Hablamos con Nando López sobre su último libro, ‘Teníamos 15 años’; una novela publicada en Loqueleo, el sello de literatura infantil y juvenil de Santillana, sobre cómo nos marcan esa edad en la que nos creemos eternos.
Ganador del Premio Gran Angular 2020 con ‘La versión de Eric’ y finalista al Premio Nadal 2010 con ‘La edad de la ira’, Nando López cuenta con una trayectoria narrativa en la que destacan títulos como ‘Hasta nunca’, ‘Peter Pan’, ‘Cuando todo era fácil’ o ‘El sonido de los cuerpos’. Además, es autor de títulos juveniles como ‘El río de las primeras veces’, ‘Nadie nos oye’ o ‘En las redes del miedo’. Acaba de publicar su último trabajo, ‘Teníamos 15 años’ (Loqueleo), una novela sobre cómo nos marcan esos 15 años en los que nos creemos eternos. En esta entrevista a Nando López hemos hablado sobre su reciente publicación y su forma de reflejar las nuevas generaciones.
Pregunta: ¿Por qué este libro tiene un formato híbrido: novela y cómic?
Respuesta: Porque amo ese género y tenía muchas ganas de trabajar en él. Ya he publicado más de 40 libros, tanto para adultos como para jóvenes, y una de mis motivaciones para seguir escribiendo es plantearme retos. La estructura es una de las cuestiones que más me interesa como autor, así que en este caso tuve muy clara la idea de crear dos historias: la del ahora y la del ayer, solo que la del ayer está también literaturizada. De algún modo, esa novela gráfica simboliza el modo en el que escribimos nuestra propia memoria.
P: ¿Y para quién está escrito ‘Teníamos 15 años’?
R: Para cualquiera que tenga interés en reflexionar sobre cuestiones como la presencia de la adolescencia en nuestra vida adulta o la importancia de la conciencia de clase y el activismo como motores de cambio en una sociedad cada vez más aletargada. Aunque está publicado por un sello juvenil como Loqueleo, con quienes me une una larga y fructífera trayectoria compartida, la novela está concebida como un auténtico crossover: para jóvenes que lo sean ahora o para quienes, sin serlo según los cánones cronológicos, sentimos esa juventud muy viva dentro de quienes somos ahora.
P: Háblenos del trío protagonista: Manu, Vero y Rubén. ¿Son más que amigos?
R: Lo hermoso de su relación es que todas las palabras se quedan pequeñas para definirla. Amistad, amor, deseo… pero sobre todo encuentro. El momento en que sus vidas se cruzan los marca para siempre, con esa fuerza que tienen todas las primeras veces y que, en este caso, no solo se expresan desde lo literario, sino también desde las hermosísimas imágenes con las que Nicolás Castell ha ilustrado su historia.
P: En el libro hay también una llamada al activismo. ¿Por qué?
R: Porque el individualismo extremo nos está dejando desamparados y hay cuestiones que se pueden subvertir si tomamos conciencia y nos unimos. Las grandes luchas sociales han sido las que han provocado avances significativos y, ahora mismo, estamos en una sociedad desinflada que pelea a golpe de tuit en vez de llenar las calles y tomar partido activo por aquello en lo que cree, ya sea el derecho a una educación pública de calidad o a una vivienda digna. En la actualidad, el feminismo y la lucha LGTBIQ+ están siendo los grandes pulmones del activismo, pero necesitamos sumar más y desde más áreas.
P: ¿Generación X versus Generación Z?
R: Creo poco en el enfrentamiento entre generaciones y más en los puentes. Esta novela habla de ambas adolescencias, la de quienes fuimos X y la de quienes ahora son Z o Alfa. Pero no para compararlas y decidir cuál lo ha tenido más difícil o ha aportado más, sino para ver todo lo que nos une e invitarnos a conocernos sin tantos prejuicios.
P: ¿Qué expectativas tiene con esta novela de cara a la acogida en el aula, tanto por parte del profesorado como del alumnado?
R: Me encantaría que fuera una novela que sirviera de puente entre docentes, alumnado y familias, de modo que puedan compartir cómo fueron las adolescencias de quienes ahora son adultos y cómo es la de quienes lo son ahora. Además, es un libro que permite profundizar en el análisis textual gracias a sus numerosas capas y a su juego metaliterario. También puede ser un buen punto de partida para la creación, ya sea a través de la música, del dibujo, del teatro o de la propia literatura.
Contenido elaborado en colaboración con Santillana
