La educación sexual, a pesar del siglo y el año en el que nos encontramos, sigue siendo un tema tabú, sobre todo cuando hablamos de estudiantes de Infantil o Primaria. Y es que existen ciertos temores respecto a hablar abiertamente en el colegio y con los alumnos. A esto hay que añadirle que la sexualidad puede aparecer tergiversada en los medios de comunicación o en las redes sociales, que hace que se refuerce todavía más el miedo a dar respuestas a sus inquietudes.
El hecho de ser maestra y sexóloga hace que tenga una visión completa de por qué es necesario que se imparta educación sexual en los colegios. No debemos olvidarnos de que el sexo es un valor, y como tal, debemos aprender a vivirnos, a sentirnos y a expresarnos como seres sexuados que somos. Es importante tener en cuenta esto, ya que la educación sexual se basa en saber respetarnos y conocernos a nosotros mismos para así poder respetar a los demás, independientemente de su género, gustos o preferencias.
Muchas son las cuestiones y debates acerca de la edad en la que se debe impartir o empezar a enseñar educación sexual, pero antes de contestar a esta pregunta, me gustaría señalar que todos y todas hacemos educación sexual de manera constante, y casi sin darnos cuenta, por lo tanto debemos darnos cuenta de lo sumamente importante que es impartir educación sexual desde el conocimiento.
Volviendo a lo anterior, ¿desde qué edad es importante impartir educación sexual? Desde Educación Infantil. De hecho esto ya se está haciendo: son los docentes de Infantil los que les ponen nombre a los genitales -vulva y pene-, se les empieza a llamar a las partes del cuerpo como corresponde, comienzan a hablar de la importancia de la higiene y el respeto. Sin embargo, es en Primaria cuando el tabú aparece.
Impartir educación sexual en los colegios no significa que se hable de conceptos como coito, masturbación, enfermedades de transmisión genital, preservativos, pornografía, relaciones sexuales… y un sinfín de palabras que son muy comunes en nuestro vocabulario adulto, en las redes sociales o en la televisión. ¿Acaso los niños cuando escuchan estas palabras en sus casas, en los móviles o en la televisión no tienen curiosidad por saber de qué se está hablando? Puedo asegurar que estas palabras son parte de su día a día y están más presentes de lo que nos imaginamos.
La enseñanza para los estudiantes y los propios docentes
La educación sexual va mucho más allá ya que las enseñanzas que se adquieren son las referencias para crecer sin miedos, respetarnos y para aprender a ser seres sexuados. Si tuviéramos mucho más en cuenta todo esto, y se impartiera una educación sexual de calidad habiendo más formación para los docentes, podríamos evitar muchas de las cosas que hacen que nos echemos las manos a la cabeza en la actualidad.
Muchos son los maestros que quieren impartir educación sexual en el aula, pero la emoción que predomina es el miedo, sobre todo a las administraciones, equipos directivos o familias, y esto viene dado por la falta de formación que existe actualmente. Considero que esos maestros y maestras que se atreven son unos valientes porque ven una necesidad a la que no debemos dar la espalda.
Para finalizar me gustaría hacer hincapié en la naturalidad, que es la base, ya que también se hace educación sexual cuando no contestamos a alguna pregunta o ponemos cara de susto. Educación sexual es contestar con otra pregunta o diciendo que no sabemos la respuesta y que vamos a buscarla. O incluso la podemos buscar con ellos. También es hacer preguntas sobre lo que nos preguntan: ‘¿Dónde has escuchado eso? o ¿Por qué lo estás preguntando?’. De esta forma nuestra respuesta estará más cerca de lo que ellos quieren saber. Es importante que dejemos de ver con ojos de adulto las preguntas y los juegos de los niños.
Una vez Dumbledore, el director de la escuela de magia y hechicería de Hogwarts, le dijo a Harry: “Utiliza el nombre correcto de las cosas, ya que el miedo a un nombre aumenta el miedo a la cosa que se nombra”, y casi sin darme cuenta estaba describiendo lo que sucede con la educación sexual: hay miedo a pronunciar palabras, a explicar cosas o a escuchar ciertas preguntas de los alumnos, pero lo que realmente da miedo son las consecuencias de no hacerlo.
- Hebrero Gutiérrez, Nuria(Autor)