Aunque la LOMLOE entró en vigor en enero de 2021, la nueva ley educativa se ha empezado a implantar de forma escalonada con la llegada de este nuevo curso en Primaria (primero, tercero y quinto), Secundaria (primero y tercero), el primer curso de Bachillerato y el primer curso de ciclos formativos de grado básico. Uno de los principales cambios que trae consigo es que se estructura alrededor de dos tipos de competencias: clave, aquellas que se deben adquirir para alcanzar un pleno desarrollo personal, social y profesional a lo largo de la vida; y las específicas, que hacen referencia a los desempeños que el alumnado debe poder desplegar en actividades o en situaciones cuyo abordaje requiere de los saberes básicos de cada área. 

Sobre estas competencias clave se apoya el proceso de evaluación. El Artículo 20 de la ley estipula que “la evaluación del alumnado será global, continua y formativa, y tendrá en cuenta el grado de desarrollo de las competencias clave y su progreso en el conjunto de los procesos de aprendizaje”.

Evaluación inicial

Pero muchos docentes todavía se preguntan cómo evaluar con la LOMLOE correctamente al alumnado en base a estos criterios. Mer Flores, docente de Lengua Castellana y Literatura en un IES de la Junta de Andalucía, destaca la importancia de realizar una evaluación inicial: “Este tipo de evaluación por competencias me permite ser más consciente y hacer un diagnóstico real de las necesidades de mi alumnado, así como tomar decisiones en un momento crítico, cuando aún tengo todo un curso por delante”. La docente también afirma que esta es la forma de evaluación “más práctica y más formativa”.

Evaluar Con La Lomloe

Estas pruebas se realizan durante los primeros meses de curso y su objetivo no es ‘clasificar’ al alumnado en función de los resultados obtenidos sino, como dice Flores, “evaluar su punto de partida para, a partir de ahí, hacer la transición desde la programación didáctica a la programación de aula”. Y aquí es donde entran en juego las competencias, sobre todo las de carácter específico, pues estas concretan qué habilidades debe desarrollar el alumnado en cada asignatura, y se relacionan directamente cada una con varios criterios de evaluación. 

Para llevar esto a cabo, la docente andaluza recomienda observar las competencias (Comunicación Lingüística, Plurilingüe, Matemática, y en Ciencia, Tecnología e Ingeniería (STEM), Personal, Social y de aprender a aprender...) y estudiar cómo ponerlas en juego a lo largo de los primeros meses de curso. “Puede hacerse a través de actividades y juegos de presentación, pues sirven de evaluación inicial pero también para conocerlos mejor”, afirma. Y para recabar los datos es posible utilizar listas de cotejo en las que se vayan anotando si los diferentes estudiantes necesitan o no refuerzo en determinadas habilidades, como puede ser la comprensión lectora.

Programar por criterios y utilizar situaciones de aprendizaje

Otro aspecto importante a la hora de evaluar con la LOMLOE al alumnado es la programación por criterios. El docente José Manuel López destaca el carácter criterial que tiene la nueva ley: “Es importante tomar como referencia fundamental los criterios de evaluación correspondientes a cada materia”. Y una de las tareas que tienen que llevar a cabo los departamentos, según explica López, debe ser la concreción y contextualización de todos y cada uno de los criterios de su currículo, como si se tratase de una rúbrica. Además, recalca que “todos los criterios contribuyen en la misma medida al grado de desarrollo de la competencia específica y tendrán el mismo valor”. De esta manera, ya no será posible ponderarlos, sino que todos tendrán un mismo valor. 

A la hora de trabajar estos criterios, el docente de Geografía e Historia del IES Seritium (Jeréz de la Frontera, Cádiz), Ignacio Sánchez Aranda, propone utilizar una hoja en la que se enuncien y los instrumentos de evaluación que se utilizarán durante del curso, así como compartirla con el alumnado, favoreciendo de este modo la evaluación formativa. “El clásico concepto de nota unitaria o nota trimestral deja de tener demasiado sentido. Con la LOMLOE, los exámenes, por ejemplo, no tienen calificación; lo que se califica es cada uno de los criterios. Esto les cuesta, pero al final lo entienden”. 

Una vez definidos los criterios y saberes básicos que se abordarán en el aula, la LOMLOE apuesta por el uso de situaciones de aprendizaje para trabajar las competencias. El docente Víctor Arufe las define como “actividades que están conectadas con el currículum trabajando diferentes competencias clave y específicas y con unos objetivos didácticos”. Respecto a la evaluación, añade: “También gozan de evaluación, definiendo el docente los criterios que utilizará y su carácter formativo, siendo conocedor el alumno previamente acerca de cómo se le va a evaluar, sobre qué contenidos, etc., permitiendo así la autorregulación del aprendizaje”. 

Arancha de Pablos, Jefa de Contenidos Educativos de la Editorial Edelvives, destaca que la principal novedad de sus contenidos con respecto a la nueva ley radica en las situaciones de aprendizaje. “El punto de partida es el planteamiento de una tarea contextualizada que justifica la adquisición de diferentes saberes básicos a través de distintas actividades y culmina con la elaboración de un producto final. A lo largo de todo este proceso se combina el trabajo individual con el cooperativo, la aplicación de saberes y procedimientos, el trabajo de investigación y de contraste con fuentes, la expresión oral y escrita…”. 

De cara a evaluar con la LOMLOE, De Pablos afirma que los docentes “pueden recoger evidencias de aprendizaje más diversas y personalizadas que si solo utilizaran un examen final, lo que es un fundamento clave de la educación competencial”.

Calificar por criterios

De forma paralela a la realización de este tipo de actividades, los docentes pueden ir tomando notas sobre las destrezas que se desarrollan en los criterios. De esta manera, al final del trimestre habrán recopilado información que les ayudará a tener una visión más global a la hora de evaluar cada criterio. “Cuando se acerque el final de cada trimestre, en lugar de hacer multitud de exámenes en la última semana, me enfocaré en revisar las anotaciones que he realizado a cada estudiante que aún no tenga nota en ese criterio, es decir, para quienes están ‘en proceso’ o necesitan refuerzo”, afirma Flores.

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Lucía García López

Periodista, redactora y feminista. Me gusta el cine, la música, el arte y la política. Aprendiendo día a día. Convencida de que la cultura es la mejor arma de transformación