A la hora de estudiar una asignatura, existen numerosas técnicas, métodos o sistemas a los que recurrir para que la tarea sea lo más provechosa posible. Cada uno de ellos cuenta con unas características determinadas y se adapta a las necesidades y capacidades de cada estudiante. Un ejemplo es el método Leitner, basado en la creación de tarjetas o ‘flashcards’ para aprender el contenido. 

Tarjetas de memorización

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Fue introducido por primera vez por el científico alemán Sebastian Leitner en 1972 que, tras estudiar diferentes técnicas de aprendizaje, descubrió que el uso de tarjetas permitía aprender a base del repaso y la repetición, y superar la llamada curva del olvido de Ebbinghaus: una variante que ilustra la pérdida de retentiva con el tiempo, relacionada con la intensidad del recuerdo, que indica cuánto se mantiene un contenido en el cerebro. Cuanto más intenso sea un recuerdo, más tiempo se mantiene. 

Así surgió este método basado en elaborar tarjetas o ‘flashcards’ en las que por una cara se ha formulado una pregunta sobre el temario y por la otra la explicación o respuesta desarrollada. El estudiante debe contestarlas y las que responda incorrectamente se clasifican en un montón diferente o ‘grupo’ que deberá revisar más adelante. De esta manera, las fichas se van ordenando en montones de acuerdo al grado de conocimiento que se tiene sobre cada una de ellas, es decir, se clasifican por niveles de dificultad. 

Método Leitner

Así, el estudiante intenta recordar la respuesta; si lo logra, la ficha debe colocarse en el siguiente grupo. Pero si falla, regresa al primero. Por ejemplo, se dispone de tres grupos llamados 1, 2 y 3. Las fichas del 1 serán las únicas en las que frecuentemente se cometen errores, las del 2 las que se conocen a medias y las del 3 contendrán aquellas que se saben muy bien. Para estudiar, el menor deberá escoger únicamente una ficha al día del grupo 1; una cada tres días del 2; y una cada cinco días del grupo 3. Si mira la ficha del primero y conoce la respuesta correcta, coloca la ficha en el grupo 2. Una respuesta correcta de esta agrupación, desplaza la ficha al 3. Y, si se comete un error con las fichas del 2 o del 3, se baja de nivel al grupo 1, obligando a estudiar esa ficha más frecuentemente.

Lo que este método plantea es el estudio por medio de repeticiones, de tal modo que se le dedique más tiempo a aquellas tarjetas que más cuesta comprender. Con él no sólo se trabaja la memorización, sino que además ayuda a desarrollar la creatividad del alumnado que puede diseñar las tarjetas a su gusto, añadiendo dibujos, fechas, esquemas… 

¿Cómo crear las tarjetas o ‘flashcards’?

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Una vez conocidas las características principales de este método de estudio, es el momento de elaborar las tarjetas y comenzar a practicarlo. Para ello, puede hacerse tanto a mano como de manera digital. En el primer caso, es necesario contar con algunos materiales como cartulinas, rotuladores, tijeras… e ir creando diferentes ‘flashcards’ rectangulares que tengan la misma medida para que puedan almacenarse en grupos de forma más homogénea. En ellas debe indicarse por una cara la pregunta a estudiar y por la otra la respuesta, utilizando colores, dibujos, fotos o cualquier elemento que ayude al estudiante a memorizar mejor los conceptos. Es importante que las tarjetas sean lo más resistentes posibles, ya que deberán usarse de manera continuada. Por ello, recomendamos plastificarlas con celo o con plastificador. 

Si se prefiere la opción digital, los estudiantes pueden recurrir a numerosas aplicaciones y programas especializados en la creación de estos contenidos. Algunos ejemplos son ‘Memorizar’, disponible para Android, iOS o para utilizarse desde su página web. Permite crear tarjetas de aprendizaje de manera sencilla e intuitiva. ¿Cómo? Solamente hay que pinchar en ‘crear tarjeta’ y comenzar a introducir las preguntas y respuestas de éstas que pueden acompañarse con fotografías. Antes de ello, los usuarios pueden rellenar un apartado en el que indiquen el título del tema a estudiar y una breve descripción. También pueden importarse tarjetas desde una hoja de cálculo o de Google Docs y exportarse en formato ‘cvs’ o a Google Drive. 

Por otro lado, encontramos otras opciones como ‘ProProft Flashcards’, que dispone de una versión gratuita con la que el usuario puede crear sus propias tarjetas o acceder a las más de 100.000 flashcards disponibles en su biblioteca. Y de una versión de pago, con la que acceder a más opciones de personalización. En ambas pueden insertarse imágenes, sitios webs, gráficos o utilizar colores para darles más originalidad. Pensadas para estudiar en línea, las tarjetas pueden reproducirse en el ordenador o teléfono de manera aleatoria o compartirse con compañeros. 

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Lucía García López

Periodista, redactora y feminista. Me gusta el cine, la música, el arte y la política. Aprendiendo día a día. Convencida de que la cultura es la mejor arma de transformación