Convencido de que el vídeo era un formato que podía ayudar a sus alumnos con materias como las Matemáticas, la Física o la Química, David Calle se lanzó a la aventura con su propio canal en Youtube en el que fue incluyendo lecciones de cada una de estas asignaturas. Hemos hablado con él para conocer más a fondo un proyecto por el que quedó finalista en los Global Teacher Prize 2017.

¿Qué te llevó a abrir un canal en YouTube?

Poder ayudar muchísimo mejor a los alumnos de mi academia. Esa fue la clave: ayudar a todos los que habían tenido que abandonar mis clases porque sus familias, por culpa de la crisis, se habían quedado sin recursos económicos suficientes.
Además, estaba convencido de que introducir vídeos en la dinámica de clase o usarlos como una nueva forma de poner deberes podría servirme para ser mejor profesor y aportarles más valor. Y me puse a ello con todas mis fuerzas, tratando de aprender todo lo que pude para empezar. Lo que vino después, no podía imaginármelo.

¿Qué tipo de contenidos se pueden encontrar en él?

En el canal de YouTube podrán encontrar todos los vídeos grabados hasta la fecha. En la web, además de ello, un foro de dudas y respuestas donde alumnos y profesores de todo el mundo se ayudan de manera altruista los unos a los otros. Y también teoría, ejercicios resueltos, exámenes de autoevaluación, ebooks a precios solidarios, gamificación…

David Calle

¿Tocas todas las materias?

Actualmente sólo Matemáticas (la más demandada), Física, Química y Tecnología. Pero estamos trabajando ya en biología y economía. Muy pronto contaremos con decenas de vídeos al respecto. Nuestro objetivo es seguir creciendo y ayudar a alumnos y profesores más y mejor.

¿Qué diferencia a David Calle de otros profesores (tanto de centros educativos como on line)?

Con muchos, la diferencia no existe. Simplemente soy un profe más. Intento ser cercano y aportar toda la pasión, energía y empatía posible a mis alumnos, trasmitirles la fascinación que me suponen las ciencias y hacerlas divertidas a veces. También trato de inspirarles ganas e ilusión por aprender, estudiar y ser mejores. Todo, con veinte años de experiencia como profesor de apoyo. Una experiencia que, por supuesto, no resta...

Quería ayudar a aquellos alumnos que habían tenido que abandonar mis clases porque se habían quedado sin recursos económicos suficientes

¿Lo que ofreces, por decirlo así, se acerca más al modelo de educación que demandan los alumnos hoy en día?

El mundo ha cambiado, es indudable. La tecnología y las redes sociales en la última década han variado la forma en la que nos relacionamos, trabajamos y accedemos a nuestras pasiones y a la formación que necesitamos. Nuestros alumnos han crecido viendo vídeos en YouTube y no entienden ni siquiera la amistad si no tiene que ver con Instagram, Twitter, Facebook o WhatsApp. Por no hablar de que es el hilo conductor de su ocio y donde pasan la mayor parte de su tiempo libre.

¿Son tan importantes las nuevas tecnologías para la educación?

Tenemos ordenadores y smartphones con los que acceder a toda la información y poder realizar cálculos complejísimos, realidad aumentada y todo un mundo de posibilidades futuras relacionadas con la inteligencia artificial, big data o el ‘machine learning’.
Por ello, el sistema educativo no puede seguir funcionando del mismo modo que hace 10, 20, 50 años y debe tener en cuenta la imparable revolución en la que estamos inmersos. Y debe cambiar, evolucionar, adaptarse… Pero para ello necesita, más que nunca, de la figura del profesor. Sin su trabajo diario en clase (y el apoyo de la administración, naturalmente) será imposible preparar a nuestros alumnos para que puedan desarrollarse plenamente y así poder aprovechar las oportunidades que les depara el futuro.

¿Qué siente uno cuando le nominan al Global Teacher Prize?

Las primeras reacciones, por orden, fueron incredulidad, alegría y, sin duda, una gran responsabilidad. Me parece imposible hacer un 'ranking' que pueda valorar la capacidad de un profesor, su pasión, su entrega, el valor de lo que aporta a sus alumnos… Pero dicho esto, me ha permitido intentar poner en valor la labor docente en España y hacer todo lo que estaba en mi mano para que los educadores de este país recuperen el respeto perdido y se les empiece a valorar desde todos los ámbitos como los principales impulsores del cambio que necesitamos.

David Calle

¿Y que la revista Forbes te nombre una de las 100 personas más creativas?

Eso ya me sobrepasó hasta el infinito. Sólo soy un tipo que graba vídeos en Youtube con una pizarra y un rotulador e intento que sean divertidos, amenos e inspiradores. Nada más. Por ello, fui el primer sorprendido cuando me llamó mi hermano para decírmelo. Y si el ‘Global Teacher Prize’ sirve para que se conozca la labor que hacemos y nos da la oportunidad de seguir ayudando gratis a más alumnos aún, bienvenido sea.

¿Dónde está el límite de David Calle?

No me gusta ponerme limites, por más que tenga mis limitaciones. Sobre todo porque nuestro objetivo es que todos tengan las mismas oportunidades y poner a su disposición lo que necesiten para alcanzar sus metas. Más vídeos, más asignaturas, más profesores, una web que les permita monitorizar la actividad de sus alumnos y practicar Flipped Classroom de forma rigurosa... y gratis. Ese es nuestro compromiso.

¿Y de la educación?

El sistema educativo no puede seguir funcionando del mismo modo que hace 10 o 20. Debe tener en cuenta la imparable revolución en la que estamos inmersos

Si nos esforzamos, remamos todos en la misma dirección y se toman las medidas adecuadas, la educación tiene menos límites aún. Ya no solo hablo de vídeos. Hay aplicaciones, realidad aumentada y cientos de posibilidades tecnológicas más a nuestro alcance. Y todo un mundo que descubrir y adaptar en nuestros programas formativos que tienen que ver con las características individuales de cada alumno, lo que les define o definirá como personas. Y también robótica, programación, inteligencia artificial…

Un consejo para los docentes…

Humildemente, que escuchen a sus alumnos, que traten de ayudarles a encontrar sus pasiones, sus capacidades, lo que les hace únicos y diferentes. Y, por supuesto, lo mismo que les digo a mis chavales: que no se rindan nunca, por más obstáculos que se encuentren. Tenemos una enorme responsabilidad, pero también es la más hermosa de todas. Y debemos orientar nuestra pasión y energía a un único fin: ser mejores y hacer que nuestros alumnos sean mucho mejores aún. El mundo les necesita.

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