Las agresiones sexuales a niñas y adolescentes se han incrementado de manera exponencial en los últimos años. Así se desprende del Estudio ‘Agresión Sexual en Niñas y Adolescentes según su testimonio. Evolución en España (2019-2023)’, realizado por la Fundación de Ayuda a Niños/as y Adolescentes en Riesgo (ANAR). Para su elaboración, se han documentado 4.522 casos de agresiones sexuales atendidos a través del teléfono y el chat de la fundación, lo que supone un incremento del 55,1% con respecto a los registrados en la edición anterior del estudio (entre 2008 y 2019). 

Víctimas Las Agresiones Sexuales A Niñas Y Adolescentes Se Han Incrementado De Manera Exponencial En Los Últimos Años

Perfil de las víctimas y modos de agresión habituales

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Una de las principales conclusiones del informe es que el perfil de las víctimas es marcadamente femenino: un 78,7% de las denuncias proceden de niñas y mujeres, y por cada 100 varones menores de edad agredidos se registran 401,5 agresiones en mujeres menores de 18 años. Por su parte, la edad media de las niñas víctimas de una agresión se sitúa en 12,5 años, mientras que en los chicos se encuentra entre los 0 y 9 años. 

El estudio revela, a su vez, que las agresiones tienen lugar de modo presencial en su mayoría (91,5%). Aun así, algunas prácticas relacionadas con la tecnología como el ‘grooming’ (acoso sexual a menores a través de redes sociales o chats) o el ‘sexting’ no consentido (difusión de fotografías o vídeos de carácter sexual a través de dispositivos móviles) están presentes hasta en un 43,9% de los casos. Otro aspecto de importancia es la relación entre consumo de drogas y violencia sexual: el 13,4% de las víctimas estaba bajo el efecto de sustancias estupefacientes y una de cada cien bajo sumisión química.

El perfil del agresor

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En cuanto al perfil del agresor, el estudio concluye que en un 94,3% de los casos se trataba de hombres mayores de edad. Y casi en 8 de cada 10 registros se habla de personas conocidas por la víctima, incluso miembros de su familia (50,3%) como el padre biológico o la pareja de la madre. A través de los datos recogidos también se pone de manifiesto que las agresiones sexuales grupales (o en manada) siguen en aumento, pasando del 2,1% en 2008 a representar el 10,9% en 2023.

Señales de alarma y denuncia

Aparte de analizar los perfiles y los modos más habituales en este tipo de violencia, el informe da a conocer algunos indicadores que pueden servir para alertar al entorno de la víctima acerca de una agresión. Y es que los afectados muestran cambios bruscos de conducta (23,5%), problemas psicológicos como la ansiedad, el miedo la vergüenza o la culpa (20,8%), o conductas suicidas, ya sea ideación o intento (9,1%). 

A lo anterior se suma que hasta un 70,3% de las víctimas no recibe tratamiento psicológico y 3 de cada 10 no denuncian ni tienen intención de hacerlo. Además, en 2 de cada 10 casos los profesionales no reaccionaron de forma correcta. “Nos preocupa que 6 de cada 10 progenitores no saben cómo actuar o no actúan correctamente ante las agresiones sexuales por negligencia o falta de reacción (41,5%), miedo a la revictimización (21,8%), negación (17,9%) y lo que es peor, culpabilización (9,8%) o justificación al agresor (9%).

Debemos ser sensibles ante el sufrimiento que este acontecimiento entraña para la víctima y actuar inmediatamente tratando de reducir el impacto que puede tener en su vida”, afirma Diana Díaz, directora de las Líneas de Ayuda ANAR. 

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