¿A qué retos se enfrentan las editoriales en la educación del siglo XXI? ¿Qué ‘rol’ ejercen en las aulas? ¿Cuál es la situación de los libros de texto y cómo está conviviendo con los innumerables contenidos y recursos digitales? A éstas y otras preguntas respondieron Antonio Cara, asesor de Innovación Editorial de Anaya; Javier Cazaña, director de Estrategia y Desarrollo de Negocio de Macmillan Iberia; José Manuel Cerezo, director de productos digitales de Santillana; y Rosa Luengo, directora de Creación editorial de Edelvives durante el primero de los #EncuentrosEDUCACION3_0 que se celebró el pasado mes de marzo y que estuvo moderado por Francisco Javier Palazón, director de EDUCACIÓN 3.0.
Uno de los temas que más debate suscitó fue el relacionado con el futuro de los libros de texto en papel y su convivencia con los contenidos digitales. Una cuestión en la que los cuatro ponentes expresaron opiniones coincidentes: el libro de texto va a seguir existiendo y los contenidos digitales complementan una parte importante de la formación en los centros educativos.
Futuro del libro de texto
En su opinión, los libros de texto en papel sigue teniendo futuro. Sin obviar que éste debe convivir con los contenidos digitales que ya forman parte de los proyectos educativos de las editoriales. “El libro en sí es una pata más dentro de la enseñanza. Hasta ahora ha tenido su función y puede seguir teniendo un papel similar, aunque es es indudable que la parte digital está aquí, y cada vez es más potente”, destacó José Manuel Cerezo, director de productos digitales de Santillana.
Para Cazaña, de Macmillan, el libro de texto sigue siendo muy importante en algunos aspectos de la educación, como es el caso de la comprensión lectora, pero sin olvidar las funciones que aporta el soporte digital en el aula. “La forma en la que están conviviendo los dos soportes consigue sacar las mejores funcionalidades de cada uno de ellos. Hay estudios que demuestran que tanto en la parte de retención como de comprensión, el papel es mejor soporte. Ahora bien, el soporte digital facilita otras cuestiones, como la gestión del aula o para fomentar la práctica del alumno, como la gamificación”. Cerezo, de Santillana, considera que el libro de texto en papel está cada vez más acompasado con el contenido digital. “Hace cinco años parecía que se iba a caer el papel y que nadie iba a tener nunca más un libro tradicional y ahora vivimos un momento un poco extraño de retroceso digital. Creo que simplemente se está acompasando todo”.
Los contenidos digitales, ¿una revolución?
Entonces, ¿qué papel ejercen los contenidos digitales en el aula? ¿Son tan importantes como parecen? Rosa Luengo, directora de Creación editorial de Edelvives, calificó todo lo digital como una auténtico tsunami. “Creo que las editoriales nos esforzamos para hacer completos proyectos educativos. Todo lo digital ha sido como un tsunami. Nos ha arrollado a las editoriales y a los centros y ha supuesto en muchos casos un elemento de diferenciación”. Con la metáfora del tsunami, Luengo explicó su visión acerca del desarrollo de los contenidos digitales: “Hay que ver en qué situación se desarrollan los contenidos digitales, porque si es un contenido metido en un dispositivo me parece que eso aporta entre poco y nada”.
Antonio Cara, asesor de Innovación Editorial de Anaya, apostó por la convivencia equilibrada entre ambos soportes sin necesidad de canibalizar a ninguno de los dos. Un enfrentamiento que, en su opinión, no tiene lugar en el sector editorial. “Creo que es un debate más de las empresas tecnológicas que, en su momento, irrumpieron en el sector de la educación desde fuera y quieren provocar y agitar un poco una realidad que en el mundo profesional no existe”.