Estos días sin clases nos plantean el desafío (y también, claro, la oportunidad) de encontrar nuevos modos de estar juntos y aprender en casa. Es un momento de incertidumbre, en el que nuestra vida cotidiana cambia y tenemos que adaptarnos al escenario de estar todos (niños incluidos) en casa mientras esperamos que la ola de contagio pase y, ojalá pronto, las cosas vuelvan a la normalidad.

Y ahí viene la pregunta del millón: ¿cómo aprovechar ese tiempo “guardados” para generar oportunidades para aprender y compartir en familia?

Involucrar a los niños en la organización

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En primer lugar, es importante organizar el día, involucrando a los niños en planear su propio calendario. A diferencia de lo que sucede en vacaciones, aquí buscamos que puedan sostener sus rutinas de estudio, en tanto nosotros trabajamos desde casa. Eso los ayudará, además, a ir desarrollando autonomía en el manejo de sus tiempos, una capacidad clave que les va a servir para la vida en general más allá de estos días de cuarentena.

Para pensar ese cronograma vale la pena tener en cuenta las siguientes dimensiones, tratando de darle lugar a todas en el calendario que armemos:

  • Qué actividades hacen solos, sin ayuda
  • Qué actividades hacen con nuestra ayuda
  • Qué tareas tienen que hacer de las que envió la escuela
  • Qué momentos tenemos de juego en familia
  • Qué momentos hay de juego libre
  • Qué oportunidades tenemos de ejercicio físico (desde pasear al perro o hacer yoga en casa)
  • Qué tiempo pasan con pantallas (televisión, películas, tablets)
  • Qué tiempo pasan desconectados
Horario 2

Aquí comparto algunos ejemplos de distintas familias que me fueron armando sus versiones de calendarios en estos días:

Horario 4
Horario 1

Inteligencias múltiples

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¿Cómo pensar actividades en familia para estos días? ¿Cómo aprovechar ese tiempo “adentro” para generar oportunidades para aprender y compartir entre todos?

Una teoría que puede ayudarnos a pensar actividades para hacer con los niños (¡especialmente cuando no se nos ocurre qué hacer!) es la de las inteligencias múltiples, propuesta en los años ochenta por el psicólogo de la Universidad de Harvard Howard Gardner. Esta teoría plantea la concepción de la inteligencia como un repertorio, un abanico de capacidades que vale la pena nutrir.

A partir de ella, comparto una serie de actividades que podemos hacer en casa que forman parte de mi libro “Guía para criar hijos curiosos” (que se puede conseguir como ebook y del cual pueden descargar gratuitamente el primer capítulo en este enlace).

  • Inteligencia lógico-matemática: jugar a juegos de mesa que involucren la lógica o el cálcu­lo mental, como el dominó, el ajedrez, la escoba de quince o el 10000 (con los dados). Jugar a medir los objetos de la casa de distintas maneras (pesar, medir longitudes con diversos instrumentos). Resolver acertijos matemáticos (en la web hay montones). Crear y después descifrar un código secreto. Hacer cálcu­los mentales en situaciones de la vida cotidiana (cuando pensamos, por ejemplo, en qué tenemos y qué nos falta o en cómo repartir lo que hay entre varias personas). Aprender a programar con plataformas como Scratch Junior, Lightbot o Pilas Bloques.
  • Lingüística: Inventar historias cortas entre varias personas, como en el juego “cadáver exquisito”. Escribir cartas para alguien que vive lejos. Escuchar o leer cuentos y conversar durante el relato sobre cómo podría terminar la historia, o qué habrán sentido los personajes en distintas partes del cuento. Crear y escribir las instrucciones de un juego. Inventar una canción, un poema o un rap sobre un tema. Escribir las instrucciones de una búsqueda del tesoro para que otros jueguen.
  • Musical: Inventar canciones, cantar juntos, encontrar qué instrumentos hay “escondidos” en una canción. Grabarse con el celular cantando y volver a escucharse. Inventar modos de acompañar una canción haciendo percusión con el cuerpo o con distintos elementos. Jugar con diferentes ritmos, tocar un instrumento, crear la melodía para un poema, musicalizar una historia. Ver conciertos en línea de los muchos artistas que por estos días están compartiendo su música. Armar nuestra propia “playlist de cuarentena”.
  • Cinético-corporal: Bailar, crear coreografías y grabarlas en video (no hace falta compartirlas en las redes). Jugar a juegos con el cuerpo (carreras, juegos de postas) que inventemos con los chicos.
  • Espacial: Construir con bloques o materiales reciclados. Usar masa o arcilla para esculpir objetos. Representar situaciones a través de imágenes o esquemas. Llevar a otro con los ojos tapados de una punta a otra de la casa dándole instrucciones sobre hacia dónde moverse. Dibujar y leer mapas que lleven a un “tesoro” escondido en casa.
  • Naturalista: Observar y cuidar seres vivos (mascotas, plantas). Registrar cómo crecen a lo largo del tiempo, armar una bitácora donde escribamos los resultados. Recolectar elementos de la naturaleza (hojas, bichos, piedras) para dibujarlos o clasificarlos y armar un álbum o una colección.
  • Intrapersonal: Armar una lista de las cosas que queremos hacer en el día para aprender a organizar el tiempo. Escribir las ideas y sentimientos en un diario. Hacer una cápsula del tiempo en la que los chicos guarden aquellos tesoros que son importantes para ellos y se escriban cartas a sí mismos para volver a abrir esa caja en unos años. Sacar fotos de cosas que nos llamen la atención y comentarlas después.
  • Interpersonal: Planear un “campamento” dentro de casa (por ejemplo, armando una carpa casera con mantas y sillas) y armar entre todos la lista de cosas que queremos llevar. Enseñar algo que sabemos a otra persona (por ejemplo, grabando un tutorial en video). Resolver desafíos en equipo.

Ojalá la lista anterior los ayude a despertar ideas (¡y a identificar cosas que ya hacen!). En estos años de trabajo con madres y padres me sorprendo y maravillo cada vez con la inventiva que tenemos todas las familias. Seguramente ustedes tendrán muchas otras que vale la pena compartir.

En este enlace van a encontrar un documento con recursos que fui compilando de muchos colegas educadores para seguir inspirándose.

Quedarnos en casa puede darnos una oportunidad impensada de conectar con nuestros hijos: pasar tiempo juntos sin apuro, jugar por jugar y charlar por charlar. No hace falta desplegar ideas sofisticadas. Se trata, ni más ni menos, de reconectar y disfrutar de la mutua compañía.

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