Desde que la Comunidad de Madrid anunciase que limitará el uso de dispositivos electrónicos en Infantil y Primaria a partir del próximo curso, el debate no ha dejado de crecer. Con el objetivo de reflexionar sobre si la tecnología debe utilizarse o no en el aula, el pasado junio se celebró el XIV Encuentro EDUCACIÓN 3.0: ‘Uso de la tecnología en el aula, ¿limitar o educar?’. Emitido en directo a través de YouTube, contó con la participación de Ainhoa Marcos, VP Educación España de ODILO; Miguel Ujeda, director de Innovación del Colegio Mirasur (Pinto, Madrid); David Álvarez, CEO de Conecta13; y Melchor Gómez, profesor de Tecnología Educativa de la UAM. El debate estuvo moderado por Francisco Javier Palazón, director de EDUCACIÓN 3.0.

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Regulación

Varias comunidades autónomas han empezado a plantear normativas que restringen el uso de la tecnología en el aula. En Madrid, por ejemplo, la medida limita su uso hasta los 3 años y, a partir de esa edad, solo lo permite con fines pedagógicos y bajo supervisión docente. Además, se prohíbe enviar tareas escolares que impliquen el uso de dispositivos tecnológicos en casa. La primera cuestión que se abordó en el encuentro fue qué motivos pueden estar detrás de estas limitaciones. 

Ainhoa Marcos (VP ODILO Educación): “Las razones provienen de una preocupación social legítima, aunque en algunos casos ha provocado cierta confusión. Además, en ocasiones se han adoptado medidas desproporcionadas. Se ha mezclado el uso de las redes sociales con el uso pedagógico de la tecnología, lo que ha generado miedo en determinados sectores de la sociedad”.

David Álvarez (CEO Conecta13): “También tiene que ver con los medios y con cómo se nos están contando las cosas. Hay titulares que venden más que otros. En Infantil, por ejemplo, los niños no tienen dispositivos en el aula, así que hablar de ‘prohibir’ es, en realidad, como no decir nada. Limitar o reducir el uso de la tecnología apunta a cuestiones clave, como que un mal uso puede traducirse en peores resultados académicos, especialmente cuando se utiliza sin sentido, solo por estética. Algunas de las medidas adoptadas por determinadas comunidades buscan precisamente eso: utilizar la tecnología con un propósito claro, repensando cómo se integra en el aula”.

Miguel Ujeda (Colegio Mirasur): “Hay una razón de fondo vinculada a un problema social: la adicción temprana a las redes sociales, que es una cuestión de salud. Sin embargo, el debate ha llevado a culpar a la escuela de un problema que no se origina allí. Tras la pandemia, mucha gente ha desarrollado rechazo hacia la tecnología debido al mal uso que se hizo entonces. Es triste que al esfuerzo que se está haciendo en toda Europa en formar al profesorado en tecnología tras la pandemia, se le esté echando tierra encima”.

Melchor Gómez (UAM): “El debate se centra únicamente en el mal uso y las adicciones, mezclando conceptos. No es lo mismo la tecnología que las redes sociales, aunque mucha gente confunde el mal uso de estas últimas con el uso pedagógico que se puede hacer de la tecnología en las aulas. Para evitar ese problema, optamos por prohibirla desde el principio. Pero la realidad es que tecnología y redes sociales no son lo mismo. Hoy en día, por ejemplo, nadie cuestiona el uso de las calculadoras, aunque hace años estas eran el equivalente a las redes sociales actuales”.

“Prohibir la tecnología no es la solución; lo importante es gestionarla con un uso pedagógico”

Ainhoa Marcos 

Adicción

Tras este análisis, la conversación avanzó hacia un tema sensible: la adicción. Se abordó hasta qué punto este problema se origina realmente en los centros educativos y cómo determinados discursos mediáticos pueden estar influyendo en esa percepción.

Ainhoa Marcos: “Los jóvenes no son realmente nativos digitales, sino huérfanos digitales. El problema aparece cuando la tecnología se convierte en una niñera digital (por ejemplo cuando les damos una tablet en un restaurante), generando situaciones de descontrol y miedo en las familias. Parece que se intenta demonizar su uso en la escuela como paso previo para justificar su prohibición también en el ámbito familiar. ¿Cuántas familias utilizan controles parentales? En los centros educativos sí existen medidas como el control del tiempo, la gestión de dispositivos, el uso pedagógico o el desarrollo de la competencia digital. La educación debe enseñar a utilizar la tecnología de forma adecuada. Los alumnos de hoy trabajarán con dispositivos tecnológicos en el futuro, es su herramienta de trabajo. No se puede responsabilizar a la escuela de lo que no se hace en casa. Es imprescindible fomentar la competencia digital para su vida laboral y personal. No podemos permitir que la escuela se convierta en un túnel del tiempo, anclada en herramientas obsoletas, porque eso también puede derivar en abandono escolar”.

