Manualidades para trabajar las emociones

Un dado ‘emocional’, una botella capaz de relajar a los estudiantes o un buzón de palabras bonitas son algunas de las manualidades que se pueden hacer en el aula para trabajar la atención plena y las emociones.
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¿Cómo se puede enseñar a un estudiante a gestionar las emociones que experimenta a lo largo del día? En primer lugar: conociéndolas. Y para ello, las manualidades pueden convertirse en un recurso útil para trabajar las emociones. En las siguientes, recomendadas para todos los niveles educativos, se trabaja la gestión y el autoconocimiento emocional a través de un molinillo de viento que ayuda a calmar la respiración, un mandala pintado en piedra o fabricando una botella que calma. ¡Mira!

Las piedras de las emociones 

El primer paso para llevar a cabo esta actividad es recopilar piedras de diferentes formas y tamaños. Para ello se puede animar a los menores a salir al exterior del centro en su búsqueda, motivando también a que conecten con la naturaleza. Una vez conseguidas, cada alumno deberá plasmar en ellas una emoción, pintando caras con diferentes expresiones que les ayuden a comprenderlas. 

Jardín Zen

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Para tener este jardín oriental encima del escritorio y utilizarlo para relajarse en momento de estrés, se necesita un marco de fotos al que quitar la parte de atrás. Después, se añade silicona por los bordes para que el espejo quede bien fijado y una vez seco se pinta del color deseado con ayuda de un espray. Con unas varillas de madera se fabrica un rastrillo, pegando sobre un palo largo, trozos más pequeños. Cuando el marco ya está seco, se llena todo su interior de arena o sal y se añaden diferentes complementos: una esquina con arena de color más oscura, piedras de diferentes tamaños e, incluso, una vela. Y, ¡listo! 

Laberinto de dedos

Laberinto De Dedos

Este ejercicio es ideal para trabajar la concentración y ayudar al alumnado a relajarse y ser más consciente de su respiración. El primer paso para realizarlo es contar con una plantilla imprimible del laberinto presente en en suelo de la catedral de Chartres y dar una fotocopia a cada uno de los alumnos (otra opción es que lo dibujen ellos mismos). Deberán colocar el dedo de la mano no dominante en el inicio de este y comenzar a trazar el camino mientras controlan su respiración. Así conseguirán concentrarse en seguir las líneas mientras respiran y se van relajando. 

Libro de las emociones

Otra actividad que se puede llevar a cabo para ayudar a los menores a comprender mejor las emociones es crear un libro desde cero en el que se vayan plasmando cada una de ellas. Los materiales que se necesitan son diferentes hojas blancas, rotuladores y anillas para fijar el libro. Los estudiantes deberán dibujar en tres hojas ojos, nariz y boca con diferentes expresiones e ir pegándolas de tal manera que al pasar las páginas se puedan observar emociones como la felicidad, el miedo, el enfado o la sorpresa a través de las partes de la cara dibujadas en el libro. 

Pintar las emociones

Pintar Las Emociones

La pintura es una técnica que permite expresar todo tipo de emociones y sentimientos. Por ello, animar al alumnado a plasmar en un dibujo cómo se sienten es una buena manera de ayudarles a comprenderse mejor. Esta dinámica puede llevarse a cabo todas las mañanas antes de comenzar la clase con el objetivo de que cada alumno dibuje cómo se siente ese día y trate de mejorar sus emociones con el paso del tiempo. 

Con ‘El monstruo de colores’

Este libro escrito por Anna Llenas sirve de base para realizar esta manualidad que tiene como objetivo dar a conocer las distintas emociones que existen. Para ello son necesarios botes de plástico transparentes, lana de colores y pintura de dedos. A medida que se va leyendo el libro y el alumnado va descubriendo nuevas emociones, tendrán que marcar el bote con pintura y rellenarlo con lana de los colores que indique el libro para cada una de estas. 

Monstruo De Colores

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La flor de las emociones positivas

Flor

Con cartulinas de colores es posible recrear una flor en la que cada pétalo represente una emoción o un sentimiento diferente. El primer paso es dibujar con un lápiz el contorno de la flor en la cartulina y recortarla hasta tener las distintas partes. Una vez pegadas para conseguir la forma de la flor es la hora de escribir en cada pétalo una emoción positiva. Una vez terminada puede colocarse en un lugar del aula que sea visible por todo el alumnado para que aprendan la importancia de este tipo de emociones.

El buzón de las palabras bonitas

Buzón De Palabras Bonitas

Esta actividad tiene como fin reforzar los lazos afectivos entre los distintos miembros de una clase. El alumnado deberá crear un buzón a través de una caja de cartón y decorarlo con todos los colores que ellos quieran. Una vez listo, la dinámica consistirá en escribir cartas a los compañeros en las que destaquen aspectos positivos de los demás. 

Diario de emociones

Diario De Emociones

Escribir un diario desde edades tempranas es un hábito que permite conocer y comprenderse mejor a uno mismo. En él es posible expresar todos los sentimientos, pensamientos, miedos o inquietudes que tenga una persona. Animar al alumnado a escribir su propio diario y decorarlo como ellos quieran es una buena forma de trabajar las emociones a largo plazo.

