Tras trabajar durante un tiempo con el alumnado en la gestión de las emociones, decidí dar el siguiente paso con mis estudiantes: aprender a comunicarnos emocionalmente. Para ello, reflexionamos sobre nosotros mismos y los demás; también sobre cómo nos relacionamos con nuestros semejantes y diferentes, y los lazos o nudos con que nos vinculamos.
Como punto de partida tomamos la metáfora de la Casa de la palabra, la cual nos conecta a la comunicación y nos ayuda a tomar conciencia acerca de la necesidad de asumir la responsabilidad de lo que decimos y de cómo lo decimos. Confeccionamos el mural de nuestra casa de la palabra y en ella colocamos las llamadas ‘palabras dardo’, es decir, las que hieren y hacen sufrir: no es posible, es inútil, ¡tonto más que tonto!, eso es así y basta, no tienes razón.
Ejercicio Casa De La Palabra
El siguiente paso fue analizar las ‘palabras puentes’ que nacen de la reflexión y del silencio, como por ejemplo: tú puedes, confío en ti, ¡ánimo! ¡adelante!, te lo agradezco, llegarás lejos... Estas palabras curan, consuelan, animan y nos unen a los demás.

Actividades para trabajar la comunicación emocional

  1. Desde la ecología emocional, se trabajan las ‘preguntas despertador’, aquellas que pueden ser motor de cambio y mejora en la vida. En nuestro caso fueron: 
  • Cuando te diriges a otra persona conectado al enfado, ¿qué tipo de palabras lanzas?
  • ¿Cómo actúas si el otro te lanza una ‘palabra dardo’? ¿Rebota otra del mismo tipo?
  • ¿Cuál es la ‘palabra dardo’ que te ha generado más dolor?
  • ¿Qué ha sido lo más curativo que te han dicho?
  • ¿Cuál es tu ‘palabra puente’ preferida?
  1. Trabajamos la empatía y analizamos cuáles son los requisitos para su desarrollo elaborando el siguiente listado:
  • No prejuzgar a los compañeros.
  • No emitir juicios morales ni censurar.
  • Silencio cuando nos hablen y no cortar la conversación.
  • Prestar atención y escuchar atentos.
  • Mostrar comprensión.
  • Ser humildes: admitir que no se tiene todas las respuestas.
  • No dar consejos cuando no te los pidan.
  • Usar adecuadamente el lenguaje oral. Paraguas Educación Emocional

3. Dinámica ‘De frases asesinas a frases positivas’ que consiste en sustituir la ‘frase asesina’ por una ‘positiva. Por ejemplo: Frase asesina: Eres muy egoísta // Frase positiva: Has actuado de forma poco generosa.
Finalizamos con una puesta en común. La conclusión fue que hay que hablar desde el yo y asumir nuestra responsabilidad en lugar de culpar a los demás.

Comunicación y nuevas tecnologías

La tarea del docente no se debe limitar exclusivamente a la transmisión de los conocimientos. Su deber también es formar personas emocionalmente sanas y en este proceso no se puede obviar la comunicación a través de las nuevas tecnologías.
Dentro de este contexto, el siguiente paso fue valorar cómo las nuevas tecnologías producen nuevas formas de relacionarse y la importancia de saber gestionarlas. Realizamos para ello una gráfica basándonos en cuantas personas van por la calle con auriculares y no ven a la persona con la que se cruzan porque están abstraídos.
Las Tic Y La Comunicación Emocional
También se analizó si estando en casa cada miembro de la familia se encuentra en una habitación distinta: uno mirando la tele, otro trabajando con el ordenador, chateando o escuchando música en soledad. Observamos que había un  alto porcentaje de estudiantes que presentaban esos hábitos en sus hogares: al no haber comunicación esto les hacía sentirse solos.

Pautas para el buen uso de la tecnología

Como el problema no son las nuevas tecnologías sino el uso que se les da, vi  necesario confeccionar unas pautas para su buen uso que sirvieran de asesoramiento a los padres. No olvidemos que los niños aprenden por imitación y que los mayores son su modelo a seguir en casa. Estas pautas fueron:

  • Hay que diferenciar entre el abuso, el uso y el buen uso.
  • Sin una correcta gestión ecológica, nos convertiremos en sus esclavos.
  • Las TICs deben ser herramientas, no fines en sí mismos.
  • En los encuentros con otras personas, apagaremos los aparatos.
  • En casa, las TICs tienen que estar en un espacio común.
  • Evitemos las TICs en las habitaciones. No confundamos el espacio de descanso con el de la navegación.
  • Delimitaremos el tiempo de uso de las TICs y potenciaremos al máximo las actividades de encuentro real.
  • Como en el mundo real, en el mundo virtual puede haber espacios orientados a la creatividad y a la destructividad.

Es triste imaginar un futuro donde desaparezca el toque personal y todo lo que supone la calidez de la presencia del otro... ¿Conectados, pero solos? Podemos hacer que no sea así desde nuestro rol de docentes.
 

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