David Álvarez: “Parte de la población adulta considera ‘enemigos’ a los alumnos que son nativos digitales. Para entender esa relación con la tecnología, hay que distinguir entre dos tipos de usuarios digitales: los residentes o visitantes de la red (los primeros son quienes viven inmersos en la tecnología como parte natural de su vida diaria, mientras que los segundos la usan solo de forma ocasional o superficial) como entendemos las tecnologías en la vida. Además, muchas familias no están preparadas para acompañar en los procesos de madurez hacia lo digital.”

Miguel Ujeda: “En los centros educativos recibimos la preocupación de las familias, que debemos acoger, pero no podemos responder con prohibiciones. No se puede eludir la responsabilidad de la escuela en el futuro de los estudiantes. Si la escuela no educa, ¿quién lo hará? Los alumnos deben aprender a utilizar la tecnología de forma útil, pero para ello es necesario contar con un plan educativo digital de transformación, apoyado en profesionales formados que lo supervisen. Existen mecanismos para facilitar este proceso, aunque no es una tarea sencilla; por ejemplo, nosotros contamos con auditorías de salvaguarda digital, mientras que las familias no. Como docentes, es nuestra responsabilidad llevarlo a cabo, pero hace falta que se nos permita hacerlo. Entregar un dispositivo en el centro no implica que en casa vaya a haber un mal uso. Muchas familias regalan móviles a sus hijos principalmente para que usen redes sociales, lo que puede aumentar la ‘sed digital’ al llegar a casa”.

Melchor Gómez: “El único lugar donde los menores utilizan la tecnología en un entorno seguro es en la escuela. Quizá habría que plantearse prohibir su uso en los parques o en casa, donde están solos o donde sus padres no saben realmente qué están utilizando. Asociar la escuela al mal uso de la tecnología es, precisamente, lo contrario de lo que ocurre. Las familias deberían poder disponer de tiempo para acompañar a sus hijos en el proceso de digitalización, algo que sí sucede en el entorno escolar. La conciliación es difícil y, aunque sepas poco de tecnología, no puedes dejar solo a tu hijo con un móvil”.

“El potencial de las tecnologías para la atención a la diversidad es muy grande”

David Álvarez

Uso pedagógico

El encuentro continuó con una reflexión sobre el uso pedagógico de la tecnología, el respaldo de estudios que avalan su eficacia en el aula y los beneficios que aporta para la personalización del aprendizaje y la inclusión. También se puso sobre la mesa la distancia que aún existe entre la evidencia científica y algunas prácticas educativas tradicionales.

David Álvarez: “Existen evidencias desde hace mucho tiempo, aunque hay prácticas o metodologías que se siguen aplicando pese a no funcionar. No se trata de falta de investigación, sino de que siempre habrá quien intente desacreditarla. Por ejemplo, el aprendizaje cooperativo o el aprendizaje basado en retos son rechazados por algunos docentes, que los consideran pseudociencia frente al modelo tradicional. Prohibir o buscar soluciones rápidas no resuelve el problema, que persiste fuera del aula; lo que realmente hay que hacer es educar y trabajar en ello”.

Miguel Ujeda: “Se ha tergiversado lo que ha ocurrido en otros países. No es cierto que Finlandia o Japón hayan prohibido el uso de tecnología; simplemente la han regulado mejor, han formado mejor al profesorado y la han normalizado de forma más natural para hacerla más accesible. Esto, además, facilita y requiere menos recursos para personalizar los itinerarios de aprendizaje y para que el profesorado pueda generar contenido contextualizado que atienda la diversidad del alumnado. Existen múltiples razones que avalan su uso y no su rechazo”.

Melchor Gómez: “Hay quienes niegan los estudios que demuestran que la tecnología mejora las competencias académicas, pero eso está científicamente comprobado. El aprendizaje se vuelve más significativo y aumenta la motivación. Hay que avanzar hacia el futuro, no retroceder en el tiempo. Por ejemplo, se obliga a los niños a usar diccionarios de papel para buscar palabras, lo que lleva más tiempo, en lugar de consultar la RAE en línea. En cuanto a la integración y la diversidad, la tecnología es fundamental, ya que permite incluir a todos los niños sin que ninguno quede excluido”.

