En sus consultas para madres y padres que desean mejorar la conexión y comunicación con sus hijos, Miriam Tirado ha comprobado que no es tarea fácil conseguirlo sin saber gestionar las emociones propias y las de los menores. De ahí que esta experta en crianza consciente y periodista decidiera abordarlas a través de cuentos como ‘Tengo un volcán’ y ‘Tengo un volcán y no quiero respirar’ (Carambuco Ediciones), en los que profundiza en la rabia, las dificultades para entenderla y asimilarla. Tiene claro que tanto la gestión de esta emoción como de cualquier otra se lleva a cabo teniendo una buena base emocional, un campo en el que entra en juego la educación emocional y el acompañamiento en familia.

Pregunta: ¿Cómo es de importante que los niños aprendan a identificar y gestionar sus emociones?

Respuesta: Es básico, porque todos sentimos emociones durante todo el día y para aprender a saber qué hacer con ellas es importante identificar qué ocurre dentro (y digo dentro porque las emociones siempre se sienten dentro del cuerpo) y qué hacer para transitarlas de una forma asertiva. 

Miriam Tirado

P: ¿Qué papel juega en todo ello la educación emocional en las escuelas? 

R: Sería maravilloso que todas las escuelas tuvieran esto muy en cuenta para abordar este aprendizaje emocional dentro de las aulas. Por suerte, cada vez hay más colegios que lo tienen en consideración y lo abordan y enseñan a sus estudiantes, pero todavía queda mucho camino que recorrer en este sentido. 

P: En su último cuento, ‘Tengo un volcán y no quiero respirar’, enseña a los más pequeños a gestionar la rabia. ¿Por qué esta emoción y no otra? 

R: En realidad es una de las emociones que cuesta más comprender y transitar para todo el mundo, tanto adultos como pequeños. Es una emoción tan potente y a la vez tan desagradable de sentir que es la que vivimos peor muy a menudo.

"Con herramientas y conectando con el niño se le puede ayudar a validar su emoción y a canalizarla de una forma más correcta para que no dañe a nadie, ni siquiera a él mismo"

P:¿Cuáles son las herramientas que necesitan los menores para gestionar la ira? 

R: Los niños son pequeños, inmaduros y tienen poco autoconocimiento a edades tempranas, por lo que es normal que no tengan todavía herramientas para saber qué hacer con la rabia. Con este libro intento ayudarles a abrir un abanico de opciones que quizás no se les habían ocurrido para poder transitar esta emoción de una forma más asertiva: buscar el silencio, buscar el abrazo de alguien que les sostenga, dibujar…

Educación Emocional Miriam Tirado

P: ¿Cuáles son los principales problemas que se encuentran cuando no saben cómo controlar sus emociones?

R: Que se desbordan y ese desborde emocional les hace muchas veces tener un comportamiento incorrecto y poco asertivo. A esas edades, cuando una emoción les posee y desborda, acarrea casi siempre una reacción inconsciente, impulsiva y poco o nada asertiva. 

P: ¿Cómo pueden ayudar los docentes y las familias?

R: Sobre todo, teniendo herramientas y conectando con el niño; de esta forma le pueden ayudar a validar su emoción y a canalizarla de una forma más correcta para que no dañe a nadie, ni siquiera a él mismo. Pero para poder hacerlo tenemos que estar centrados, conectados muy en el aquí y ahora y empatizando con el sentir, la edad y el momento que están viviendo.

"El torbellino emocional de la adolescencia es tremendo, porque atraviesan un cambio de etapa: necesitan diferenciarse del niño que fueron y encontrar el individuo que quieren ser a partir de ahora"

P: Y en el ámbito de la adolescencia, ¿cuáles son los principales cambios emocionales que se producen y cómo se les puede ayudar a lidiar con ellos?

R: El torbellino emocional de la adolescencia es tremendo, porque atraviesan un cambio de etapa: necesitan diferenciarse del niño que fueron y encontrar el individuo que quieren ser a partir de ahora. Esto implica mucha inseguridad, pero también mucha ansia de autonomía, de independencia, a una edad en la que todavía se es inmaduro para según qué y en la que necesitan muchísimo sentirse parte de su grupo de amigos, de su entorno. Esto, sumado a los cambios físicos, supone unos cambios emocionales indiscutibles que cada uno atraviesa como puede. Les ayudaremos si nos mantenemos disponibles pero ubicados en un lugar emocional distinto del que estábamos cuando eran niños. Les ayudaremos si somos capaces de empatizar con sus gustos, sus cambios y sus dificultades, que a veces no son pocas. Y sobre todo, si somos capaces de desvincularnos del miedo que podamos sentir a una adolescencia muy estigmatizada y que también puede removernos a nosotros con los recuerdos o vivencias propias.

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Laura Román

Periodista cultural con gran interés en la educación y la innovación tecnológica en las aulas. El futuro pasa por la tecnología y ya está aquí. ¿Te lo cuento?