Tenemos por delante muchos días juntos y nos preguntamos constantemente qué cantidad de cosas podemos hacer y ojeamos sin parar páginas de Internet donde nos ofrecen numerosas ideas para ocupar nuestro tiempo y el de nuestros hijos.

No nos dejemos llevar por tanto cartel luminoso que sigue desorientando lo que buscamos con tanta inquietud día tras día a lo largo de toda nuestra vida: el desarrollo personal nuestro y de nuestros hijos.

El desarrollo personal es una forma de aprender valores y constituye asimismo un factor de protección ante determinados riesgos que pueden aparecer especialmente durante la etapa de la adolescencia. Son necesarios los espacios para uno mismo, donde podamos desarrollar inquietudes e intereses, ser protagonistas de nuestras propias vidas, pensar y reflexionar sobre nosotros mismos y sobre las cosas de nuestro alrededor.

Fortalecer vínculos personales

Por otro lado, cuando realizamos actividades gratificantes con otras personas, asociamos el sentimiento de placer y agrado propio de la situación con aquellas personas con las que realizamos dicha actividad, resultando así fortalecidos los vínculos personales de atracción y convivencia, así como la comunicación y la interacción. Todo esto se convierte ahora en una gran oportunidad para trabajarlo en familia. Además, a través del ocio en casa se desarrollan facetas positivas y agradables de cada uno de los miembros, saliendo así de las rutinas y responsabilidades de la vida cotidiana.

Todos estos factores son, ahora que estamos en casa, una buena oportunidad de fortalecer y establecer nuevas maneras de interacción con nuestra familia. Quizá me atrevería a decir que son momentos únicos y necesarios para nuestro desarrollo personal y el de nuestra familia.

El papel de los padres durante la cuarentena

Un Padre Le Enseña A Su Hija A Tocar La Guitarra, Pasando Tiempo En Familia

Los padres van a ejercer de modelo acerca de cómo emplean este tiempo y como llevan esta situación, cuáles son sus necesidades y cómo se adaptan a la situación. 

Por esta razón, los padres que tienen aficiones interesantes, que son capaces de divertirse en su tiempo libre, son los que con mayor probabilidad generen hábitos parecidos en sus propios hijos. Podemos ayudarles y enseñarles a enriquecerse, a aburrirse, a quererse, a desarrollarse…

Con todo esto, habremos andado un largo camino que nos ayudará a resolver futuras situaciones sin apenas darnos cuenta.

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