La voz humana es un rasgo que va de la mano de nuestra propia identidad. Podríamos incluso decir que nuestra forma de hablar, sea el acento, la prosodia o nuestras muletillas favoritas, actúan como huella para que las personas nos puedan identificar con facilidad. Sin embargo, en la actualidad, ese rasgo tan personal y diferenciador parece verse ‘amenazado’. Existe una gran variedad de herramientas que permiten la clonación de voz, como Rask.ai o Hygen, entre otras. Se trata de potentes softwares para el contenido audiovisual basado en IA, que no sólo transcriben los diálogos de cualquier vídeo, sino que también los traducen y, lo más sorprendente: clonan sus voces.

¿Son estas herramientas intrínsecamente negativas?

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La gran pregunta que surge en torno al uso de estas herramientas de clonación de voz es si son o no positivas. Creemos que la tecnología, y en concreto la IA, bien empleadas, pueden suponer grandes aliadas para la inclusión y la atención a la diversidad. Podrían ayudarnos mucho en nuestras labores docentes pero la clave está en la educación. No en la educación que tiene lugar en la escuela, que también, sino en la educación como sociedad. Una educación humanista, cada vez más abandonada, comprometida, que denuncie las injusticias, y crítica, que nos ayude a no creernos todo aquello que se nos ponga por delante.

Cuestiones éticas 

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A pesar de lo comentado hasta el momento, no podemos obviar que el uso de la IA, sea a nivel social, divulgativo o educativo presenta un lado oscuro que ya se está haciendo notar. Noticias sobre fotografías trucadas de menores, vídeos de personas que no existen o de otras que sí pero que no han grabado determinados vídeos…. En el caso concreto al que estamos haciendo referencia en este artículo, se habla de delitos de ‘vishing’ o clonación de voz. Este término hace referencia al uso de las herramientas de clonación con objetivos delictivos o poco éticos, tal y como ha denunciado recientemente el actor Stephen Fry, por ejemplo. 

Clonación De Voz

El uso de estas herramientas, que hemos probado, es extremadamente sencillo, ya que únicamente implica copiar y pegar el enlace de un vídeo y esperar a obtener el resultado. Un resultado, eso sí, que precisará de una necesaria postedición para evitar frases literales, fallos de traducción u omisión de elementos culturales, entre otros aspectos mejorables.

En el ejemplo de arriba, la clonación de voz es muy impactante. En una primera impresión y sin prestar demasiada atención, la confusión está asegurada. Y según vayan mejorando las herramientas, que lo harán, la distinción de la voz real de la IA será todavía más complicada.

La tecnología no es mala en sí misma, depende del uso que hagamos de ella

En todo caso, no nos quedemos con lo malo. Nosotros deseamos destacar sus posibilidades educativas. Para ello, te recomendamos probar alguna de estas herramientas de clonación en primera persona y, sobre todo, te animamos a pensar acerca de los beneficios y posibles desafíos de estas herramientas y cómo las podrías integrar en tu aula.

YouTube video

¿Se podría analizar, quizás, la precisión de la traducción? ¿Podríamos comparar la clonación en varias lenguas diferentes? ¿Podríamos abrir un debate en clase acerca de las noticias que se están generando alrededor de la IA sobre la suplantación de identidad? Con total seguridad, mientras lo estamos pensando, ya hay otras herramientas en camino.

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