Aunque quería dedicarse al arte, Elena García Armada terminó estudiando Ingeniería Industrial, una carrera que le ha permitido unir sus dos pasiones: la creativa y la científica-técnica. Y se ha convertido en todo un referente para las estudiantes a las que les interesa el ámbito de la ingeniería, las ciencias o la tecnología. No podía ser de otra manera echando un vistazo a su trayectoria profesional: lidera el grupo del CSIC que ha desarrollado el primer exoesqueleto biónico del mundo para niños con atrofia muscular espinal, cuenta con numerosos premios por su labor e, incluso, es miembro del jurado de los Premios Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica. Para fomentar el interés de las niñas por las materias STEAM defiende la necesidad de eliminar los estereotipos de género, pero también que se introduzca la ciencia y la tecnología desde edades tempranas tanto en las aulas como en casa y que la Educación se adapte a las necesidades de los trabajos del futuro. 

Pregunta: ¿Los niños son de ciencias y las niñas de letras?

Respuesta: Esa frase es una buena muestra del origen del problema, ya que desde pequeños nos construyen una serie de roles. Lo hacen las familias con los juguetes que nos regalan, lo hace la televisión con los ejemplos que enseñan y lo hace la sociedad con expresiones como estas. Para muchas generaciones, las chicas jugaban con muñecas y cocinitas; mientras que para los niños solo había coches y construcciones. Todo eso marca y condiciona el desarrollo intelectual de los niños.

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P: En la actualidad, la educación STEAM va teniendo un mayor peso en los centros educativos. ¿Cómo se debe fomentar para atraer la atención de los estudiantes y las estudiantes?

R: El ámbito de las vocaciones STEAM hay que trabajarlo desde la cuna. No es algo que solo haya que trabajar en la universidad, sino en la Educación Infantil y en casa. Yo tuve la suerte de tener unos padres ejemplares que nunca me condicionaron. Y el mensaje en casa es fundamental. Por otro lado, los planes de estudio deben renovarse desde las edades más tempranas. Hay que memorizar menos y contar con más tecnología. También, como sociedad, debemos esforzarnos en demostrar que las niñas perciban que las científicas, las ingenieras o las inventoras son, ante todo, mujeres normales. Esto es importante, especialmente en la adolescencia, donde prestan atención a modelos muy físicos. También debemos ayudar a que comprendan mejor cómo a través de la ciencia y la ingeniería es posible resolver grandes problemas sociales y centrarnos en el ‘para qué’ de la tecnología más que en el ‘por qué’, que incide mucho más en la preferencia del adolescente.

"Las cuatro virtudes que más me han servido en mi carrera profesional e investigadora han sido la paciencia, la confianza, la resiliencia y la constancia"

P: Es ingeniera industrial, ¿contó con algún referente?

R: He tenido la suerte de criarme en una familia de científicos que, además, fueron ejemplares en mi educación. Nunca me limitaron. Pero sí tengo que decir que mi vocación científica no nace de cero. En un principio, mis preferencias no estaban tan dedicadas a la ciencia y la tecnología sino hacia el arte. No obstante, encontré en la ingeniería y, en concreto, en la robótica, la manera de hacer converger mis dos pasiones: la creativa, por un lado, y la científica-técnica, por el otro. Así que es posible que si no fuera ingeniera mi plan B estuviera más vinculado a esa pasión por el arte y la creatividad. 

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P: De aquí a 10 años, ¿cómo prevé el futuro de la educación? ¿Y el ámbito profesional para los jóvenes que hoy son estudiantes?

R: El mundo está cambiando a pasos agigantados y es muy importante que la educación sepa adaptarse y ofrecer una formación sólida que permita que nuestros jóvenes tengan competencias y herramientas para enfrentarse a los retos que vienen donde son fundamentales la tecnología, la digitalización, la inteligencia artificial…

"Los planes de estudio deben renovarse desde edades más tempranas. Hay que memorizar menos y contar con más tecnología"

P: ¿Qué le diría a la niña que fue? ¿Algún consejo para todas las chicas que quieran seguir un camino similar?

R: El consejo que daría sería hacer acopio de las cuatro virtudes que más me han servido en mi carrera profesional e investigadora: paciencia, confianza, resiliencia y constancia. En primer lugar la paciencia que, como muy bien señala el refranero español, es la madre de la ciencia. En segundo lugar, la confianza tanto en uno mismo como en su idea, en su proyecto y en sus objetivos. En tercer lugar, la resiliencia para no venirse abajo cuando las puertas se cierran (que ocurre con mucha frecuencia). Y, por último, la constancia para perseverar en lo que uno cree.

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Laura Román

Periodista cultural con gran interés en la educación y la innovación tecnológica en las aulas. El futuro pasa por la tecnología y ya está aquí. ¿Te lo cuento?