Imparte clases de historia del arte, realiza visitas guiadas a museos, asesora a artistas contemporáneos, da charlas, participa en mesas redondas de universidades y centros culturales sobre la divulgación cultural en redes y, además, colabora en numerosos medios de comunicación como en el programa “El condensador de Fluzo” de La 2 de TVE. Y es que desde que Sara Rubayo se graduó en una “carrera sin salidas” como Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid, no ha dejado de embarcarse en todo tipo de aventuras para hacer lo que más le gusta: divulgar la historia del arte. 

Su última aventura es ‘Te gusta el arte aunque no lo sepas’, una obra en la que ofrece una visión original, divertida y diferente de la historia del arte con el objetivo de que el lector descubra que, aunque todavía no sea consciente, le gusta esta disciplina. Para ello, realiza un recorrido por su historia, desde las primeras pinturas aparecidas en la Prehistoria hasta la actualidad, pasando por el Antiguo Egipto, el Renacimiento o el Impresionismo, demostrando que la historia del arte es “un reflejo de nuestra vida y nuestros problemas”.  

Te Gusta El Arte Aunque No Lo Sepas Sara Rubayo
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Como docente, defiende la importancia de impartir esta asignatura utilizando el lenguaje que el alumnado usa habitualmente (vídeos, información más condensada…). Además, aconseja ofrecer pequeñas píldoras de información que despierten su curiosidad y utilizar la tecnología como aliada fundamental en el aula. También reclama el papel de las mujeres que, tradicionalmente, han quedado fuera de los libros de texto y, en general, de la memoria colectiva. Sofonisba Anguissola, Élisabeth Vigée Lebrun, Rosa Bonheur o Maruja Mallo… son solo algunos nombres que devuelve al lugar que merecen a través de este libro.

Pregunta: ¿Qué aporta el arte a la sociedad actual?

Respuesta: Una visión de quiénes éramos, de quiénes somos y, por extensión, quiénes seremos en un futuro. El arte siempre ha sido el reflejo de la sociedad a la que pertenece y nos da una especie de radiografía de lo que queríamos expresar, de cómo vivíamos y de cuáles eran las cosas que nos importaban. Es ese espejo en el que no nos queremos mirar porque nos cuenta esa versión de nosotros mismos que no queremos ver. Es por eso que muchas veces pensamos que el arte contemporáneo es banal, excesivamente caro o está poco elaborado… Cuando mis alumnos me dicen esto yo respondo: “Bueno, si piensas así del arte contemporáneo, que es el arte que nos representa ahora mismo… ¿Qué está diciendo este arte sobre nosotros como sociedad?”.

P: ¿Cómo podemos relacionar el arte clásico o contemporáneo con nuestra forma de vida? Por ejemplo, ¿qué tienen que ver los cuadros de El Prado con nuestras experiencias y problemas?

R: Para empezar, hay que recordar que los artistas del pasado (como los de ahora), no son personas ajenas, no son extraterrestres. Son personas como tú y como yo, y también tienen sus dramas, sus problemas, sus vivencias, sus experiencias, sus emociones, sus ilusiones, sus anhelos… Plasman todo eso en las obras de arte de una manera o de otra y, evidentemente, en alguno de los artistas que existen a lo largo de toda la historia podemos vernos reflejados y sentir cierta empatía porque sus problemas también son los nuestros. Por eso, el arte, tanto el pasado como el de ahora, es tan importante para todos nosotros.

P: ¿Por qué es importante estudiar Historia del Arte?

R: A lo mejor soy un poco reiterativa, pero es que el arte es una radiografía de nosotros mismos y nos da pistas de nuestro futuro. En el pasado, el arte ha funcionado muchísimas veces como documento histórico y nos permite ver cómo vivíamos, pero ahora que se ha liberado de todas las normas artísticas, temáticas y compositivas (porque el arte contemporáneo es totalmente libre), habla mucho más desde el punto de vista introspectivo de la humanidad y, por eso, siempre nos enseña cosas. Además de que es un planazo irte con los amigos o con tu familia a ver un museo cualquier día.

"El arte es una radiografía de nosotros mismos y nos da pistas de nuestro futuro"

P: ¿Cómo se puede hacer atractiva esta asignatura en el aula?

R: Creo que esta asignatura y cualquier otra se puede hacer atractiva hablando con el lenguaje que utilizan los chavales. Se trata de ponerse a su altura sin, por supuesto, perder el rigor y el respeto por las asignaturas. Los tiempos han cambiado y están evolucionando los lenguajes y las formas de comunicarnos. Las redes sociales son una parte fundamental de nuestro día a día, tenemos pequeños ordenadores en los teléfonos móviles y hay mucha información que no es estrictamente necesaria que se imparta de manera académica (porque siempre está en Internet). Por otro lado, creo que es importante dar las claves para que los estudiantes sientan curiosidad y la necesidad de saber más, y creo que utilizar el lenguaje que ellos usan habitualmente a nivel comunicativo (vídeos, información más condensada…) es lo mejor que se puede hacer. 

P: ¿Qué consejos le darías a los docentes a la hora de impartir esta asignatura? 

