Apuestas deportivas: una peligrosa adicción que afecta cada día a más adolescentes

El pasado año, 2 de cada 10 estudiantes de 14 a 18 años participó en juegos con dinero, lo que puede traer consigo graves consecuencias en su salud mental, social, económica y académica. La proliferación de casas de apuestas cerca de los centros, un problema cada vez mayor.
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Apuestas Deportivas

Salir del instituto e ir a la ‘casa de apuestas’, situada estratégicamente cerca del centro educativo. Esta se ha convertido en la rutina de muchos adolescentes que ven en los juegos de azar y en las apuestas deportivas una nueva forma de diversión: en ellos encuentran un espacio de ocio en el que estar caliente en invierno y fresco en verano; además de consumir refrescos y bebidas alcohólicas a precios muy bajos, incluso de manera gratuita en algunas ocasiones. Y lo tienen fácil, porque los locales para que puedan hacerlo se han multiplicado.

Por citar un ejemplo, la ciudad de Madrid cuenta con unos 428 locales de apuestas distribuidos por toda la capital, con especial presencia en distritos con rentas más bajas: estas zonas llegan a contar con hasta seis locales en la misma calle, como en el caso de la Avenida de la Albufera (Puente de Vallecas) o en la calle General Ricardos (Carabanchel). Y aunque la entrada está prohibida a menores de 18 años, la realidad es que en muchas ocasiones consiguen saltarse esta limitación. 

Otros recurren directamente a portales online en los que acceder es muy sencillo a pesar de no contar con la edad legal para hacerlo. Además, estos negocios bombardean continuamente con anuncios a los más jóvenes, utilizando de ‘gancho’ a sus grandes ídolos: deportistas como Cristiano Ronaldo, Gerard Piqué o Rafa Nadal han sido imagen de muchos de ellos, a través de ‘spots’ en los que animaban a apostar, como símiles en los que equiparan las apuestas deportivas con el éxito. 

Jóvenes con problemas familiares y baja autoestima, el perfil idóneo

Así, cada vez más adolescentes se inician en esta práctica. De hecho, su popularidad ha crecido tanto que 2 de cada 10 estudiantes de 14 a 18 años jugó con dinero en el último año, según el ‘Informe sobre Trastornos comportamentales 2022. Juego con dinero, uso de videojuegos y uso compulsivo de internet en las encuestas de drogas y otras adicciones en España EDADES y ESTUDES', realizado por el Ministerio de Sanidad. 

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El perfil principal es el de menores con problemas familiares, que no tienen límites claros y que presentan problemas de conducta. “Son adolescentes que se sienten solos y son frágiles en cuanto a la resolución de problemas emocionales; que tienen dificultades con las relaciones interpersonales y falta de autoestima. Por ello, tienden a buscar solución y/o satisfacción en el juego y las apuestas”, explican desde Orbium Desarrollo, un equipo de psicólogos especializados en el tratamiento de adicciones. 

Algunos comienzan apostando pequeñas cantidades de dinero de manera esporádica, pero poco a poco acaban adquiriendo un hábito mucho mayor: una vez que se adentran en el mundo de las apuestas, juegan cada vez más tiempo y con mayores cantidades de dinero. “Quieren la revancha cuando pierden y están constantemente pensando en cómo conseguir dinero para jugar más”, afirma Julia Herranz, psicóloga especializada en intervención psicológica en emergencias.

Ansiedad, distanciamiento social y mentiras: los principales síntomas de la adicción al juego

Cuando la afición se convierte en adicción, cambia su actitud y estado de ánimo. “Presentan mayor ansiedad, rabia y, a menudo, pueden llegar incluso a alejarse de sus amistades o a cambiar de grupo de amigos”, advierten desde Orbium. Sin embargo, este equipo de psicólogos alerta de que los síntomas que presentan los jóvenes que padecen ludopatía son más fáciles de identificar para un observador externo que para las propias familias. "Se esmeran en ocultar la sintomatología y los problemas emergentes a los familiares, engañando y mintiendo. En muchas ocasiones, el comienzo de la adicción no es fácil de percibir por el núcleo familiar. Sin embargo, conforme va avanzando, las consecuencias son más notables, y es realmente complicado mantener la mentira”, explican. 

“También tienden a descuidar responsabilidades personales, laborales o académicas y empiezan a experimentar cambios de humor e irritabilidad cuando no pueden jugar”, confirma Herranz, lo que acaba repercutiendo en su salud física, mental, social y económica. Además, la psicóloga advierte que esto puede ser aún más grave en aquellos adictos de menor edad, pues se encuentran en una etapa clave del desarrollo madurativo: “La adicción puede afectar notablemente a su rendimiento académico al igual que su desarrollo social y emocional. Por ello es importante recalcar que los padres y tutores estén atentos a los signos de adicción al juego en los menores y tomen medidas preventivas para evitar que se convierta en un problema aún mayor”, aconseja. 

Centros escolares y familias, claves para concienciar sobre los riegos 

El papel de la familia y de los centros escolares resulta clave para evitar este tipo de comportamientos entre los adolescentes, así como para identificar a aquellos que ya han caído en una adicción con el fin de facilitarles la ayuda que necesitan. Por eso, los expertos coinciden: para hacer frente a este problema es vital que haya una colaboración estrecha entre toda la comunidad educativa, y desde los centros educativos deben concienciar a las familias o tutores legales de la problemática y actuar conjuntamente para prevenir conductas o para derivar a los menores a ayuda psicológica. 

Talleres informativos para profundizar en el uso, riesgos y consecuencias de los juegos de azar online, la intervención desde el refuerzo positivo o el fomento la educación emocional y la resolución de conflictos de manera saludable son algunas de las propuestas que apunta la psicóloga Julia Herranz para conseguirlo. 

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