Cultura, tradición, gastronomía, zonas arqueológicas…Ciudad de México ofrece todo esto y muchas cosas más. Recomendamos los mejores lugares para disfrutar de este destino turístico en familia.
La capital de México es uno de los pocos destinos del mundo donde puedes encontrar ruinas prehispánicas, construcciones coloniales y las últimas tendencias arquitectónicas en un mismo lugar. Además, destaca por su gran diversidad de recursos naturales, como sus diversos parques y bosques, algunos de ellos clasificados como reserva natural protegida; su enorme riqueza cultural e histórica; su reconocida gastronomía compuesta por platillos típicos como el pozole, la sopa azteca, las enchiladas, o el pescado zarandeado; y su excepcional clima. Os proponemos algunos de los lugares que no debes dejar de visitar.
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Conocido por sus calles adoquinadas y la arquitectura colonial, es uno de los barrios más bohemios de la ciudad. Allí se ubica el Centro de Artes Vivas, un espacio para todas las edades donde se realizan conciertos, talleres, obras de teatro, actividades deportivas y otros eventos; la librería y galería feminista U- Tópicas; o La Casa Azul de Frida Kahlo. También dispone de un mercadillo con zonas de comida y otros artículos.
Cuatro años después de la muerte de la pintora, en 1958, su residencia se convirtió en una casa museo “para el aprendizaje y disfrute de su amado México”, según quiso ella misma. Allí vivió la mayor parte de su vida; inicialmente junto a su familia y, años después, con Diego Rivera. Se trata de uno de los museos más concurridos de la capital mexicana y en el que es posible encontrar, además de objetos personales de Frida, algunas de sus obras emblemáticas como ‘Viva la Vida’ (1954), ‘Frida y la cesárea’ (1931) y ‘Retrato de mi padre Wilhem Kahlo’ (1952). Asimismo, se conserva el jardín del hogar, desde el que, se accede directamente a la exposición de Los Vestidos de Frida.
Con una superficie de aproximadamente 46.800 metros cuadrados, es la segunda plaza más grande del mundo. Está situada en el centro histórico de la ciudad y rodeada por la Catedral Metropolitana al norte, el Palacio Nacional al este, el Antiguo Palacio del Ayuntamiento y el Edificio de Gobierno al sur, y al oeste por edificios comerciales, administrativos y hoteles. A lo largo de la historia ha tenido varios nombres, pero su denominación actual se debe a la Constitución de Cádiz promulgada en 1812. No obstante, de manera informal se la conoce como Zócalo por un monumento que, curiosamente, nunca se llegó a erigir: en 1843 ordenaron su construcción para conmemorar la Independencia de México, pero nunca se terminó y solo quedó en el centro de la plaza la base de lo que hubiera sido la columna de la independencia.
Situadas a menos de 50 kilómetros de Ciudad de México, son las ruinas de una de las mayores ciudades prehispánicas del continente; aquí vivieron más de 100.000 personas en su época de esplendor. Es el “lugar donde los hombres se vuelven dioses” y cuenta con una de las pirámides más grandes del mundo: la Pirámide del Sol. Se recomienda visitarla a primera hora de la mañana, andar por la Calzada de los Muertos y llegar hasta la otra pirámide de este paraje, la Pirámide de la Luna, desde donde se puede contemplar todo el complejo arqueológico.
Un barrio ideal para pasear por sus plazas y comprar algunos souvenirs artesanales de la ciudad. Los sábados, en la Plaza San Jacinto y Plaza del Carmen se montan mercadillos en los que se venden pinturas, cerámica, antigüedades o muñecas regionales, entre otros artículos. Otro de sus atractivos son los puestos y restaurantes de comida típica mexicana.
Es uno de los más importantes de América y alberga el legado arqueológico de los pueblos de Mesoamérica, así como la diversidad étnica actual del país. Construído en el año 1963, cuenta con 24 salas de exhibición, de las cuales 23 son permanentes y una está destinada a exposiciones temporales. Algunas de las piezas más emblemáticas de su colección son la ‘Piedra del Sol’, las cabezas colosales de la cultura olmeca, las esculturas teotihuacanas dedicadas a los dioses del agua, la ‘tumba de Pakal’, las ‘ofrendas funerarias de Monte Albán’ o las ‘estelas de Xochicalco’.
“Un Danzante, es el intermediario entre lo divino y lo mundano”, de aquí toma el nombre este restaurante con dos sedes, una en la zona de Coyocán y otra en Oaxaca. El lugar fusiona el México antiguo con el contemporáneo en cada bocado; sirve comida mexicana impulsando, principalmente a los productores nacionales de vino y otros alimentos.
