La inteligencia artificial tiene un gran potencial en el entorno educativo: más allá de las IA generativas, tan de moda en los últimos meses, los sistemas dotados de esta tecnología permiten a los docentes dedicar más tiempo a la preparación de sus clases y a atender a sus estudiantes, adquiriendo un conocimiento más profundo de cada uno de ellos y pudiendo saber con certeza y en cuestión de segundos en qué temas o materias experimentan mayores dificultades y si es conveniente repasar una lección. “En la medida en que es capaz de evaluar, la IA puede identificar las lagunas de conocimientos que tienen los estudiantes y ofrecer contenidos especializados para cubrirlas”, explicaba Carme Roig, actual responsable de Innovación Educativa en la Generalitat de Catalunya, en un reportaje sobre inteligencia artificial publicado en el número 32 de nuestra revista. Y en función de ello, estas soluciones tienen la capacidad de ayudar al docente a diseñar unidades didácticas adaptables de forma dinámica, crear diferentes itinerarios de aprendizaje, adaptar ejercicios e, incluso, el currículo a sus necesidades personales. 

Es lo que se conoce como aprendizaje adaptativo, un método que se basa en la medición, recopilación y análisis de datos (Learning Analytics) sobre el alumnado, su entorno y sus interacciones con el objetivo de adaptarse a sus necesidades. “Gracias a ello, la IA puede ayudar a sacar lo mejor de cada estudiante. Pero lo más importante es que tiene que servir como apoyo para que los humanos sean más humanos: piensen, sean críticos, sientan y vivan”, afirma Miguel Luengo-Oroz, Chief Data Scientist en UN Global Pulse, una iniciativa promovida por la Secretaría General de las Naciones Unidas para aprovechar de manera segura y responsable el big data, la inteligencia artificial y otras tecnologías emergentes como un bien público.

La propuesta de Google

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Precisamente este método es la base a partir de la que Google ha creado las prácticas guiadas, una función de Google Classroom incluida en Google Workspace for Education Plus —no está disponible en la versión gratuita— que ofrece sugerencias de recursos para trabajar cada concepto de una actividad; el docente puede modificarlos según sus necesidades, además de utilizar la herramienta de calificación automática para reducir el tiempo de calificación manual.

Google Classroom Ia

Y es que las prácticas guiadas generan una calificación automática y se resumen los progresos para que los profesores puedan identificar rápidamente las lagunas en la comprensión de cada uno y del conjunto de la clase y por ejemplo ver de un vistazo si muchos alumnos están fallando una pregunta específica, y si merece la pena para la clase profundizar en ese concepto. De esta manera, como explicaba Google en un post en su blog al hablar de esta solución, “invierten menos tiempo en tareas tediosas como evaluar y pueden centrarse más en las necesidades de cada uno de sus estudiantes”. Las prácticas guiadas también tienen beneficios para los estudiantes, que reciben siempre feedback en tiempo real y van obteniendo ayuda si la necesitan a través de vídeos y explicaciones visuales, ganando confianza al saber inmediatamente si necesitan trabajar en una habilidad concreta. Y, si aciertan en las respuestas, las animaciones y el confeti lo celebran con ellos. Además, a través de esta función tienen acceso a una completa sección de recursos con fichas de competencias y tutoriales, que pueden completar desde múltiples dispositivos.

Esta función está disponible en Google Classroom para cualquier educador que utilice la ‘Teaching and Learning upgrade’, o cualquier institución que emplee Google Workspace for Education Plus. Una vez creadas, es posible que todos los profesores del centro las compartan: se puede acceder, crear nuevas y gestionarlas desde Recursos (disponible en la barra de navegación izquierda de Aula), el lugar donde se ubican todos los conjuntos de prácticas y actividades de vídeo.

Más IA

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No es el único uso que está dando Google a la inteligencia artificial, que también emplea para hacer más accesible la tecnología a docentes y estudiantes. Y lo hace con funciones como el dictado y el ‘text-to-speech’ integradas en los Chromebooks, y que facilitan que lea páginas completas, partes concretas o incluso palabras específicas con solo seleccionarlas.

Por otro lado, la inteligencia artificial generativa de Google para profesionales –docentes y personal del centro– ya está disponible en España. Todavía en fase experimental, se trata de una alternativa de pago a la popular Bard (la versión gratuita y para el mercado de consumo) integrada en Workspace y en todas sus aplicaciones que ayuda a escribir en Gmail o Docs, a crear imágenes a partir de textos en Slides, a crear y analizar tablas de datos en Sheets e, incluso, a mejorar las videollamadas en Meet. De hecho, basta con hacerle una pregunta de forma natural para que dé una respuesta original y actualizada que resuelva cualquier duda o ayude a crear contenido. 

Así, los docentes tienen a su disposición un asistente para la corrección, para la creación de ejercicios en función de la temática y nivel, realizar informes de progresión individualizados… Y es que tiene capacidad para procesar información completa desde múltiples perspectivas y presentarla en formatos sencillos de asimilar. Así, se podrán obtener datos más profundos en las búsquedas y comprender toda esa información de manera más útil y eficaz. Para conseguirla, los centros deben contactar con su partner Google for Education.

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