Parece que la programación está posicionándose como enseñanza alrededor de los 10 años de edad, pero no es una locura comenzar mucho antes. En Reino Unido, por ejemplo, empiezan a partir de los 5 años —con algunas opiniones críticas, eso sí—. Esta edad es la que hoy nos ponemos como objetivo, así que ¡manos a la obra! ¿Cómo enseñar programación a los 5 años?

Evidentemente se trata de una iniciación acorde a su edad, con más juegos que conocimientos técnicos específicos sobre la materia. Para comenzar a abordar esta cuestión, os lanzamos 3 propuestas para enseñar programación a los 5 años que, ojalá, puedan dar pie a muchas nuevas ideas que confiamos nos dejéis en los comentarios. ¡Vamos allá!

Jugar a robots

Robot @ Pixabay

En esta primera propuesta haremos que nuestros chavales se pongan en la metálica piel de un robot, y puedan controlar sus movimientos. Pero ojo, porque están limitados: sólo podrán ir dar pasos hacia adelante y hacia atrás, y rotar (girar) 90 grados a derecha e izquierda. Cada uno de ellos tendrá un punto de partida y un punto de destino, que será su objetivo.
Uno de los requisitos es que el suelo esté cuadriculado, para lo cual utilizaremos algún tipo de cinta adhesiva temporal. También podemos imprimir un conjunto de tarjetones con las diferentes instrucciones, que los alumnos deberán seleccionar y ordenar (o escribir estas órdenes en un papel, simplemente con figuras sencillas como, por ejemplo, flechas). Una evolución de este juego es que los chavales cooperen para que uno le de las instrucciones al otro, y viceversa.

Órdenes que se repiten

Mosaico @ Pixabay

Dentro de la programación es esencial el concepto de repetición: instrucciones —órdenes— que se repiten, generalmente siguiendo una norma determinada. Esta segunda propuesta consiste en, partiendo de una actividad concreta, buscar si existen patrones que impliquen la repetición de órdenes mejores.
Estas actividades pueden ser diversas, y será ideal que el profesor lo consensúe junto con sus alumnos. Se trata de buscar ejercicios en los que se de un determinado patrón y, una vez se tenga, desmigarlas y reducirlas hasta ver los elementos que se repiten. Por ejemplo, en los días laborables lo más probable es que los chavales se despierten y acuesten a las mismas horas, y que se cepillen los dientes siempre después de desayunar y cenar. Se trata de organizar todos los datos y ver qué elementos se repiten.

Las recetas de cocina

Rana Cocinera @ Pixabay

Aunque no lo parezcan las recetas de cocina están muy relacionadas con la programación, al ser un algoritmo con el que buscamos conseguir un determinado fin. Es por ello, por lo que practicar una receta de cocina implica, en cierto modo, practicar la programación, sólo cambiando ingredientes y acciones por valores y órdenes de programación.
Para ello, cada alumno puede traer de casa la receta de su postre favorito y compartirla con sus compañeros, con el objetivo de que se den cuenta de las semejanzas. Por ejemplo, un bizcocho de limón y uno de yogur tienen recetas similares. Una vez conocidas ambas, ¿cómo podríamos hacer un bizcocho de naranja? ¿Y uno de chocolate?

Sobre el autor
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Pablo Espeso

Ingeniero Informático, coordinador del Club de Jóvenes Programadores de la Universidad de Valladolid (CJP @ UVa) y apasionado por la docencia de las nuevas tecnologías, de la informática y, en particular, de la programación.