Entre la escuela y la universidad pasamos un promedio de 16 años estudiando. Sin embargo, tan sólo recordamos alrededor del 15% de lo que aprendemos y el 85% restante lo olvidamos, según diferentes estudios realizados al respecto. Con datos así no es de extrañar que cada vez más expertos de la comunidad educativa consideren que los estudiantes no sólo tienen que adquirir conocimientos, sino desarrollar una serie de competencias fundamentales como creatividad, pensamiento crítico, iniciativa, que sepan trabajar en equipo y resolver problemas… En definitiva, es preciso que dejen de memorizar los contenidos y pasen a asimilar la información y, por tanto, aprendan a adaptarse a las circunstancias.

En este contexto, ¿siguen siendo válidos los exámenes como único instrumento para evaluar el progreso del alumnado cuando se trata de pruebas escritas basadas en la memoria mecánica y a corto plazo? No se trata de eliminarlos por completo, sobre todo teniendo en cuenta que la enseñanza superior todavía se basa en gran medida en ellos y es preciso preparar a los estudiantes para hacerlos bien.

Nuevas Técnicas De Evaluación

‘La nota’

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La normativa (LOMCE) establece que las calificaciones deben ir del 1 al 10, pero para muchos esta nota numérica no refleja cómo ha evolucionado el estudiante, no aporta suficiente información ni a sus padres ni a sus profesores, ya que no refleja el esfuerzo o las habilidades que ha desarrollado. Y aunque tanto la LOMCE como la LOMLOE recogen la importancia de evaluar por competencias —sobre todo esta última—, la realidad es que ‘la nota’ sigue prevaleciendo todavía en el sistema educativo.

Ambas leyes tratan de seguir las recomendaciones de la OCDE, que publicó hace unos años el informe ‘Evaluación para el aprendizaje. Evaluación formativa’ (‘Assessment for Learning. Formative Assessment’) en el que animaba a los docentes a potenciar la evaluación como herramienta clave en los procesos de aprendizaje, reduciendo por tanto el peso de la tradicional forma de examinar basada exclusivamente en notas numéricas.

Dos de los principales beneficios de la evaluación es que visibiliza el proceso de aprendizaje al completo y de forma detallada. Y cada una de las técnicas tiene sus ventajas, pero también sus ‘peros’. En el completo reportaje que publicamos en el nº 42 de la revista impresa te contamos sus pros y contras, así como puedas ponerlas en práctica de:

  • Dianas de aprendizaje
  • Diario de aprendizaje
  • Dosier de aprendizaje
  • Escalera de metacognición
  • Exámenes cooperativos
  • Mapas mentales
  • Por observación
  • Rúbricas

De igual modo, los expertos opinan sobre por cuál empezar, cuáles puedes emplear y en qué momento… En todo caso, la clave, para la mayoría, es no confundir evaluar con calificar, “ya que ambos términos se han aproximado demasiado y de forma errónea”, como puntualiza Domingo Chica Pardo, del Colegio San Gabriel (Zaragoza).

Además, podrás conocer las experiencias prácticas de Nuria García, que ha practicado diferentes pruebas de evaluación con alumnado de FP (Centro de FP COTS, Alicante) y de ESO y Bachillerato del IES Azud de Alfeitamí (Almoradí, Alicante) para favorecer la motivación y la inclusión; y de Domingo Chica Pardo, del Colegio San Gabriel (Zuera, Zaragoza) para que los estudiantes sean conscientes de los objetivos que deben cumplir y cómo pueden llegar a conseguirlos.

Portada 42 Revista Educación 3.0

Esto es un pequeño extracto del reportaje ‘Nuevas técnicas de evaluación: evaluar para aprender’ publicado en el nº 42 de la revista impresa. Para recibir la revista puedes suscribirte como centro o como particular desde nuestra tienda online. ¡Aprovecha el 20% de descuento con el cupón ‘EDUCACION42’ hasta el 30 de mayo.

Sobre el autor
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Ana Ayala

Periodista de vocación, formación y profesión