R: Que intenten entender desde qué punto de vista se están comunicando sus alumnos, qué consumen o qué herramientas utilizan para estudiar y aprender nuevos conocimientos. Es mucho más interesante, quizá, dar menos información pero que sea clave, que les despierte a ellos su propia curiosidad. La tecnología es una herramienta que se puede utilizar muy bien (igual que muy mal) y es una ayuda fundamental que está al alcance de todo el mundo.

"La tecnología es una herramienta que se puede utilizar muy bien (igual que muy mal) y es una ayuda fundamental que está al alcance de todo el mundo"

P: La perspectiva de género también está muy presente tanto en este libro, como en ‘PintorAs’, su primer libro. En tu caso, ¿a cuántas artistas recuerdas haber estudiado cuando fuiste al instituto? 

R: Desgraciadamente en el instituto no vi a ninguna, cero, ni siquiera a Frida Kahlo. Cuando hice la licenciatura de Historia del Arte en la Universidad Complutense y en la Universidad de Granada apenas estudié a mujeres. Solo las conocí en la asignatura de ‘Arte contemporáneo’, gracias a Estrella de Diego, una profesora con perspectiva de género fascinante. Sin embargo, fueron solamente artistas a partir del siglo XX. La situación es un poco precaria en este sentido, por eso sentí la necesidad de buscarlas. 

P: ¿Crees que ahora se estudian más?

R: Creo que depende del lugar, pero me consta que sí, porque muchas de mis seguidoras y de mis alumnas me han comentado que, efectivamente, sí que empieza a haber un programa con perspectiva de género en algunos institutos y universidades. Pero eso siempre depende del profesor que esté impartiendo la asignatura. Poco a poco, tímidamente, cada vez se van incluyendo más. En la EvAU de este año, en la asignatura de Historia del Arte, se preguntó por varias mujeres artistas… Así que parece que se están dando algunos pasos para equilibrar las cosas. 

P: Se ha vendido la idea de que conocemos a menos mujeres pintoras porque eran menos o tenían menos talento y medios para ello. ¿Cuánta verdad hay en estas afirmaciones?

R: Nada, ni un ápice de verdad, es todo mentira. Sí que es cierto que lo tenían más difícil porque las mujeres siempre, en cualquier ámbito de la vida, lo han tenido más difícil. Para empezar, por la traba misma de nuestra propia naturaleza; los embarazos te lo ponen todo un poco más complicado. Aunque tenemos casos como el de Lilly Martin Spencer, pintora norteamericana del realismo que tuvo catorce hijos, o Lavinia Fontana, una pintora manierista italiana que tuvo once. En estos ejemplos, los embarazos no fueron un detrimento, pero para otras mujeres sí. 

Muchísimas mujeres fueron en su momento muy famosas y muy talentosas, sus pinceles y obras no tenían nada que envidiar a las de ningún hombre. Lo que pasa es que cuando se compuso la historiografía se quedaron fuera.

Hay tantas casuísticas como mujeres. Ahora bien, lo de que tenían menos talento no es verdad. Muchísimas mujeres, más de las que cabría imaginar, fueron en su momento muy famosas, muy talentosas, con grandísimos cargos y encargos; sus pinceles y obras no tenían nada que envidiar a las de ningún hombre. Lo que pasa es que cuando se compuso la historiografía a partir del siglo XVIII y XIX se quedaron fuera, pero en vida fueron altamente famosas, reconocidas y admiradas por sus compañeros y por la sociedad en general. Podría decir nombres como, por ejemplo, Sofonisba Anguissola, Élisabeth Vigée Lebrun, que fue la pintora de María Antonieta; Rosa Bonheur, pintora francesa realista del siglo XIX; o Maruja Mallo, que formaba pandilla con Lorca, Buñuel y Dalí (mientras que ellos pasaron a la historia, a ella no se la conoce tanto). 

P: ¿Qué les dirías a todos aquellos que se decantan por otro tipo de formación porque los grados relacionados con el arte ‘no tienen salidas laborales’? 

R: Que hoy en día ninguna formación tiene salidas laborales si no te lo trabajas muchísimo y si no te esfuerzas al máximo. El secreto está en una pequeña fórmula, que ojalá me la hubiesen dicho de pequeña: junta lo que más te gusta con lo que mejor se te da, y de ahí va a salir tu trabajo perfecto. Es una clave muy buena para que, cuando las fuerzas te flaqueen y pases por momentos de frustración y desaliento, la facilidad innata en ti te ayude a continuar.

"Junta lo que más te gusta con lo que mejor se te da, y de ahí va a salir tu trabajo perfecto"

P: ¿Se puede vivir de la Historia del Arte?

R: Sí, se puede y yo soy prueba de ello. No es fácil pero, como digo, no es sencillo vivir prácticamente de ninguna formación. Además, una de las cosas más maravillosas de la historia del arte es que es tan plural y tan versátil, se adapta a tantísimas ramas como restauración, conservación, formación, investigación, educación… Hay tantas que, por supuesto, hay cabida para todo el mundo, no me cabe ninguna duda. 

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Pepa Agüera

De pequeña preguntaba mucho y escribía otro tanto. Conjugué esas dos variables y ahora soy periodista. Me apasiona la cultura en todas sus formas, pero también la actualidad y la política. Compro libros por encima de mis posibilidades.