Los maestros de Educación Infantil tenemos el deber y la responsabilidad de conformar las bases de la lectoescritura. El curso pasado puse en marcha ‘Misterios en una botella’, un proyecto destinado a lograr esa competencia con el alumnado de cuatro y cinco años. Gracias a él, fomentamos el trabajo cooperativo a través de la búsqueda y resolución de un reto, así como el desarrollo de diversos procesos psicológicos tales como la percepción y atención visual, el pensamiento, la motivación, el lenguaje oral y escrito.
La actividad consiste en encontrar entre el arroz o cous-cous de una botella de plástico, diferentes objetos introducidos de forma previa. Cuando se vayan localizando, se irán marcando con un gomet en una fotografía impresa donde aparecerán todos. Una vez se haya encontrado el total, se escribirá el nombre de cada uno en una ficha. Todos pueden recibir ayuda de sus compañeros en cualquier momento. Al acabar, corregirán entre todos los posibles fallos gracias a la ficha de autocorrección.
Misterios En Una Botella

Alumnos repartidos por roles

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Antes de comenzar la actividad es importante crear cierta motivación, expectativas positivas de resolución y un ambiente de grupo, participación y colaboración. Una vez hecho esto, se formarán equipos de cuatro estudiantes. Se les explicará en qué consiste el ejercicio y cuáles serán los roles a seguir por todos ellos, que irán cambiando. Son los siguientes:

  • El/la ojeador/a: se encargará de buscar objetos en la botella. Se ponen en marcha especialmente procesos de atención y percepción visual y comunicación/lenguaje.
  • El/la localizador/a: deberá localizar el objeto concreto que le ha dicho el ojeador en la foto plastificada y comunicarle al/la señor/a de las pegatinas donde se encuentra. Con este rol se desarrollan los procesos de atención y percepción visual donde entran en juego aspectos de orientación espacial. También la comprensión y expresión oral.
  • El/la señor/a de las pegatinas: pondrá el gomet sobre el objeto concreto en la ficha de trabajo. Se fomentan la comprensión del lenguaje oral, la atención y percepción visual. Posteriormente, la expresión oral.
  • El escribano: escribirá el nombre del objeto en la correspondiente ficha fomentando, así los procesos cognitivos relacionados con la escritura tras la escucha del nombre proporcionado por el/la compañero/a.

El papel del profesor será el de mediador y guía, pasando por los grupos para ayudarles puntualmente a resolver dudas, reasignar roles, seguir motivándoles, solucionar posibles conflictos o incluso ofrecerles ayuda concreta próxima al resultado final.

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