La botella de la calma

Botella De La Calma

También conocida como la botella mágica, ayuda a calmar las emociones de los más pequeños, ya que el bote (que estará relleno de purpurina y agua) enseña a los niños cómo se sienten cuando están enfadados o nerviosos por algo. Para fabricarla tan solo se necesita una botella de cristal (o de plástico si los estudiantes son pequeños), agua templada, colorante alimentario (para dar color al agua) pegamento y purpurina de colores. Estos son los pasos a seguir:

-Primero, se vierte el agua templada en la botella, se introduce un poco de pegamento con purpurina y se mueve bien. 

-Después, se echa la purpurina (unas tres cucharaditas) y se vuelve a remover.

-Por último, se añade una cucharada de colorante, se cierra la tapa y se remueve por última vez. ¡Ya está! 

Al agitarlo y ver cómo se mueve la purpurina y el agua de un lado a otro, comprenderán cómo se agita su mente cuando están enfadados, por ejemplo. Al observar cómo la purpurina se va depositando lentamente en el fondo, se calmarán ellos mismos y podrán pensar con mayor claridad. 

Caritas ‘emocionadas’

Caritas ‘Emocionadas’

Una forma eficaz para que los estudiantes más pequeños conozcan las emociones es representándolas. Y eso se puede hacer a través de caritas alegres, tristes, enfadadas… La manera más sencilla de hacerlo es buscar en Internet distintos emoticonos e imprimiéndolos, pero también se pueden dibujar. Una vez que tenemos las caritas, se necesita cartulina, pegamento y palitos de madera. Estos son los pasos a seguir:

-Primero, se recortan las caritas y, por la parte de atrás, se pega una cartulina del mismo tamaño. 

-Después, se pega un palito de madera en la cartulina para que los estudiantes puedan coger las caritas. Por último, escriben con un lápiz o rotulador las emociones que representan los emoticonos.

El molinillo que regula la respiración

El Molinillo Manualidades Para Trabajar Las Emociones

Con el clásico molinillo de viento, los estudiantes pueden ‘reeducar’ la forma de inspirar y expirar. Para crear uno, tan solo se necesita una cartulina (del color que se quiera) unas tijeras, un lápiz para marcar y un palito de madera. Estos son los pasos para hacerlo desde cero: 

-Primero, se recorta en la cartulina un cuadrado de entre 10 y 15 centímetros de lado. Se dibujan unas líneas diagonales, se recortan las puntas uniendo cada una de ellas en el centro y se pegan con pegamento.

-Después, se hace un pequeño agujero en el centro (con ayuda de un punzón, por ejemplo) para colocar algún adorno en la parte delantera. Es recomendable que ese adorno tenga algún saliente en forma de cuerda o alambre que llegue hasta la parte de atrás y al que se le pueda pegar un palito de madera.

Una vez hecho el molinillo de viento, el objetivo es que el alumnado sople (de manera suave y fuerte) varias veces. De este modo, es capaz de observar su propia respiración y es consciente de lo que ocurre en su cuerpo cuando respira de forma relajada o agitada. 

Pintar mandalas en piedras

Pintar Mandalas Manualidades Para Trabajar Las Emociones

Colorear mandalas resulta beneficioso tanto para los adultos como para los más pequeños. Reduce el estrés, ayuda a concentrarse y fomenta valores como la paciencia o el tesón, entre otros. Con esta manualidad, los niños son más conscientes de sus emociones (porque están centrados en sentirse tranquilos y concentrados en la actividad). Para ello, se necesitan piedras de un tamaño mediano y redondeadas, témperas y pinceles para pintar de la siguiente manera:

-Primero, se pinta la base de la piedra de un color haciendo la forma de un círculo. Después, con otros colores se van pintando pequeñas ‘motitas’ dentro de dicho círculo con el objetivo de crear un mandala en su interior. 

-Por último, dentro de los círculos más pequeños, se puede pintar unos aún más pequeños. La idea es crear un mandala personalizado dando rienda suelta a la imaginación y a las emociones que el estudiante sienta en ese momento. Seguramente, un niño que se encuentre tranquilo utilizará unos colores diferentes y le pondrá un número distinto de círculos a su mandala que el que está agitado o enfadado, por ejemplo.

El dado de las emociones

El Dado De Las Emociones Manualidades Para Trabajar Las Emociones

El objetivo de esta manualidad es que los estudiantes conozcan las expresiones que representan las distintas emociones, tanto en ellos como en los demás, a través de un dado. Para hacerlo, se necesita una cartulina, tijeras, pegamento y varios rotuladores de colores. Lo más sencillo es copiar la silueta de un dado en una cartulina. Por ejemplo, con ayuda de esta plantilla, y pegar todas sus caras con pegamento. Después se anima a los estudiantes a que dibujen las distintas emociones en cada una de las caras del dado.

Una vez hecho, el alumnado tira el dado y se les puede pedir que nombren la emoción que les ha tocado, jugar a que la reflejen en su rostro o que expliquen en qué momento se han sentido así.

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