Laura Baena es la fundadora del Club de Malasmadres, una comunidad que surge en Twitter hace 8 años con el objetivo de desmitificar la maternidad y romper el mito de la ‘madre perfecta’. Baena, que es creativa publicitaria y comunicadora, es también madre de tres hijas, tiene poco tiempo y mucho sueño aunque eso no ha sido excusa para publicar el libro ‘Yo no renuncio. Mi historia de (no) conciliación’, en el que explica cómo tuvo que dejar de lado su carrera profesional al tener a su primera hija. Un relato que ella misma considera de renuncia y en el que también hace un repaso por algunas de las creencias sobre la maternidad, un momento que, tal y como señala la autora, “fue el mayor punto de inflexión en mi vida, que me hizo replantearme hasta mi propia existencia”.
Con Baena hablamos de maternidad, pero también de corresponsabilidad en la crianza, la importancia que tiene la educación en este ámbito y de cómo perciben las jóvenes de hoy en día el hecho de tener hijos. Una realidad muy distinta a la que vivieron sus madres. “Para la mayoría de las jóvenes la maternidad es un freno, un obstáculo a su trayectoria profesional. Son más conscientes que nosotras porque no lo vimos venir, pero ellas lo viven y ven en sus madres”. Sin embargo, todavía hay esperanza porque Baena tiene clara una cosa: “Hay que seguir luchando para que ellas puedan elegir y no tengan que renunciar a nada”.
Pregunta: ¿Qué es para ti la maternidad?
Respuesta: El cambio más brutal físico y emocional que he vivido. Ha sido el mayor punto de inflexión en mi vida, que me hizo replantearme hasta mi propia existencia. Una experiencia desgarradora (a todos los niveles) que me demostró que las mujeres madres somos invisibilizadas y penalizadas si queremos seguir teniendo un trabajo remunerado y crecer profesionalmente.
P: Tu nuevo libro se titula ‘Yo no renuncio’, una declaración de intenciones de todas las cosas a las que la mujer renuncia, que no elige, cuando decide ser madre. ¿Cuáles son esas renuncias obligadas?
R: Con el libro pretendo que a partir de mi historia de renuncia, se rompan muchos silencios y demos un paso al frente todas las mujeres que somos madres. Y el ‘yo no renuncio’ se convierta en un movimiento. Porque ha llegado el momento de salir, de que nos escuchen y de que se entienda que no, que no estamos eligiendo, que estamos renunciando porque el sistema no nos apoya, porque no interesa cambiar el ‘status quo’ de una sociedad que nos aparta y nos empuja a renunciar. Para mí, la mayor renuncia es asumir la conciliación como un problema individual, que nos supone un alto coste emocional, personal y económico, y es que 1 de cada 2 mujeres ha sufrido una pérdida salarial al convertirse en madre. Hay que reconocer social y económicamente la maternidad. Y es algo urgente porque aportamos un bien social, que es el futuro.
"Para la mayoría de las jóvenes la maternidad es un freno, un obstáculo a su trayectoria profesional. Son más conscientes que nosotras porque no lo vimos venir, pero ellas lo viven y ven en sus madres".
P: También es la historia de tu (no) conciliación. ¿Por qué se sigue considerando un ‘cuento chino’?
R: No se considera, es que lo es. No existe. Lo que hacemos las mujeres madres es ‘malconciliar’, sobrevivir como podemos, apoyadas en las abuelas y las escuelas, como pilares de la ‘no conciliación’ en nuestro país. El equilibrio entre las dos esferas (laboral y familiar) es casi una heroicidad sin redes formales del cuidado y sin medidas laborales que se corresponsabilicen como deberían. Además, no podemos olvidar que la mayoría de las mujeres madres tenemos menos de una hora al día de tiempo para nosotras. Y es que la conciliación personal ya sí que es una utopía.
P: Comentas que los roles de género siguen siendo un obstáculo en la igualdad de oportunidades en hombres y mujeres cuando deciden tener hijos. ¿Cómo puede ayudar la educación en la corresponsabilidad de la crianza?
R: La educación es fundamental, todos lo sabemos. Pero para que cambie tenemos que trabajar como equipo tanto escuelas como familias y que realmente la igualdad sea transversal en todas las materias de estudio. Visibilizar el papel de la mujer en todas las áreas, incluir la corresponsabilidad y la perspectiva de género en la educación en valores. Porque el cambio en este sentido será transformador en las generaciones futuras.
"Hay que visibilizar el papel de la mujer en todas las áreas, incluir la corresponsabilidad y la perspectiva de género en la educación en valores"
P: ¿Cómo crees que perciben la maternidad las estudiantes de hoy en día? ¿Y los chicos? ¿Hay cambios significativos en relación a generaciones anteriores?
R: Hemos pasado de la ‘madre abnegada’, que era un modelo que no queríamos repetir, a la ‘madre superwoman’, que es un nuevo modelo que nuestras hijas no querrán repetir, engañadas por el mito de la madre perfecta y de llegar a todo. Esto no es posible. Y hace que haya una separación muy grande entre las expectativas y la realidad. Para la mayoría de las jóvenes la maternidad es un freno, un obstáculo a su trayectoria profesional. Son más conscientes que nosotras porque no lo vimos venir, pero ellas lo viven y ven en sus madres. Hay que seguir luchando para que mañana ellas puedan elegir y no tengan que renunciar.
- Baena Fernández, Laura(Autor)