El journaling es una técnica de escritura que consiste en registrar en un cuaderno los pensamientos, experiencias, reflexiones, deseos o inquietudes que una persona pueda tener. Es muy similar al ya tradicional hábito de escribir un diario, pero sin necesidad de tener esa constancia de hacerlo, por ejemplo, cada noche. En su lugar, el journaling aboga por recoger los pensamientos en aquellos momentos que se desee o se sienta la necesidad de hacerlo, con la finalidad de dejar por escrito lo que pasa por la mente o los sentimientos que se tienen en un determinado momento. Aunque es una técnica que se ha utilizado a lo largo de la historia, en la actualidad está tomando un mayor auge gracias a sus múltiples ventajas. 

Beneficios emocionales, desarrollo de la creatividad… 

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Y es que el journaling es una práctica que se aplica para cuidar la salud mental y emocional de las personas, ya que escribir sobre lo que uno piensa o siente ayuda a procesarlo mejor, ordenar la mente, comprender las emociones… Además, permite liberar tensiones, la ansiedad y facilita lidiar con los pensamientos intrusivos que rondan en la cabeza en muchas ocasiones. “Es un ritual de autoconocimiento en el cual, a través de escribir a mano en un cuaderno, exploramos, observamos y registramos pensamientos y emociones de las que no somos plenamente conscientes. Una herramienta para soltar el contenido de nuestra cabeza en el papel”, explica Pilar Pose, comunicadora social y ‘Wellness coach’, en un artículo para diario El Tiempo.

Journaling

Junto a los beneficios emocionales, esta técnica sirve para organizar mejor la rutina e, incluso, para tratar de conseguir metas. Para ello, sólo hay que escribir en el cuaderno los proyectos que se tienen cada semana, las tareas a realizar o marcar los objetivos a conseguir y tratar de llevarlos a cabo. Debido a esto, es un hábito muy útil y beneficioso para los estudiantes, ya que aprenden a ordenar mejor sus quehaceres y les servirá también como un impulso para conseguir los fines que se propongan durante el curso escolar: aprobar las asignaturas que más les cueste, aprender más sobre una determinada cuestión… Además, con su práctica mejoran la redacción y aprenden a expresar sus opiniones y sentimientos. 

Junto a la mejora de la organización, el journaling permite desarrollar otras destrezas, como la creatividad. El cuaderno o ‘journal’ es un proyecto personal para personalizar como uno quiera, añadiendo fotos, dibujos, esquemas, textos… Y ahí es donde entra en juego la creatividad, para tratar de conseguir un objeto original que refleje la esencia de cada persona. Además, llevar el cuaderno siempre encima permite plasmar todos los pensamientos e ideas que van surgiendo sobre la  marcha y que al dejarlas por escrito es más difícil que se olviden. 

¿Cómo empezar a practicar journaling?

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Una vez conocidos sus múltiples beneficios es el momento de aprender cómo se practica. El primer paso para comenzar es escoger un soporte. El más habitual es un cuaderno físico en el que escribir manualmente, pero también es posible practicarlo a través de programas como Word o haciendo uso de aplicaciones creadas específicamente para ello como NotePlan o Bullet. 

Otro punto importante es elegir el tipo de journaling que se quiere practicar, pues existen diferentes enfoques. Entre ellos, se encuentran, por ejemplo, el de objetivos, que está pensado para plasmar las metas propuestas y tratar de definir los pasos para alcanzarlas. Por su parte, el de aprendizaje ayuda a recopilar todas las cosas buenas y malas que se van aprendiendo en el día a día, tanto a nivel académico, como a nivel personal, y el de reflexión se emplea para tratar de comprender mejor los pensamientos y sentimientos que se tienen y reflexionar sobre ellos. Luego está el de de gratitud, útil para mejorar la salud emocional escribiendo sobre las cosas que a uno le hacen sentirse agradecido de la vida. Finalmente, con el de escritura automática, se escribe sobre que se quiere o siente en cada momento. 

Después, cada persona debe adaptar la práctica a sus necesidades, escogiendo cuánto tiempo y en qué momento quiere practicarlo. Una idea a la hora de adentrarse en este ejercicio es dedicar unos 10 minutos al día para plasmar aquello que se le pase por la cabeza y comenzar a ‘coger’ el hábito; aunque es importante no forzarse a ello y practicarlo cuando realmente se tengan ganas de escribir. Además, es recomendable escribir en un ambiente cómodo en el que sentirse a gusto para que la práctica sea lo más calmada posible.

Sobre el autor
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Lucía García López

Periodista, redactora y feminista. Me gusta el cine, la música, el arte y la política. Aprendiendo día a día. Convencida de que la cultura es la mejor arma de transformación