“La escuela debe prepararles para un futuro en el que la IA seguirá presente; si no lo hace, ¿quién lo hará?”

 Miguel Ujeda

Gestión

Otro tema fue el de  la gestión de la tecnología en los centros educativos, incluyendo aspectos como la formación del profesorado, las ratios o las decisiones de compra. En este caso, los expertos señalaron que el uso de la tecnología debe estar siempre vinculado a un propósito pedagógico. 

Ainhoa Marcos: “La tecnología debe tener un sentido pedagógico, y si no se gestiona bien —ya sea por falta de formación, ratios u otros motivos— quizá haya que evaluar si es el momento adecuado para usarla. Prohibirla no es la solución; lo importante es gestionarla correctamente con un uso pedagógico. Durante la pandemia vimos que a los docentes les faltaba formación y, aunque aún queda camino por recorrer, eso no justifica desestimar todo lo logrado con medidas tan drásticas”.

David Álvarez: “El potencial de las tecnologías para la atención a la diversidad es muy grande. Un ejemplo son los proyectos inclusivos desarrollados por docentes a través de la red social Twitter. Gracias al uso de tablets y a la colaboración para compartir estas prácticas, el alumnado pudo trabajar a su propio ritmo y de forma motivada, algo que en otros contextos les resultaba más difícil. Por ello, es fundamental que los docentes mejoren su competencia digital para aprovechar al máximo los beneficios que ofrece la tecnología”. 

Miguel Ujeda: “Hay beneficios en la comprensión lectora y el pensamiento crítico. En nuestro centro detectamos la necesidad de dedicar más tiempo a que los estudiantes lean y entiendan mejor. Por eso nos centramos en la lectura en voz alta y descubrimos cómo la tecnología, a través del uso de cuentos, puede favorecer una lectura más consciente y pausada, mejorando la dicción y el ritmo, y facilitando la comprensión. Además, nos proporciona datos para conocer en qué momento está cada alumno. Aunque a menudo se culpa a la tecnología de deteriorar estos aspectos, en realidad puede contribuir a mejorarlos”.

Melchor Gómez: “Un uso inadecuado de la tecnología también ocurre cuando se obliga a cambiar de dispositivos con demasiada frecuencia”.

“El único lugar donde los menores utilizan la tecnología en un entorno seguro es en la escuela”

Melchor Gómez

Inteligencia artificial

Para finalizar, el director de EDUCACIÓN 3.0 pidió a los participantes su opinión sobre la formación en IA en el ámbito educativo. Todos coincidieron en que es imprescindible preparar al alumnado en el uso ético, seguro y crítico de estas herramientas, ya que esta tecnología está transformando nuestras vidas y su presencia en la educación será cada vez mayor. Subrayaron la necesidad de formar tanto a estudiantes como a docentes para evitar riesgos como la desinformación o el uso irresponsable.

Ainhoa Marcos: “Es un riesgo para la equidad y la competitividad que el alumnado no reciba formación en inteligencia artificial. Esto se debe a que la IA está transformando nuestras vidas y lo hará a una escala cada vez mayor. En algunos países de Asia, se empieza a formar a los niños desde los 5 años. Es fundamental enseñar un uso ético y seguro, fomentando el pensamiento crítico, porque si no los formamos, acabarán creyéndose todo lo que les dice la IA”.

David Álvarez: “El gran reto no es solo saber utilizarla, que eso es fácil, sino hacerlo de manera ética. Los docentes debemos estar presentes en ese proceso”. 

Miguel Ujeda: “Estamos en una fase inicial de comprensión sobre qué es esta tecnología. Es necesario dedicar tiempo a aprender, debatir, analizar y realizar pilotos, pero no podemos esperar a que los alumnos comiencen a usarla por su cuenta. Los estudiantes ya utilizan esta tecnología para hacer sus tareas, aunque no saben manejarla correctamente, ya que requiere conocer un lenguaje específico y avanzar sin prisas. Por ello, es fundamental diseñar evaluaciones diferentes y ofrecer un acompañamiento adecuado al alumnado”.

Melchor Gómez: “El foco no está solo en aprender a usarla, sino en hacerlo de forma ética, responsable y segura. Es necesario formar tanto a alumnos como a docentes para que puedan integrarla en su día a día”.