Cualquier docente sabe por experiencia que las primeras horas de la mañana o después de un recreo suelen ser las más complicadas: su alumnado suele estar dormido o excitado y despertar en ellos el interés por la materia que tiene que comenzar a impartir puede resultar difícil. Pero, ¿qué se puede hacer para conseguir captar la atención del alumnado en estas ocasiones? Una propuesta que puede resultar interesante es apostar por un comienzo de clase diferente e innovador, es decir, no limitarse a empezar la sesión entrando directamente en la materia teórica. Estas son algunas ideas. 

Comienzo De Clase Diferente

¿Qué hiciste ayer?

El principal objetivo de esta actividad es romper el hielo en clase y motivar que los estudiantes comiencen la clase hablando entre ellos. El docente planteará esta pregunta a todo el alumnado, que deberá ir respondiendo uno por uno cuáles fueron las actividades más significativas que realizaron durante el día anterior. A la vez, irán conociendo mejor los hobbies e intereses de sus compañeros. 

Una historia curiosa

¿Qué mejor manera de despertar la curiosidad del alumnado que con una anécdota extravagante que haya sucedido en algún momento de la historia o con un dato interesante? Esta puede plantearse en forma de pregunta: “¿sabríais decirme cuántos litros de sangre tiene el cuerpo humano?”, o “¿por qué creéis que se comenzó a utilizar la palabra ‘ok’ para decir que algo está bien?”. Y, a partir de ella, tratar de que los estudiantes formulen sus propias deducciones. 

Unos minutos de meditación

El mindfulness (también conocido como atención plena) aporta a los estudiantes una serie de beneficios con los que, además de alejar el estrés provocado por el día a día, también les enseña a regular sus emociones, a ser más resilientes, a tener más confianza en sí mismos y a disponer de la capacidad para cambiar la perspectiva de las cosas. Ya sea mediante una sesión de meditación u otras actividades como bailar con los ojos cerrados siguiendo el ritmo de una música, empezar las clases con esta disciplina, especialmente después del recreo o tras Educación Física, puede ayudarles a relajarse y hacer que su mente esté más despejada para aprender la lección del día. 

Un fragmento de un vídeo

Buscar un vídeo divertido, emotivo, motivador o curioso relacionado con el temario que se va a impartir y comenzar la clase proyectándolo. Así, se captará la atención y podrá dirigir la lección a partir de él, por ejemplo, preguntándoles qué les ha sugerido lo que han visto o cómo pueden relacionarlo ellos mismos con la materia. 

Una frase célebre

Busca animar a los estudiantes a que cada día uno de ellos tenga que comenzar la clase recitando una frase célebre que ellos mismos escojan. Puede ser de cualquier autor y temática y deberán explicar al resto de compañeros qué creen que significa y por qué la han escogido. 

Construir un relato 

Una actividad divertida, creativa y que además fomenta el trabajo en equipo es animar al alumnado a escribir un relato de manera conjunta. Una posibilidad es que trabajen en él cada día al comenzar la clase y durante todo el curso, para que la historia sea lo más completa y larga posible. Un estudiante inicia el relato y luego lo irán completando de uno en uno en cada sesión con una frase coherente que dé continuidad a la anterior. Además, si la historia es interesante, puede presentarse a un concurso o exponerse en algún rincón del centro para que todos los compañeros puedan leerlo. 

Con música

La música es un recurso ideal para disminuir el estrés, aumentar la motivación, estimular el cerebro o para calmarse emocionalmente y esto hace que resulte ideal para iniciar las clases. Ya sea a través de una canción escogida por el docente o por una propuesta colectiva de todos los estudiantes, dedicar los cinco primeros minutos de la sesión a disfrutar de la música ayudará a romper el hielo y enfrentarse a la lección más relajado.  

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Lucía García López

Periodista, redactora y feminista. Me gusta el cine, la música, el arte y la política. Aprendiendo día a día. Convencida de que la cultura es la mejor arma de transformación