Víctor Cerrudo, que ejerce como profesor de Educación Infantil desde 2003, ha publicado el libro ‘Manual práctico para enseñar a leer y escribir’ (editorial Toromítico). Es su primera obra y en ella, además de profundizar en los prerrequisitos lectores que acompañan al proceso de enseñanza y aprendizaje de la lectura, comparte una metodología que permite enseñar a escribir desde los 5 años y cuestiona las creencias “enquistadas” relacionadas con la lectoescritura. También defiende la implicación de los padres y que la lectura debe formar parte de la rutina familiar a través de diferentes actividades.

Pregunta: ¿Cómo surge la idea de escribir ‘Manual práctico para enseñar a leer y escribir’? ¿Qué van a encontrar los lectores?

Respuesta: En el año 2017, después de participar en unas jornadas de innovación educativa del CRIF de Acacias de Madrid, su asesora Puerto Santos me ofreció impartir un curso sobre lectoescritura y ortografía. Después de varias ediciones, me di cuenta que había muchos contenidos que deseaba ampliar y concretar. Y de esa necesidad surgió escribirlo, dotando a profesores y familias de un manual para enseñar a leer y escribir.

El lector se va a encontrar con una metodología de enseñanza de la lectoescritura basada en los tres principales prerrequisitos lectores: la conciencia fonológica, el conocimiento de las letras y sus sonidos, y la velocidad de denominación. Se muestra así una metodología que permite enseñar ortografía desde los 4 años de edad, analizando también cómo se forman las faltas de ortografía y el modo de paliarlas. Para mí, lo más interesante del libro es que pone en tela de juicio múltiples dogmas educativos que nos han acompañado desde hace años como la idoneidad de los dictados, el tema de las fuentes escolares o la escritura masiva de textos en la etapa de Infantil.

Víctor Cerrudo. Docente Y Autor Del Libro El Libro ‘Manual Práctico Para Enseñar A Leer Y Escribir’

P: Desde hace casi dos décadas ejerce como docente precisamente en la etapa de Educación Infantil. Según su experiencia, ¿en qué momento está preparado un niño para que le enseñen a leer y escribir correctamente?, ¿qué aspectos hay que tener en cuenta?

R: Creo que el momento idóneo para empezar a escribir es a partir de los 5 años, pero respetando una serie de principios como son el acompañamiento y la progresividad de los aprendizajes. Ya sobre los 6 años, un niño debería mostrar un cierre progresivo de la lectoescritura en paralelo al final de la conciencia fonémica, que es la capacidad para segmentar los fonemas del lenguaje oral. Los alumnos que presentan un desarrollo más lento en esta capacidad suelen cerrarla sobre los 7 años. Aquellos que continúen sin completarla a los 8 años con toda seguridad tendrán algún problema en el desarrollo.

Me gusta pensar, no obstante, que el niño es el que decide cuándo iniciar el aprendizaje de la lectoescritura. En mi centro realizamos una actividad llamada el cuaderno del fin de semana que es muy útil para motivar al alumnado en el inicio de la lectoescritura. En esta rutina, deben dibujar o escribir alguna actividad que hayan realizado. Son ellos quienes eligen el momento de empezar a escribir. La escritura es individual y siempre acompañada por el tutor o tutora. De este modo, el trabajo en los prerrequisitos posibilita que pueda comenzar a escribir, pese a no haber realizado muchas actividades de lápiz y papel. Este inicio personal no impide que valoremos el desarrollo lectoescritor, ya que las fases de la conciencia fonológica presentan una escritura típica. Conocerlas nos permitirá comparar su escritura con su edad cronológica. 

“Creo que el momento idóneo para empezar a escribir es a partir de los 5 años, pero respetando una serie de principios como son el acompañamiento y la progresividad de los aprendizajes”

Por otra parte, he desarrollado una herramienta que denomino ‘El cuaderno de escritura’. De manera mensual, los niños escriben unas palabras graduadas en dificultad. Hasta que no escriben una palabra completa no pasamos a la siguiente. Si la escritura es la esperada podemos establecer cómo van evolucionando, observando el salto de la escritura silábica a la silábica-alfabética y, por último, a la alfabética.

P: ¿Qué metodología/s recomienda para trabajar en el aula y por qué?

R: Considero que cada profesor debe ir marcando y creando su propio andamiaje metodológico. Lo que no debemos olvidar es que la neuroeducación indica el camino que debemos tomar. Aquí quiero enlazar con la eterna pregunta: ¿cuál es el mejor método para enseñar a leer y escribir? Dehaene, figura capital en lectoescritura, afirma categóricamente que los métodos fonéticos son más efectivos que los globales porque actúan sobre hemisferios cerebrales diferentes. Mientras que los primeros lo hacen sobre el izquierdo que se encarga de analizar los sonidos del habla, los segundos lo hacen sobre el derecho, menos competente para la manipulación de los mismos. 

Según este autor, los métodos globales colapsan los recursos cognitivos y la memoria de trabajo del aprendiz. Es esencial trabajar los tres prerrequisitos lectores que antes he mencionado, pero sin olvidar todas las capacidades relacionadas con su desarrollo tales como el lenguaje oral o la memoria operativa.

