Desde hace meses leo con cierta sorpresa e inquietud numerosos comentarios en redes sociales y artículos en algunos medios generalistas en contra del uso de la tecnología en las aulas, a la que prácticamente culpabilizan de todos los males de la juventud actual. El posicionamiento de esta nueva tendencia, que asociaciones como el Colectivo DIME (Docentes por la Inclusión y la Mejora Educativa) han definido como ‘negacionismo digital’, es muy claro: como los jóvenes de todas las edades pasan cada vez más horas delante de las pantallas, éstas son la raíz de problemas como que lean menos (los datos dicen lo contrario), socialicen menos, disminuya su rendimiento académico, tengan falta de atención, aumenten sus problemas de vista, el sedentarismo…

Para estos negacionistas, el motivo de que pasen tanto tiempo delante de las pantallas tiene su origen exclusivamente en los centros educativos y en el uso que en las aulas se ha venido haciendo de la tecnología desde hace unos años. Aparte de no dejar de sorprenderme la capacidad que tiene una parte de la sociedad de culpabilizar de todo lo malo a la educación reglada, también me parece curiosa la falta de autocrítica de muchos padres y madres en general sobre este tema. Los mismos que regalan un smartphone de última generación (del que sólo van a extraer un 10% de sus posibilidades) a sus hijos cuando cumplen 8 años; los mismos que entregan sin ningún problema una tablet a un menor para que les deje comer tranquilos en un restaurante o los mismos que consultan el teléfono móvil constantemente cuando están junto a ellos son, probablemente, los que ahora pongan el grito en el cielo porque en las aulas se hayan introducido lentamente y con muchísimo esfuerzo dispositivos electrónicos para mejorar el proceso de enseñanza y aprendizaje

La tecnología no es el fin

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Uso De La Tecnología En Las Aulas Negacionismo Digital

Desde EDUCACIÓN 3.0 siempre hemos defendido que la tecnología no es el fin; es únicamente una herramienta al servicio de la educación. Introducirla sin más no sirve de nada. Pero en una sociedad en la que, para bien o para mal, la tecnología ya forma parte de nuestra vida diaria, la solución no puede pasar por erradicarla de las aulas, el espacio en el que pueden aprender a usarla y gestionarla de la mejor manera posible. Eso sí, para ello hace falta continuar con la formación de los docentes en este terreno y con el diseño de planes de digitalización de centro adecuados en los que, por ejemplo, no se lleven a cabo proyectos ‘one to one’ sin un plan pedagógico previo que los respalde. “La tecnología por la tecnología, a todas horas y para todo, no tiene sentido. Pero estar contra la tecnología, si está bien ubicada y se hace un uso equilibrado, tampoco tiene sentido. Todo en su justa medida y de acuerdo al objetivo de educar a personas autónomas, con proyecto vital y vida interior para que puedan vivir plenamente en este siglo XXI”, afirma Xavier Aragay en una entrevista en el número 51 de nuestra revista impresa. Poco más que decir. ¡Buen comienzo de curso!

Este texto es el Editorial publicado en el número 51 de la revista EDUCACIÓN 3.0 impresa. Puedes suscribirte ,en nuestra tienda online. ¡Hazlo con el código EDUCACION51 y obtendrás un 20% de descuento hasta el 2 de octubre!

Sobre el autor
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Francisco Javier Palazón

Lector, bibliómano y periodista. Coordino el trabajo del gran equipo de profesionales de EDUCACIÓN 3.0 con el convencimiento del poder de la educación para transformar y construir un mundo mejor.