Aunque pueda parecer extraño, aceptar continuamente las peticiones de los niños les otorga una felicidad inmediata muy peligrosa: se puede caer en el error de consentirlos demasiado y convertirlos en personas egoístas, tiranas y eternamente frustradas. Y es que una respuesta afirmativa a todo les acostumbra a obtener lo que desean, aunque no sea beneficioso para ellos, y les costará conseguir una vida equilibrada en la que puedan pensar por sí mismos, porque su felicidad estará siempre supeditada a esa recompensa que nunca se esforzaron en conseguir. Por ello, saber decir ‘No’ en el aula es sinónimo de beneficio para el futuro de los estudiantes.
¿Los límites son perjudiciales?
Las personas que crecen con unos límites claros y definidos, a menudo, son más felices y más libres. Esta libertad les viene dada porque crecerán conociendo la tolerancia y el respeto a los demás y porque, además, dichos límites les hacen aprender a controlar su conducta y sus emociones.
Pero la eterna duda que aterra a padres y educadores es: ¿cómo puedo establecer unos límites sanos con un menor? Para conseguirlo, es indispensable saber definir y establecer unas reglas claras y coherentes y, sobre todo, aprendiendo del ejemplo de los adultos que les acompañan en su vida diaria.
Dentro de esta recomendación se encuentra la importancia de aprender a decir un ‘No’ entendido y reflexionado a tiempo, que les estará educando en el arte de la convivencia, algo muy difícil de conseguir en los tiempos que corren.
¿Cómo aprender a decir ‘No’ en el aula?
Existen muchas maneras de decir ‘No’, pero hay que tener especial cuidado si el receptor es un estudiante de Educación Infantil o Primaria. Es necesario que vaya acompañado de cariño, de comprensión, de una buena reflexión que contribuya al aprendizaje, ya que eso les ayudará a entender el porqué de esa palabra. De lo contrario, quizás interioricen que eso que han hecho no puede hacerse jamás, pero no comprenderán ni por qué ni las consecuencias de sus actos.
Un ‘No’ puede denotar autoridad sin necesidad de gritar. Debe ser claro y conciso, no dejarlo abierto a malentendidos. Un ‘No’ educa en la paciencia, algo imprescindible para cualquier persona, y una cualidad tan olvidada últimamente. Y, en ocasiones, si queremos, también se puede decir ‘No’ sin pronunciar la palabra.
Pero, ante todo, siempre hay que tener presente que, en la educación de nuestros niños y niñas, disciplina y amor van de la mano. La una complementa y refuerza a la otra, y viceversa.