Los resultados del informe PISA 2018 vuelven a poner de manifiesto la precaria situación del aprendizaje de matemáticas en nuestro sistema educativo, y la sociedad no debe ni puede resignarse ante el bajo nivel adquirido de tantos alumnos. 

De hecho, el 24,7% de participantes en el informe PISA en España no han logrado superar el nivel básico en matemáticas. Esto significa que solo pueden realizar acciones que son obvias y que se derivan inmediatamente de los estímulos dados. No saben aplicar la matemática a situaciones simples de la vida real. En el otro extremo solo tres alumnos de una aula de 28 podría aspirar a una carrera científico-técnica, que son y serán las más demandadas en el mercado laboral en los próximos 5-10 años. 

Estos datos ponen de manifiesto que el sistema educativo español no está progresando en conseguir el objetivo de que todos los estudiantes adquieran las competencias matemáticas básicas para participar en una economía moderna centrada en el conocimiento. 

Las causas 

El problema de la enseñanza de matemáticas en España no ha mejorado desde que se iniciaron las pruebas PISA en este ámbito en 2003. Las causas son múltiples, y se han estudiado a menudo a nivel internacional. Podemos destacar tres en particular: 

  1. No creemos que son capaces. Muchos padres, madres y docentes no creen que sus hijos y estudiantes sean capaces de entender las matemáticas. Por eso, los tildan `de letras’, como si hubiese una característica genética que les impidiese entenderlas. Los niños lo escuchan o indirectamente lo captan, y con eso ya no hacen el esfuerzo por entender. Creerse incapaz es la sentencia definitiva. Ya no depende de su esfuerzo, y por tanto no hace falta hacerlo, ya no luchan contra los retos.
  2. Hoy en día, todavía muchos centros y docentes enseñan matemáticas mecánicamente a través de fórmulas y trucos en lugar de entender el concepto en sí. No se enseñan desde lo concreto y su aplicación, y así todo queda en un ámbito abstracto y ajeno a muchos estudiantes. 
  3. Los planes de estudios son innecesariamente densos. Se podrían reducir a la mitad. El docente queda abandonado a su suerte, esperando que haga lo que pueda, aunque se quede a medias el trabajo. Pero hace ya años que los docentes piden reducir los contenidos en este sentido. 

Una posible solución 

Los docentes y, sobre todo nuestros alumnos se merecen acceder a programas de matemáticas contrastados, que funcionen. Ya existen, pero seguimos dedicados a utilizar lo mismo de siempre, o dinámicas pedagógicas nuevas pero no contrastadas, que más que solucionar el problema, lo confunden. 

Debemos exigir que los centros accedan a recursos educativos probados con éxito, que favorezcan la secuenciación y la ordenación de procesos que lleven a un buen aprendizaje. Tampoco tiene sentido hacer gratuitos los recursos que crean estas desigualdades entre alumnos. Hay que hacer accesibles los recursos pedagógicos más modernos y basados en evidencia, y que ofrecen al docente la posibilidad de motivar y desarrollar el potencial matemático de todos y cada uno de sus alumnos.

En este contexto, recomiendo JUMP Math, un programa educativo canadiense distinguido con el Premio WISE de educación que en España ya aplican más de un millar de profesores a 32.000 alumnos. Un estudio realizado por la UAB concluye que los estudiantes que aprenden matemáticas a través de este programa, mejoran su nota en 2 puntos. 

Miquel De Paladella
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