No es la primera vez que hablamos de las impresoras 3D en clase. Es, de hecho, un recurso cada vez más habitual que tiene múltiples posibilidades, algunas de las cuales hablamos en este artículo y tratamos con mayor profundidad en algunas experiencias como la de Laude El Altillo de Cádiz o la de ELISAVA de Barcelona.

Hoy vamos a hablar de los beneficios y las posibilidades de las impresoras 3D para el aula, de cómo usarlas y qué aportarán a la clase. Quizá no sea ahora, pero el mundo de la impresión 3D terminará aterrizando en los colegios dentro de no mucho tiempo.

¿Qué es una impresora 3D?

Empecemos por el principio. ¿Qué es una impresora 3D? Una tecnología de la que se está hablando mucho desde hace unos pocos años y que algunos afirman que cambiará el mundo para siempre. Poca broma.

El mejor símil es el de una impresora tradicional, de tinta o láser. Mientras éstas 'pintan' sobre una superficie plana, generalmente un papel, las impresoras 3D permiten crear modelos tridimensionales partiendo de una creación generada en el ordenador. En vez de tinta nos encontraremos con materiales especiales, generalmente plásticos que se moldean a altas temperaturas y que al enfriarse se mantienen sólidos.

Hay muchos tipos de impresoras y varios materiales disponibles, cada uno de ellos con características diferentes. La impresión 3D no es un campo sencillo para los novatos en la materia, y como introducción ya hablamos de los principales aspectos a tener en cuenta en este artículo. Como en muchos otros campos será muy recomendable bucear para obtener más información, conocer qué opciones y tecnologías hay y, sobre todo, estudiar el terreno para conocer a fondo sus posibilidades.

El arte más allá del papel: creatividad

3D Printer

Estamos acostumbrados al arte bidimensional, sobre una superficie: pintar sobre un papel, por ejemplo. Las impresoras 3D van un paso más allá y permiten, de una forma sencilla, crear modelos tridimensionales. Poner nuestras ideas en un diseño digital, realizado en ciertas herramientas específicas a través de un ordenador, promoviendo no sólo la creatividad sino también la inteligencia espacial.

Utilizar una impresora 3D no será un trabajo manual - como sí puede ser la pintura o la escultura - pero sí mejorará otras aptitudes de los chavales. Como siempre cuanta más libertad les demos, mayor será la creatividad que promoveremos en ellos, y de paso mejorarán su uso de un ordenador y de las herramientas que planteemos.

No sólo crear, también diseñar: resolviendo problemas

Podemos dar esa libertad para crear lo que quieran, y por tanto promover la creatividad. O también podemos plantear retos que deberán solucionar con la creación de piezas con la impresora 3D.

Puzles que se resuelven creando la pieza 'clave' (deberán diseñarla, imprimirla y probarla para avanzar a la siguiente fase), o prueba trabajo colaborativo en los que cada estudiante cree una pieza que luego, junto con las de otros miembros del equipo, forme un conjunto más elaborado.

Piezas Hechas Con Impresoras 3D

Aquí, como siempre, el límite está en la imaginación del docente o en aquello que sea capaz de encontrar. Referencias hay muchas, como este artículo de Edutopia que nos lleva a la guía de Kathy Schrock o a esta otra de Sylvia Martinez.

Impresoras 3D, aún más tecnología para el aula

Afortunadamente la asignatura de 'informática' ya es mucho más que enseñar ofimática. La programación se ha hecho un hueco y todo apunta a que el siguiente paso será la impresión 3D. Más tecnología, pero tecnología de verdad y no sólo cómo manejar una serie de programas como usuarios.

Las impresoras 3D siguen siendo productos caros y exclusivos de unos pocos, pero esto ocurre siempre con toda la tecnología, ya sea en el aula o fuera de ellas. Necesitaremos unos cuantos años para verlas de forma masiva, pero llegarán y permitirán añadir una nueva posibilidad a los chavales.

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Al igual que otros campos también debemos hablar del perfil de los estudiantes. Las impresoras 3D son perfectas para secundaria y bachillerato, no tanto para los cursos de primaria para los que aún es, tal vez, muy pronto. Obviamente esto dependerá enormemente del método empleado y de los objetivos que se quieren plantear.

Lo que está claro es que las impresoras 3D están llegando a las aulas, y que aunque aún están empezando a despegar todo apunta a que dentro de unos pocos años su uso en clase será mayoritario. Sólo es cuestión de tiempo.

Sobre el autor
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Pablo Espeso

Ingeniero Informático, coordinador del Club de Jóvenes Programadores de la Universidad de Valladolid (CJP @ UVa) y apasionado por la docencia de las nuevas tecnologías, de la informática y, en particular, de la programación.