Competencias socioemocionales como la curiosidad, la creatividad, la persistencia, la resiliencia o la cooperación son la base del bienestar y los logros académicos de los estudiantes. Asimismo, estas habilidades influyen en cuánto aprende un estudiante en el centro educativo, y tienen efectos a largo plazo sobre la salud mental y las perspectivas del mercado laboral.

Esta es una de las conclusiones más relevantes del informe ‘Más allá del aprendizaje académico. Primeros resultados de Evaluación de competencias socioemocionales’, elaborado por la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos). La presentación tuvo lugar el pasado 15 de diciembre, en un evento presencial y online simultáneo para España y América Latina, organizado por la OCDE en colaboración con IE University, el Organismo Internacional de Juventud para Iberoamérica (OIJ) y la Fundación Edelvives, que traduce al español y difunde el informe. 

'Más Allá Del Aprendizaje Académico. Primeros Resultados De Evaluación De Competencias Socioemocionales’

La educación después de la pandemia

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El texto recoge los primeros resultados del estudio, en el que han participado alumnos, docentes, directores de escuela y familias de diez ciudades: Bogotá y Manizales (Colombia), Daegu (Corea), Helsinki, Houston (Estados Unidos), Estambul, Moscú, Ottawa (Canadá), Sintra (Portugal) y Suzhou (China).

“En un mundo que está cambiando, evolucionando y polarizándose tan rápido como el nuestro, las escuelas deben dotar a nuestros niños de una caja de herramientas totalmente repleta, no solo de habilidades cognitivas, sino también sociales y emocionales”, destaca Andreas Scheicher, director de Educación y Competencias de la OCDE. “Si la crisis de la COVID-19 nos ha enseñado algo es que, solo si estas habilidades se desarrollan juntas, podemos prepararnos para un mundo incierto y exigente, y ayudarnos a lograr vidas prósperas y saludables”, continúa Scheicher.

Andreas Scheicher

Principales conclusiones

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El SSES revela que las competencias socioemocionales de los jóvenes disminuyen al entrar en la adolescencia; es decir, los estudiantes de 15 años declaran tener menos optimismo, confianza, energía y sociabilidad que los niños de 10. De media, los chicos consideran que tienen mayores niveles de regulación emocional, sociabilidad y energía que las chicas; y ellas más responsabilidad, empatía y cooperación.

Además, los estudiantes de entornos socioeconómicos favorecidos tienen competencias socioemocionales más altas que los niños de entornos desfavorecidos y declaran un mayor nivel de satisfacción con la vida y un mayor bienestar psicológico.

La situación particular de América Latina

La presentación del informe tuvo lugar durante el evento ‘Competencias en Iberoamérica: habilidades socioemocionales’, donde participaron representantes de destacadas organizaciones que trabajan en América Latina y el Caribe, que mostraron las conclusiones del SSES en la región.

Para Mercedes Mateo Díaz, responsable de Educación del BID (Banco Interamericano de Desarrollo), “América Latina y el Caribe se encuentran en un momento crítico. ¿Cómo los jóvenes pueden enfrentarse a la vida sin las competencias fundamentales de este siglo XXI?”. Desde el BID se toman este momento como una oportunidad para transformar los sistemas educativos a través de la digitalización: “Bien utilizada, puede ayudarnos a ampliar las habilidades y a mejorar la calidad de los aprendizajes tradicionales”.

El Iza Mohamedou, directora del Centro de Competencias de la OCDE, señala el daño que la pandemia ha causado en la región, sobre todo en los mercados laborales. Esto, sumado a las fuertes presiones migratorias que se observan desde el año 2015, sitúa a los agentes educativos en “un momento clave para elevar estas discusiones sobre competencias y sus vínculos con el mercado de trabajo”.

Educación Pandemia

El secretario general del OIJ (Organismo Internacional de Juventud para Iberoamérica), Max Trejo, coincide en que “la digitalización es clave para mejorar el empleo juvenil y la deserción de la escuela. El virus de la COVID-19 ha propagado y acelerado la digitalización y nos da una oportunidad para colocar a los jóvenes en el lado de la solución y no de los problemas. Vamos a fortalecer estas competencias cognitivas y digitales desde una perspectiva de humanismo tecnológico, para garantizar la empleabilidad y el bienestar”.

María Jimena Durán, representante de CAF (Banco de Desarrollo de América Latina) para Europa, completa el análisis con algunos prejuicios que influyen en el imaginario colectivo de los latinoamericanos, resultando un “panorama desolador” frente al cual propuso fortalecer la colaboración entre el Gobierno, las universidades y las empresas.

Por último, Antón Leis-García, director de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), admitió que, durante la pandemia, la solidaridad internacional se ha volcado con la dimensión sanitaria, “pero ha habido, hay y habrá una crisis educativa muy importante. Muchos niños han sido expulsados del sistema educativo y me preocupa que no vuelvan todos, especialmente las niñas”. Como solución, insistió en la importancia de la digitalización.

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