Aprender sobre reivindicaciones que marcaron un antes y un después en la historia, sobre el papel de diversos activistas que lucharon contra las injusticias o sobre la Declaración Internacional de los Derechos Humanos son algunas de las claves de los libros recopilados por la docente María José Martínez Garrote.
A lo largo de la historia, cuando las personas se han unido y han alzado sus voces de forma pacífica para hacer frente a guerras, deforestaciones, leyes opresoras y coacciones de libertad, se han producido cambios en nuestras sociedades. Transformar las situaciones injustas está al alcance del poder de la gente, pero la clave del éxito reside en la acción común, es decir, en la unión y en la suma de las individualidades. A continuación, propongo una selección de libros con el fin de despertar conciencias desde edades tempranas para reivindicar un mundo más justo y solidario, con los que los menores pueden aprender sobre los derechos humanos y del planeta.
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La palabra posee el poder de dar ánimo, ofrecer consuelo, animarnos a la reflexión, despertar conciencias, infundirnos valor y esperanza y también invitar a ver el mundo de otras maneras. Del mismo modo, la oratoria mueve y conmueve, nos persuade e impele a la acción. Así lo muestra este libro que presenta dieciséis discursos célebres y cruciales en la historia de la humanidad, ya que han contribuido a cambiar el mundo y a mejorarlo. Por ejemplo, Abraham Lincoln pidió a toda una nación que recordara su pasado y luchara para defender su futuro; Pearl Gibbs reclamó los mismos derechos de ciudadanía y las mismas condiciones de democracia para las mujeres aborígenes de Australia que para sus hermanas blancas; René Cassin remarcó que existen libertades fundamentales y derechos comunes a todos los seres humanos, sin discriminación posible; Angela Merkel afirmó que en un mundo globalizado todas las personas están interconectadas por cuestiones políticas, económicas y culturales, al igual que sus derechos y responsabilidades individuales. Edad recomendada: de 10 a 17 años.
Todo comenzó cuando un pájaro dejó de cantar e, inmediatamente, todos los pájaros siguieron su ejemplo. Después, los gatos ya no maullaban ni los perros ladraban. Se desencadenó una acción solidaria de tal modo que dejó de oírse el zumbido de los insectos, cesaron los cacareos de las gallinas, las vacas se negaron a dar leche y nadie volvió a oír el aullido de los lobos las noches de luna llena. Todos los animales del campo, de la ciudad, de las selvas, de las profundidades marinas y de los glaciares se sumaron a esa protesta colectiva para hacer visible el grave problema ambiental: la contaminación de todos los ecosistemas. Los diarios anunciaban con alarmantes titulares que el mundo se había quedado en silencio. Este libro, destinado a menores a partir de seis años, pretende despertar conciencias para cuidar nuestro planeta.
Este libro informativo para pequeños a partir de seis años presenta trece ejemplos de protestas pacíficas que han conseguido cambios y avances sociales para mejorar la calidad de vida de los habitantes del mundo y defender los derechos humanos. Son hitos históricos que se han producido durante el siglo XX y las primeras décadas del XXI en todo el planeta: las marchas de las mujeres reivindicando el derecho al voto femenino en Reino Unido, la campaña de desobediencia civil encabezada por Gandhi frente al imperialismo británico, la defensa de los derechos de las poblaciones oprimidas, las concentraciones de activistas medioambientales para impedir la tala de árboles para salvar la selva tropical en Nueva Zelanda, el asentamiento pacifista que rodeó una base nuclear en Reino Unido, las movilizaciones para derrocar gobiernos dictatoriales, la revolución ‘cantada’ que propició la independencia de Estonia, la caída del muro de Berlín, la conservación de la vida ancestral de los indígenas de Bolivia para evitar la deforestación, la campaña por la paz de las mujeres de Liberia, la revolución del jazmín por la libertad de expresión en Tunicia… Todas estas manifestaciones muestran el poder de la ciudadanía cuando trabaja codo con codo por un objetivo común. Sin duda, el éxito de estas protestas es el resultado de la unión, de la suma de individuales, de tomar conciencia del poder del grupo.
Ben y su abuelo visitan el Henry Ford Museum de Detroit, en el norte de Estados Unidos. El abuelo le desvela al pequeño que ese recinto es mucho más que un simple museo del automóvil, ya que allí está parte de la historia de los Estados Unidos. En la sala que alberga un viejo autobús, el abuelo comparte la historia de una costurera, Rosa Parks, que, al regresar de su trabajo en unos grandes almacenes en 1955, decidió romper con la ley que imperaba: los ciudadanos negros debían levantarse y ceder su sitio a los blancos. Así que, cuando subieron al autobús cuatro personas de piel blanca, ella no movió ni un músculo, permaneció inmóvil y gritó ‘¡No!’. La policía la condujo a comisaría, pero fue puesta en libertad gracias a un joven abogado, Martin Luther King, aunque tuvo que pagar una multa y perdió su trabajo. Pero no se rindió y, un año después, la Corte Suprema declaró inconstitucional la segregación racial. Con esta historia que transformó la sociedad americana, el abuelo recuerda a su nieto que siempre hay algún autobús (una buena causa) que pasa por la vida de cada uno de nosotros, solamente hay que mantener los ojos bien abiertos para no perder cada uno el suyo y luchar para vencer las injusticias.