P: En su opinión, ¿por qué a muchos alumnos no les gusta la lectura y lo consideran una afición aburrida? 

Considero que las aficiones responden a experiencias emocionales asociadas a su aprendizaje. En la lectoescritura pesan mucho las presiones que reciba el alumnado por parte del profesorado. Mi mujer Sara, maestra del primer ciclo de Primaria, responde a esta pregunta mejor que yo. Afirma que los alumnos que han estado sobrecargados de actividades de escritura y lectura en Infantil son niños que suelen sufrir posteriormente hastío y cansancio ante esta actividad. En cambio, los niños que aprenden con actividades ajustadas a su desarrollo son estudiantes motivados hacia ella. El descubrimiento de la lectura debe ser una sensación maravillosa para los estudiantes: leer las palabras de un libro o los carteles de la calle genera una enorme sensación de crecimiento personal. 

Apoyo 2

P: ¿Cómo fomentaría su interés hacia los libros? ¿Qué propuestas sugiere?

R: El interés hacia los libros proviene del triángulo emocional entre familia, niño y libro. La lectura compartida crea una unión con la lectoescritura. Escuchar una buena historia es gratificante. Debe constituir una rutina familiar y un momento de conexión íntima entre todos sus participantes. Debemos tratar de estimular la lectura para que el acto de leer sea personal y no obligado. Cambiando el lenguaje, podemos modificar el sentido de esta realidad. Es más acogedor para el niño usar la frase ¿quieres leer un rato conmigo? en vez de ¿quieres leer un rato? Compartir actividades relacionadas con los libros debe formar parte de la dinámica familiar como, por ejemplo, ir a la biblioteca, comprarlos en la librería o hablar de los libros que ha leído. 

P: ¿Existe una relación directa entre leer y las faltas de ortografía?

R: Me encanta esta pregunta. Como ya he comentado, el libro trata de reflexionar sobre las creencias enquistadas dentro del sistema educativo. Una de estas afirmaciones canónicas es que las faltas de ortografía surgen por la falta de lectura. La ortografía es eminentemente visual. Según Mesanza López, el 87% de la ortografía se aprende mediante la memoria visual. 

No negaré la importancia de leer, ya que el lector ve las palabras bien escritas; y, aunque soy consciente de la importancia de la repetición de las visualizaciones de una palabra para ser almacenada en el lexicón, el principal mecanismo de memorización ortográfica de las palabras es la escritura. En concreto, las realizadas en los primeros años de escolarización. La lectura es un proceso que consume múltiples procesos cognitivos.

Cuando leemos, los movimientos sacádicos de los ojos no se centran en todas las letras sino que van dando saltos, fijándose en algunas, pero no en todas. De hecho, si quiero escribir una palabra que nunca he leído antes, necesito tomar una decisión ortográfica. Un adulto usaría un diccionario o una búsqueda en Internet, pero un niño no posee esa capacidad. Las primeras escrituras de las palabras son las que configurarán la imagen memorizada en el léxico ortográfico, máxime cuando la escritura es previa a la lectura. Es esencial que estas primeras escrituras sean correctas. Todas ellas. 

“El principal mecanismo de memorización ortográfica de las palabras es la escritura. En concreto, la realizada en los primeros años de escolarización”

Cuando un alumno de 6º de Primaria escribe viernes con B, no es que la haya leído pocas veces sino que la ha escrito mal muchas veces sin corregirle. Nuestro objetivo es entrenar al niño desde los 4 años para que pregunte al adulto que letra debe elegir cuando escucha un fonema conflictivo. El manual enseña a crear esa rutina en el alumno y cómo lograr esa reducción en las faltas ortográficas. Si durante el aprendizaje de la lectoescritura el niño automatiza la conducta de preguntar al adulto qué letra debe elegir, irá memorizando muchas palabras antes de comenzar a leerlas. Estas imágenes ortográficas de las palabras serán las que busquemos en los años sucesivos permitiendo una escritura sin fisuras. 

Entrevista A Víctor Cerrudo

P: ¿Qué recomendaciones daría a las familias para continuar en casa con el trabajo que empieza en la escuela?

R: Lo primero es que no presionen y que sigan las indicaciones de los profesores. Les sugeriría que lean junto a sus hijos y que escriban cuentos con ellos. La escritura de historias es un momento maravilloso porque crea lazos emocionales y nos permite trabajar aspectos esenciales de la escritura. Podemos entrenar a separar las palabras, a que el niño pregunte ante los sonidos conflictivos y a modelar las frases que desean escribir para concretar su pensamiento en una frase corta y bien construida. 

Libro De Victor Cerrudo
  • Autor: Víctor Cerrudo
  • Editorial: Toromítico
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Regina de Miguel

Mandela dijo: “La educación es el arma más poderosa que existe para cambiar el mundo”. Ilusionada de formar parte de un proyecto que sí quiere cambiar las cosas y con el que descubro experiencias que no dejan de sorprenderme.