Una de las características esenciales del cambio climático es el aumento en intensidad y frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos. Uno de esos fenómenos son las ‘olas de calor’: episodios de al menos tres días consecutivos en que, como mínimo, el 10% de las estaciones registran máximas por encima del percentil del 95% de su serie de temperaturas máximas diarias de los meses de julio y agosto del periodo 1971-2000. 

Los menores están entre los más afectados por ellas, ya que pasan largas jornadas en centros educativos que no cuentan con protocolos ni medidas que contribuyan a atenuar los efectos de las olas de calor; algo que puede poner en peligro su salud. En España hay unos 30.000 centros educativos públicos y privados y en cada uno de ellos los efectos de las olas de calor se viven de manera diferente, pues varía mucho de unas zonas geográficas a otras, incluso dentro de las mismas comunidades autónomas. Además, dado que la instalación de aire acondicionado en todos ellos es inasumible económicamente, hay que plantear medidas económicas, y, por tanto viables, que sean eficaces, y respetuosas con el medioambiente, como las que propongo a continuación:

  1. Realizar una auditoría energética. Lo primero que debería realizarse es una auditoría energética, cuyo coste no es muy elevado y sus beneficios compensan con creces: hará un análisis situacional y realizará una serie de propuestas bioclimáticas para mejorar las condiciones del centro. Posteriormente, las autoridades educativas (en Primaria, las correspondientes Concejalías de Educación; y en Secundaria, las Consejerías de Educación), deberán estudiar los costes de dichas medidas y priorizar la ejecución de cada una de ellas, según urgencia, coste económico y envergadura. No obstante, el centro educativo, por iniciativa propia, puede emprender algunas medidas que apenas implican cambios estructurales del edificio, pero que pueden atenuar sensiblemente los efectos de las olas de calor. 
  1. Poner toldos. Colocar toldos en la zona sur del edificio es una de las opciones que ayuda a atenuar la sensación térmica, ya que permiten un descenso de temperatura de unos 5°C. En la construcción de nuevos edificios escolares sería muy conveniente el uso de protecciones fijas de carácter estacional, como voladizos. 
  2. Pintar los edificios. Utilizar colores claros para las construcciones situadas en zonas cálidas es otra de las medidas a seguir. No sólo las paredes exteriores, sino también las interiores y techos, porque así reflejarán las radiaciones solares, serán menos calurosas y necesitarán menos luz interior.
  1. Plantar árboles. A ser posible, autóctonos u árboles africanos, de hoja caduca en la parte sur del edificio. Éstos ayudan a que entre la luz solar en invierno y proteja del calor en verano. Si se apuesta por árbol de hoja perenne, es recomendable plantarlos en la cara norte, porque protegen de los vientos fríos del invierno. Se deben plantar árboles grandes, a unos 10 o 12 metros unos de otros y, entre medias, especies más pequeñas de arbustos. Entre los recomendados por los expertos, aunque depende de la zona, están el fresno, el plátano, la encina, el araar, el pino, el alcornoque y la jacaranda. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los principales beneficios de los árboles como reguladores de la temperatura son que ayudan a bajar la temperatura del aire entre 2 y 8 °C, filtran los contaminantes urbanos, aumentan la biodiversidad y mejoran la salud física y mental.
  1. Zonas ajardinadas. Junto con los árboles, se aconseja establecer zonas ajardinadas en los alrededores del centro escolar: lo ideal sería hacerlo con plantas autóctonas (si es posible que sean aromáticas), que se adapten fácilmente al clima de la zona y requieran muy poco riego. La colocación de árboles, setos, arbustos o enredaderas ahorra energía, porque dan sombra y protección ante el viento. Además, el agua que se evapora durante la evapotranspiración enfría el aire y logra un descenso de 3 a 6°C en zonas arboladas. Las fachadas ajardinadas son también una excelente medida bioclimática, al igual que la creación o potenciación del huerto escolar, aprovechando los restos vegetales y basuras del jardín para obtener abono orgánico y reutilizar el agua de la lluvia para el riego. Al igual que las fachadas, otra opción que cada vez está adquiriendo más popularidad es ubicar jardines en los tejados. Las plantas ideales son las suculentas, como los sempervivum y los sedum, que apenas necesitan agua. Esta medida consigue que se absorba el 80% de la lluvia (atenúan problemas de inundación), reduce la temperatura, mejora la climatización del edificio, filtra los contaminantes y actúa como barrera acústica. Si no fuera posible ajardinar el tejado, una medida eficaz es simplemente pintarlo de blanco, para que refleje más luz solar y absorba menos calor.
Olas De Calor Centro Escolar
  1. Adiós al asfalto. Otra acción que está estrechamente relacionada con la plantación de árboles y la creación de zonas ajardinadas es la disminución en el patio escolar de zonas de asfalto y cemento. La mayoría de los centros escolares son ‘islas de calor’ (como las ciudades), ya que al estar fabricados de estos materiales acumulan más el calor que la tierra y las plantas. Para evitarlo es crucial disminuir, al mínimo, el asfalto o cemento, y sustituirlo por pavimento drenante (los árboles y suelos más verdes retienen la humedad y bajan la temperatura).
  1. Instalar placas fotovoltaicas. Además de ser limpias, inagotables y una ayuda de cara a frenar el cambio climático, se amortizarán entre 6 y 10 años de uso (según el IDAE) y abaratarán de manera considerable la factura eléctrica. Del mismo modo se recomienda, a ser posible, contratar la electricidad con una comercializadora que te garantice que la energía eléctrica es de origen casi 100% renovable (solar, eólica, biomasa, minihidráulica…).
  2. Autonomía educativa. Como las olas de calor, no se producen en las mismas fechas, ni en las mismas zonas del territorio nacional, habría que capacitar a las comunidades educativas para que pudieran arbitrar medidas flexibles en caso de olas de calor, tales como modificar la jornada escolar, suspender las clases unos días y pasar a la docencia online, alterar el horario de las clases (clases de Educación Física a primeras horas)... Pues recordemos que las medidas para paliar las olas de calor mejorarán el rendimiento escolar, disminuirán la agresividad (insultos y violencia) y permitirán razonar mejor.
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