Malala vivía en un valle en Pakistán y desde pequeña le encantaba aprender. Un día los talibanes tomaron el control del lugar y prohibieron a las niñas que fueran a la escuela. Ella, muy valiente, no solo siguió asistiendo a clase, sino que también comenzó a quejarse de esta situación a través de internet, ya que consideraba que la prohibición era injusta puesto que la educación otorga poder a las niñas y a las mujeres y las libera de la esclavitud. Así lo manifestó en una intervención en la televisión. La BBC se interesó por su historia y le brindó la posibilidad de abrir un blog para explicar el día a día de una niña en Pakistán. Ella aceptó, escribiendo con el seudónimo ‘Gul Makai’, el nombre de una heroína de un cuento popular de su país. Cuando un día volvía de la escuela, un grupo de talibanes interceptó el autobús en el que Malala viajaba y uno de ellos le disparó. Resultó gravemente herida y la trasladaron a un hospital del Reino Unido donde consiguió recuperarse. Lejos de amilanarse ni abandonar sus ideales, se armó aún más de valor y coraje para defender en la ONU el derecho a la educación de todos los niños y niñas del mundo. En 2013 fue escogida por la revista Time como una de las personalidades más influyentes del mundo y, un año después, a los diecisiete años, recibió el Premio Nobel de la Paz. Este libro ilustrado, para lectores de siete a once años, permite conocer la historia de superación de esta activista.
Este álbum ilustrado proporciona información sobre la Declaración Universal de los Derechos Humanos que la Organización de las Naciones Unidas proclamó en 1948. Recalca que muchos derechos se han conseguido después de guerras, revoluciones, movilizaciones, revueltas… y que sirven como ejemplo de los múltiples movimientos sociales y reivindicativos que han sucedido: las luchas de las mujeres, las conquistas del movimiento obrero, las luchas contra el racismo, las luchas por los derechos de la infancia... Asimismo, añade nombres como Nelson Mandela, Rigoberta Menchú, Helen Keller… cuyo tesón y valentía contribuyeron a reflexionar sobre las injusticias que les rodeaban y a denunciar los hechos que atentaban contra la dignidad de las personas para que la vulneración de los derechos de cualquier ser humano no quedasen impunes.
El lector acompaña a una paloma que recorre el mundo para proclamar un mensaje de paz. Durante su largo viaje, encuentra a pájaros de diferentes colores, tamaños, plumajes, picos y patas y comparte con todos ellos ese mensaje de tolerancia, respeto, igualdad, gentileza y ecuanimidad. Esos valores van unidos no solo a la justicia, la verdad o el amor, sino también a acciones cotidianas con las que todos podemos contribuir a que nuestro mundo sea mejor tales como cuidarnos los unos a los otros o defender a los que son tratados injustamente. La moraleja queda bien patente: cada día con pequeños actos de bondad podemos ayudar a que el mundo mejore, que sea más humano, justo y solidario. En definitiva, de nuestra manera de actuar depende que pueda florecer la paz en nuestro día a día y, en consecuencia, en todo el mundo. Para poder vivir en paz, es necesario velar por los derechos humanos de cada uno de los habitantes del planeta.
Recopila historias reales de respeto y tolerancia de personas que han luchado por la justicia y la libertad: la joven afgana Malalai Joya que lucha para que las niñas de su país puedan acceder a la educación; la florista Celeste Caeiro que regaló claveles a los militares que se habían rebelado contra la dictadura en Portugal; Hilario Marrero que ayudó, poniendo en riesgo su propia vida, a quienes más lo necesitaban incluso aunque pertenecieran al bando contrario durante la Guerra Civil española.
Esta biografía ilustrada para lectores a partir de nueve años explica cómo una joven sueca de quince años salió con una pancarta con el lema ‘Huelga escolar por el clima’ para presentarse a las puertas del Parlamento y repartir folletos con datos alarmantes sobre el cambio climático que todo el mundo debería saber. La difusión de la protesta en redes sociales y en los medios de comunicación propició que el mundo tomara conciencia de la gravedad de la situación y la gente apoyó la iniciativa de Greta. Le movía un objetivo: con nuestras acciones diarias, todos podemos esforzarnos para reducir la contaminación y los residuos y así minimizar nuestro impacto sobre la salud del planeta. La protesta de Greta era un grito de ayuda para reducir la emisión de gases con efecto invernadero, en definitiva, para replantear de manera sostenible nuestro estilo de vida.
Un ilustrado de detalles a la manera de ‘¿Dónde está Wally?’ que sumerge al lector en la diversidad de personas, situaciones y vidas que existen en este mundo. Podemos contar hasta siete mil quinientos millones de personas que habitan el planeta y, curiosamente, cada una tiene su propia historia. Asimismo podemos rastrear las historias individuales y la multitud de conexiones o coincidencias que ocurren en nuestras vidas. Si bien es cierto que cada uno de nosotros tiene una historia personal, también hay que tener en cuenta que todos formamos parte del mismo grupo: el mundo. Nos relacionamos con diferentes grupos de personas a lo largo del día, nuestras historias se entretejen, enredan y complementan. Es por esta razón que debe prevalecer no sólo el respeto, la igualdad, la amabilidad, la comprensión en nuestras interacciones con los demás, sino también con el espacio que habitamos procurando la salud del planeta. Edad recomendada: a partir de tres años.
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