crispada con que muchas veces se plantea la relación entre tecnología y escuela. Debatir sobre cuáles deben ser los parámetros de una buena educación y sobre qué entendemos que es educativamente deseable. Y desde ahí retomar el debate sobre los fines de la educación en un contexto de vida, como el actual, totalmente atravesado por la tecnología. Esperamos que esta 10ª edición del EdTech Congress Barcelona contribuya a enriquecer el debate, hacerlo más educativo y orientarlo al servicio de toda la comunidad educativa.

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Lucía García López

Periodista, redactora y feminista. Me gusta el cine, la música, el arte y la política. Aprendiendo día a día. Convencida de que la cultura es la mejor arma de transformación