Un orientador ayuda y acompaña a los estudiantes en todos los aspectos de su desarrollo personal, profesional, académico, social y emocional, y les muestra sus opciones de futuro en base a sus destrezas y capacidades. De ahí que para Ana Cobos Cedillo, doctora en Ciencias de la Educación, presidenta de COPOE y docente de la Universidad de Málaga (UMA), su labor sea un pilar fundamental del sistema educativo. ¿El principal reto al que se enfrentan? Reducir la elevada ratio con la que deben trabajar, que triplica la recomendada por instituciones como la Unesco.  

Pregunta: ¿Cuál es la clave para que los estudiantes cuenten con una correcta orientación educativa?

El acompañamiento a lo largo de toda la escolarización, llevando a cabo un seguimiento personalizado. También es importante contar con buenos registros de cada estudiante, mantener coordinación con su profesorado y con su familia. Y, por supuesto, el tiempo dedicado a cada uno de ellos, a escucharles, y que sepan que pueden contar contigo como su orientadora.

Respuesta: Entonces, ¿cuál es la labor que desempeña un orientador?

Tiene una labor fundamental en el sistema educativo porque contribuye de forma eficaz a mejorar su calidad, garantizando que cada alumno reciba la respuesta educativa que necesita para seguir adelante y prevenir el abandono escolar. La orientación es el proceso por el que una pieza encaja en el puzle, ayuda a conseguir que cada persona alcance al máximo su potencial, acompañándolo en su toma de decisiones para que sea feliz.

P: ¿Se proporciona suficiente información al alumnado para ayudarle a decidir su futuro? ¿Qué herramientas se utilizan?

Sí, pero siempre puede ser más porque el mundo globalizado ha multiplicado exponencialmente la oferta formativa y las posibilidades, así como las nuevas oportunidades que ofrece la enseñanza a distancia. Sabernos manejar en este mundo tan complejo es un auténtico reto que parece no abarcarse nunca.

Ana Cobos Cedillo Orientación Educativa

R: ¿Cree que el sistema actual de orientación es realmente fructífero? ¿Qué cambiaría de él?

Es bastante más fructífero que el de hace unos años, sin embargo son numerosos los retos que debemos afrontar para ser más eficaces, porque estamos trabajando con menos recursos de los que necesitamos. Para hacer una orientación de calidad y poder satisfacer así el derecho que el alumnado tiene a la orientación, tanto la Unesco como la COPOE recomiendan que la ratio sea de un orientador por cada 250 estudiantes. En España triplicamos esta ratio, esto es insostenible. Necesitamos un impulso por parte de las administraciones para que se invierta más en orientación, porque a más orientación, más calidad en el sistema educativo.

P: ¿Se debería abordar la orientación de manera transversal o apostar por una materia específica para ello?

R: La orientación no puede ser nunca una materia, la orientación es un proceso de ayuda y de acompañamiento en el que debe participar toda la comunidad educativa, de forma transversal e impregnando todas las dinámicas de un centro.

P: ¿En qué cursos académicos es más necesario orientar a los estudiantes?

R: Debe estar presente a lo largo de toda la escolarización, desde la etapa de Infantil hasta la Universidad, aunque hay momentos más críticos como son aquellos en los que hay que tomar decisiones al finalizar algunas etapas, especialmente 4º de ESO y 2º de Bachillerato. Es fundamental que la orientación comience lo antes posible y acompañe al estudiante a lo largo de toda su formación.

P: ¿Hay brecha de género en la orientación educativa?

R: No hay brecha de género como tal, pero por la mirada machista de nuestra sociedad es más difícil ser orientadora que orientador: a las mujeres se nos supone menos fuertes y firmes y se nos concede menos credibilidad. El trabajo de orientador es realmente difícil, hay que estar al día de la investigación educativa, de la normativa y de la evolución de un mundo cada día más complicado. La orientación es un trabajo complejo propio de un mundo también muy complejo.

P: ¿Siguen considerándose los estudios universitarios como la opción hegemónica frente a la Formación Profesional?

R: Lamentablemente, sigue presente esa tradición academicista que presupone que el alumnado más brillante está destinado a cursar estudios universitarios. Sin embargo, en los últimos años la Formación Profesional está siendo cada vez más valorada por los estudiantes y sus familias y va erigiéndose como la primera opción para muchos de ellos que tienen buenas notas. Afortunadamente, la campaña a favor de promover la Formación Profesional que se ha hecho en los últimos años está dando sus frutos. Nunca debe plantearse la doble opción entre buenos y malos estudiantes, de lo que debemos partir es de encontrar la formación que más se ajuste en cada caso para que las personas puedan hacer realidad su proyecto profesional y por ende, el personal, su proyecto de vida.

P: ¿Cree que es importante fomentar la vocación de los estudiantes a la hora de escoger sus estudios o pesan más las salidas laborales?

R: La vocación mueve montañas. Cuando una persona desempeña un trabajo que le gusta, disfruta de la vida y de su ocupación. Es feliz porque hace las cosas bien y sigue esforzándose en ser cada vez mejor, lo que le reporta el refuerzo de los demás, especialmente como reconocimiento y recompensa emocional. Por ello, la orientación ha de consistir en acompañar al alumnado a volver su mirada hacia el interior, para autoconocerse y saber cuáles son las propias cualidades y fortalezas, sus limitaciones y debilidades y desde el conocimiento de la oferta formativa, tomar la decisión sobre su proyecto profesional y de vida que mayor bienestar le proporcione. Como decía Confucio, "elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida".

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Lucía García López

Periodista, redactora y feminista. Me gusta el cine, la música, el arte y la política. Aprendiendo día a día. Convencida de que la cultura es la mejor arma de transformación