Las cifras muestran que el acoso escolar es uno de los problemas más graves a los que tiene que hacer frente no sólo la comunidad educativa sino toda la sociedad en su conjunto. Prevención y campañas de sensibilización y concienciación, las claves para combatirlo.
“El acoso escolar y el ciberacoso son causantes directos, cada año, de más de 200.000 muertes de niños y jóvenes en todo el mundo ya sea por homicidio o por inducción al suicidio”. Así de contundentes (y devastadores) son los datos de la ONG International Bullying Sin Fronteras (BSF). Esta organización, que no percibe subvenciones públicas ni aportaciones económicas de partidos políticos para mantener su independencia a la hora de elaborar investigaciones o informes es uno de los máximos referentes sobre este problema y cuenta en la actualidad con más de 50.000 colaboradores.
El respeto internacional que posee la ONG BSF es tal que la propia definición de ‘acoso escolar’ ha sido consensuada entre sus expertos y los de la Organización Mundial de la Salud (OMS): “Es toda intimidación o agresión física, psicológica o sexual contra una persona en edad escolar de forma reiterada y de tal manera que causa daño, temor y/o tristeza en la víctima o en un grupo de víctimas”.
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Según el último estudio de la ONG BSF, España ocupa la tercera posición en bullying en el mundo, con cerca de 70.000 casos en el período 2022-2023, lo que supone un incremento del 625% respecto al curso anterior cuando se reportaron cerca de 11.200. Tan sólo están en peor posición que nuestro país México (con 270.000) y Estados Unidos (250.000). Por detrás, se sitúan Brasil (66.500), Argentina (50.250) e India (49.600). Entre los motivos que esgrimen los expertos consultados sobre el considerable crecimiento de los casos de acoso se encuentran la pérdida (o el cambio) de valores de la sociedad, una mayor visibilidad de este problema, el incremento del uso de redes sociales o las repercusiones de la pandemia de Covid-19.
Asimismo, hay un consenso unánime entre expertos y diferentes organizaciones internacionales en que existen seis tipos de acoso:
Relacionado con los distintos tipos de acoso existentes, es preciso poner nombre a los participantes en estos actos. Para ello, los expertos han acuñado el término ‘el triángulo del bullying’, en referencia a los tres protagonistas y las correspondientes consecuencias que tiene en cada uno de ellos: víctima, acosador y espectadores. Para el primero, los efectos son, evidentemente, los más duros: desde falta de autoestima, ansiedad, dificultad para relacionarse socialmente o bajo rendimiento académico hasta llegar, en los casos más graves, a la depresión e, incluso, a ideas suicidas o suicidarse.
Los acosadores, que se caracterizan por ejercer una conducta delictiva y violenta, pueden sufrir depresión, ansiedad o baja tolerancia a la frustración; comportamientos que pueden darse a corto, medio o largo plazo. Finalmente, los espectadores, los que observan cómo se acosa a otros, también sufren consecuencias menores pero que pueden influir en el futuro en su personalidad: son individualistas, se acostumbran a la violencia y pueden legitimar/ver normal los abusos.
Al igual que existe un consenso unánime en los tipos de acoso que pueden darse también lo hay en la formas de combatirlo. Todos los estudios y expertos coinciden en cómo hacerlo: a través de la prevención y la sensibilización. Y para ello, toda la sociedad y, por supuesto, los miembros de la comunidad educativa (docentes y personal del colegio, alumnado y familias) pueden —y deben— formar parte en este proceso. Una de las medidas ‘más sencillas’ es informar al alumnado sobre qué es el acoso y cómo pueden identificarlo, trabajando el tema en clase y haciendo que sean conscientes de la gravedad de la situación y cómo pueden intervenir o actuar.
Para que este tipo de actividades se lleven a cabo de forma periódica y sistemática, conviene que estén recogidas en el Plan de Convivencia del Centro que, a su vez, debe incluirse en el Proyecto Educativo del Centro (PEC). Por ley, todos los colegios e institutos están obligados a desarrollarlo y su objetivo es asegurar y garantizar la participación y compromiso de toda la comunidad escolar.
Además de este Plan de Convivencia, una figura clave en los centros para combatir el acoso es la del coordinador de Bienestar y Protección. Creada en abril de 2022, entre sus funciones se encuentran las de promover medidas que aseguren el bienestar de los estudiantes y la cultura del buen trato, promocionar planes de formación, prevenir y saber manejar conflictos, apoyar a la diversidad, etc.
Esto es un extracto del reportaje de En Portada publicado en el número 53 de la revista impresa. Si quieres leerlo al completo y conocer cómo combatir y prevenir el acoso escolar, la opinión de diversos expertos o las experiencias de centros que cuidan su clima escolar, puedes suscribirte en nuestra tienda online. ¡Hazlo con el código EDUCACION53 y obtendrás un 20% de descuento hasta el 12 de marzo en nuestra tienda online!
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Ana Ayala
Periodista de vocación, formación y profesión
