Cómo mejorar el aprendizaje de alumnos TEA
José Ramón Alonso e Irene Alonso, coautores de ‘El Autismo: reflexiones y pautas para comprenderlo y abordarlo’, ofrecen algunos consejos para mejorar el proceso de aprendizaje del alumnado TEA.

José Ramón Alonso e Irene Alonso, coautores de ‘El Autismo: reflexiones y pautas para comprenderlo y abordarlo’, ofrecen algunos consejos para mejorar el proceso de aprendizaje del alumnado TEA.
El autismo es un trastorno del neurodesarrollo que afecta aproximadamente a uno de cada 100 niños: tienen muchas cualidades entre las que destacan su bondad y su honestidad, pero tienen dificultades para comprender nuestras pautas sociales y se calcula que en torno al 70% son víctimas de acoso escolar o bullying. Además, es necesario que los docentes se adapten en cierta medida a sus necesidades para mejorar el proceso de aprendizaje de alumnos TEA.
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Para ello, estas son algunas pautas a seguir:
La comprensión del lenguaje y la expresión verbal son dos cosas diferentes. Muchos niños con autismo entienden mucho más de lo que sus profesores piensan y puede ser que no sean capaces de expresar todo lo que realmente quieren decir. A veces, por el contrario, pueden recitar frases largas y complejas pero sin entender en realidad nada de lo que están diciendo. Hace falta interactuar con ellos y explorar para ver lo que realmente entienden y lo que requieren volver sobre ello.
Además, estos niños son literales y, en general, les cuesta mucho el lenguaje figurado, el pensamiento abstracto o cualquier cosa parecida a una metáfora. Si en una excursión el profesor dice “coged mi ritmo”, los otros alumnos entenderán sin problema que tienen que andar un poco más rápido y seguir tu paso pero es posible que ese niño se ponga a buscar el “ritmo” por el suelo. Pasa continuamente y aunque hay momentos divertidos, hay otros que son frustrantes.
Por eso, hay que tener cuidado con las frases hechas como “hablar por los codos” o “dormirse en los laureles”, y no suelen entender el sarcasmo. Si al pasar junto a tu mesa tira los papeles y dices “¡Genial!”, puede pensar que ha hecho algo bien e intentará repetirlo.
Y del mismo modo que interpretan los mensajes, los niños con autismo se expresan y dicen las cosas como las ven. Pueden decir en público que alguien tiene que adelgazar o que tiene un olor raro. No es algo personal, jamás querrá ofender ni hacer daño. La mejor solución es siempre el buen humor.
Sucede algo parecido con preguntas que en realidad son instrucciones. Es decir, si le dices “¿Quieres leer la siguiente página?”, la respuesta puede ser ‘no’. Si lo que quieres es que lea, díselo e irá mejor para todos. Una frase como “has dejado el pupitre muy desordenado”, para él es la descripción de un hecho y de ahí no se infiere necesariamente que lo tiene que ordenar.
Otra característica de estos niños es que se focalizan en un tema. De hecho, muchos tienen ‘su tema’. Pueden querer hablar sobre ello durante horas y no va a ser fácil sacarles de ahí. Muchas veces son temas que no tienen interés para los otros niños ni para el profesor. El sujeto preferido a veces puede usarse como palanca para aprender cosas (en vez de sumar manzanas puedes sumar dinosaurios si ese es su tema), o como recompensa tras la consecución de una tarea (puede abrir un rato el libro de los dinosaurios), pero lo más normal es que le distraiga de lo que tiene que hacer en clase, pues le interesa menos que volver a su tema.
A diferencia de muchos de sus compañeros, estos niños necesitan ayuda en sus interacciones sociales. Puede que en ocasiones parezca que no tienen interés en sus compañeros y si les dejamos solos con ellos, no aprenderán las habilidades sociales básicas y fundamentales para su vida. La escuela es un ambiente ideal y tiene condiciones que no se pueden reproducir en el hogar.
Algunos niños con autismo pueden tener hipersensibilidad a estímulos visuales (una iluminación muy potente), auditivos (el zumbido de un frigorífico o un fluorescente, algún aparato eléctrico como un sacapuntas o el aireador del acuario), olfativos (olores de comida, de la calle…) o táctiles (texturas). Puedes intentar modificar lo que le rodea o cambiarle de lugar para ver si se encuentra mejor. Los terapeutas ocupacionales pueden ayudar para hacer el aula más agradable, atendiendo a esos estímulos sensoriales. Intenta eliminar distractores.
Los niños con TEA tienen estereotipias, movimientos estereotipados o comportamientos repetidos que pueden parecer muy raros a sus compañeros. Se suelen producir cuando está excitado, aburrido o estresado. La atención y la guía durante el tiempo que está en el colegio harán que sean menos frecuentes.
Puede ser útil, con permiso de sus padres, explicar a sus compañeros lo que es el autismo. Se trata de explicarles, de forma lógicamente adaptada a su edad, las cosas básicas de los TEA:
Por último, el resto del personal también puede ser de gran ayuda. El conductor del autobús, el personal del comedor, los alumnos en el prácticum… todo ellos pueden también aprender y echar una mano.
1 Comentarios
Como A.T.E. de un centro de educación especial encuentro muy correcto y real el artículo, marca unas pautas de conducta concretas que pueden facilitar la labor a todos los profesionales implicados. Gracias.